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«Estoy celebrando treinta años de estar haciendo música profesionalmente y nunca he ido por un camino comercial». Con estas palabras Lucía abre las puertas de su apartamento en Nueva York para contar cómo ha logrado hacer lo que le interesa, sin pensar en fórmulas, con mucha independencia  afirma: «Lo último que pretendo es hacer dinero, es complicado, pero no juego con complacer a la gente, ahora para tener éxito la receta es tocar duro,  rápido y más rápido, decir alegría, sino, no hay nada.  Yo voy en la dirección contraria».

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El aniversario de la artista, quien desde muy joven vivió en Casanare, coincidió con el lanzamiento de su último CD, titulado «Por esos Caminos»  que incluye canciones como a pilar arroz,  ayer pasé por tu casa,  calavero, el manduco;  flor de mayo;  ver llover, entre otros.

Este nuevo repertorio se suma a una amplia trayectoria musical que muchos aún recuerdan, pues en los ochenta en Bogotá conformó el dúo Iván & Lucía, muy conocido por su éxito Alba, el cual nació de un poema del escritor samario José Luis Diazgranados.

Lucia ha realizado numerosas presentaciones en el Greenwich House of Music School, Museo de Historia Natural, Knitting Factory, Joe’s Pub, Universidad de Cornell, Lincoln Center Out Doors, entre otros y ha participado en varios festivales en Europa, Canadá, Estados Unidos y Latinoamérica.

Músicos de jazz como Edward Simon, Dave Binney, Brian Blade y Fernando Tarrés la han invitado a unir su talento al de ellos, al igual que Christian Fenessez y y Burkhard Stangi dos consagrados artistas de música experimental y electrónica en Viena. Actualmente prepara un disco doble con el concierto que hizo  en el David Rubenstein Atrium de Lincoln Center en enero de este año y planea venir con su banda a Colombia en el 2013. 

¿Cuál ha sido su mayor reto como artista en Estados Unidos?
Nueva York es una ciudad fuerte, un sitio que le baja el ego a todo el mundo. Lo peor que puede hacer alguien cuando viene aquí es pensar que va a triunfar, porque ahí se murió, este sitio no es para eso, es para aprender, para hacer contactos, para crear un networking. Lo que hace que yo exista es el trabajo, que a la gente le guste lo colombiano, pues acá solo conocían de música cubana, brasilera. El reto ha consistido en establecer una interacción, en conocer nuevos músicos y que éstos me inviten a crear con ellos, yo me boto al agua, pero les advierto que no leo partituras. Ganar un espacio en Nueva York, una ciudad en donde hay mucha oferta, ha sido un gran logro para mí.

¿Cómo ha sido su encuentro con la diáspora colombiana desde el escenario?
Siento que mi trabajo genera mucha curiosidad no solo en Nueva York sino en otras ciudades del mundo, igual me sorprende porque nunca digo ¡Sabor! (risas) Como soy de Colombia, llega con frecuencia público colombiano y la gente se queja porque no los hiciste bailar, o también dicen, oiga no sabía que la música colombiana se podía interpretar de esa manera.

¿Qué representa Nueva York dentro de su evolución artística?
Es un proceso de buscar y buscar. El encuentro se ha ido dando, he ido aprendiendo a cantar de cierta manera, es como una conversación, donde me retroalimento de todo y obviamente los músicos son fundamentales, pero cada vez tengo más claro qué no quiero hacer y la sonoridad que me interesa desarrollar. Estuve trabajando por ejemplo, con el baterista, percusionista japonés Satoshi Takeishi, con él hicimos un  disco llamado «Cantos Religiosos y Paganos de Colombia».

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¿Existe alguien especial que haya influenciado su carrera?
Mi encuentro con Manuel Zapata Olivella, (q.d.p) fue fundamental. Nos conocimos en la Universidad de Pensilvania y luego nos vimos en Bogotá, nos volvimos amigos y le consultaba sobre mi trabajo. Un día Zapata me dijo quítate el respeto, hay demasiado respeto, la única manera para que la música se transforme es arriesgando algo. Luego un par de veces me dijo escucha esto, eso es un ejemplo de lo que no debes hacer, también me ayudó a seleccionar canciones, por eso mi anterior CD, Luna Menguante está dedicado a él.

¿Algún artista en especial que admire?
La influencia más grande que he tenido en mi vida ha sido Violeta Parra, la autora de Gracias a La Vida. Ella siempre fue una gran cantante para mí, por esa pasión que tuvo, la intensidad de las canciones que compuso, su compromiso con la vida, a pesar que se haya suicidado. Descubrí a Violeta Parra cuando tenía once años y me dije eso es lo que yo quiero hacer en la vida.

¿Cómo decide quedarse con la música tradicional?
Empecé a trabajar mi voz profesionalmente hablando, cuando llegué a Nueva York y se ha ido fortaleciendo mucho. En Colombia aprendí a vivir la música, fue una época de mucha rumba, de gozársela hasta la médula, acá es un proceso más racional e intencional. Llegué pensando en hacer jazz, pero el objetivo era aprender a fortalecer la voz. Tuve la suerte de encontrar una profesora que me ha enseñado mucho, era aprender alzar la voz sin importar si era ópera o rock, porque lo que interesa es explorar tu voz. Lo más cercano para mí era la música tradicional y es un reto, porque es muy delicado, tienes una responsabilidad inmensa.

Yo no canto por cantar
 
Lucia estudió pedagogía musical en Bogotá y con el tiempo ha podido explotar ese aspecto de su carrera, a través de talleres. A su increíble voz se suma su talento para interpretar instrumentos como la guitarra, el cuatro e incluso el arpa.

¿Cómo ha promocionado su último CD?
Este año estuve en Vietnam y en México. En mayo en en Europa, tuve un concierto cerca a Barcelona, fui a Viena para actuar de nuevo con el grupo de jóvenes con quien realizamos el proyecto sobre el Canto General de Pablo Neruda. Me hicieron una  invitación a Lisboa para participar en un Festival de Fados y Boleros. Además fui  a Praga a con mi amiga Martha Topferova, con quien he trabajado algunos proyectos, de regreso pasé a Austria a otro Festival. Pienso ir a Panamá el 15 de noviembre, luego a Venezuela y Colombia, donde el CD ya está a la venta, pero no lo he presentado oficialmente.

 

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¿Ha tenido algún tropezón en su agenda debido a la crisis europea?
Moverse con la banda está muy complicado, a menos que se nos inviten a todos. A veces hay recortes en los presupuestos de los Festivales y se pierden las giras como nos sucedió hace dos años, pues se pierden algunos apoyos económicos.

¿Cómo se siente que la ha recibido el público en Colombia?
En el 2010 me invitaron al Festival Jazz al Parque en Bogotá fue una sorpresa muy bonita, pues la gente que recuerda algo de mí lo hace por Iván y Lucia, las nuevas generaciones no sabían quién era Lucia Pulido. Fue muy interesante todo el público de ese festival  era nuevo  y  nunca me habían escuchado.

Por último, ¿Piensa cantar siempre en español?
Acá se piensa mucho en el crossover para triunfar yo lo entiendo pero prefiero el español, tiene que ver mucho con el respeto por el idioma, siento que mi inglés tiene mucho acento. No me imagino una Cumbia en inglés, a no ser que se hiciera de otra manera.  La verdad, yo no canto por cantar, para mi es más esta pasión por hacer lo que debo hacer y finalmente le llega a la gente q le va a llegar.

 

Fotos:

Fotos: Kit prensa- Lucia Pulido.

 

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