Un buen papá no tiene que ser millonario para convertirse en el mejor de todos, tampoco debe invertir la mayor parte de su tiempo al lado de sus hijos para lograrlo, porque lo único que ellos necesitan es tiempo de calidad.
Hoy en día las responsabilidades de un padre o una madre son tantas que el tiempo libre parece ser menos (sin contar las jornadas laborales de cada uno) y por más que queramos pasarla bien con nuestros hijos, ellos también tienen tareas o deberes pendientes, entonces ¿qué deberíamos hacer? El primer paso es organizarnos para dedicarle tiempo de calidad a los niños, tiempo en el que ellos podrán disfrutar nuestra compañía, cariño y hasta cosquillas, además nosotros como adultos siempre tenemos algo nuevo por aprender de ellos y ellos de nosotros, es algo donde la experiencia de dos mundos se junta y funciona para el desarrollo de ambos.
Cuando ya tienes un espacio o un tiempo establecido para ellos, aprendes a disfrutar todas las ventajas y beneficios que nos aporta el tiempo de calidad, por ejemplo, esto mejora los vínculos afectivos, su autoestima, se incrementa el interés por el aprendizaje de TODO, nos ayuda a liberar cargas y estrés, también favorece muchísimo la comunicación entre nosotros y ellos, es decir, el tiempo de calidad puede contribuir al buen humor de todos y la felicidad permanente en un entorno familiar, esto es una buena noticia ¿o no?
Estos son los pasos que debes tener en cuenta para transformar todas las actividades cotidianas en algo divertido, en tiempo de calidad:
- Juega con ellos, bromea, ríe, etc. Que cada minuto que pases con ellos sea un momento para compartir y vivir la felicidad.
- Dedica al menos media hora al día a tus hijos para hablar con ellos o escucharlos.
- Diviértete con ellos, entra en su mundo y haz de cada momento instantes inolvidables para sus vidas. Recuerda, la risa y el buen humor son esas herramientas que necesitas para mejorar los vínculos afectivos.
- Enséñales, aprovecha el tiempo que estés con ellos para explicarles y contarles algo.
Otra de las claves para compartir tiempo de calidad con nuestros hijos es aprovechar los juguetes que les hemos comprado o incluso los «juguetes» tecnológicos con los que nosotros trabajamos, por ejemplo, si tienes un iPhone 7 o un iPad y a tus hijos les gusta colorear, sácale provecho a esta App: QuiverVision (una de mis favoritas), cuando ellos terminen de pintar el dibujo que imprimieron, mejorarán la motricidad de sus dedos y manos además de aprender a colorear mejor, podrán disfrutar y vivir la experiencia de jugar con la realidad aumentada, incluso, esto será nuevo para ti.
Sabemos que el tiempo pasa muy rápido y cambia todo, incluso, hasta los juguetes, aún recuerdo todas esas cosas con las que salía a jugar en la calle, las canicas que guardaba en mis bolsillos de todos los tamaños, un par de trompos, yo-yos de héroes, álbumes y cientos fichas repetidas, incluso los tazos que salían en los paquetes de papas, tiempos aquellos.
Pero hoy en día con cédula y miles de responsabilidades seguimos en la búsqueda de nuevos juguetes, juguetes que de alguna u otra manera nos hacen la vida un poco más sencilla en nuestro trabajo o con nuestros hijos, y son herramientas que nos gustan mucho y que pueden ser ese premio que nos merecemos por ser buenos papás. Y como el día del padre es mañana, vale la pena participar en actividades como esta: www.lasubastadepapa.com, yo lo haré porque me merezco esos premios y la mecánica es muy sencilla.
Definitivamente nuestros hijos son muy afortunados por contar con tantas herramientas tecnológicas que fomentan y aceleran sus procesos de aprendizaje; aunque debo resaltar que siempre debe ser bajo la supervisión de un adulto responsable, y recordemos no caer en el error de compartirles los dispositivos inteligentes por mucho tiempo, ya que la idea con estos «juguetes» de papás es compartir con ellos un momento agradable, divertirse y sobre todo, aprender juntos.
A todos los papás que me leen, les deseo un feliz día del padre, espero que puedan compartir mucho tiempo de calidad con sus hijos sean pequeños o grandes, ya que ellos siempre serán la mejor riqueza que la vida nos otorgó.
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