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El pasado lunes tuve la oportunidad de asistir a la recepción que la embajada británica le dio a los becarios Chevening que participaron en el programa durante el año pasado y el presente año. Este tipo de eventos son particularmente efectivos para la creación de redes de contacto y apoyo a los estudiantes recién desempacados de su viaje al extranjero y que se convirtió en el telón de fondo ideal para plantear una serie de preguntas alrededor de estos programas de becas que con el paso del tiempo han alcanzado mas y mas difusión.

Un factor común a programas como este y el crédito beca que ofrece una entidad como Colfuturo es la exhortación que se le hace a los beneficiarios para regresar a sus países de origen (En este caso Colombia). Colfuturo lo hace de una forma sutil a través de beneficios y condonaciones en la deuda a quienes deciden (O decidimos, como fue mi caso) regresar a Colombia una vez el periodo de estudios concluyó. En el caso de Chevening, hay un compromiso explícito y claro por parte de los becarios de regresar a Colombia en un periodo prudencial de tiempo una vez han concluido sus estudios. En ese sentido, llama la atención que en el caso de un programa como Chevening, la cohorte anual de becas tiene cierto enfoque temático que está pensado de alguna manera en las necesidades sociopolíticas del país beneficiario, como fue en el caso del año pasado, el enfoque en seguridad y posconflicto.  Sin ir mas lejos, algunos de los beneficiarios han encontrado un lugar en proyectos como la secretaría de seguridad que ha propuesto Enrique Peñalosa para el gobierno de Bogotá, lo que sugiere una aplicabilidad real de lo estudiado en estos programas y una alta relevancia para el contexto nacional.

Sin embargo, quedan preguntas en el aire. Resulta claro que hay un margen de utilidad para ambos países (Anfitrión y beneficiario) en estos programas que va desde lo financiero y que pasa por la transferencia de conocimiento, la creación de relaciones de trabajo y otros beneficios colaterales. Sin embargo, también es cierto que en tiempos de premuras económicas, programas como estos son los que tienden a sufrir recortes en primer lugar frente a la percepción que sus márgenes de utilidad no son tan grandes como los de otras áreas. Así mismo, las agendas políticas también pueden tener un efecto negativo sobre estos programas y sobre la migración de estudiantes en general como lo demuestran las restricciones puestas por el gobierno conservador de Cameron en términos de los costos adicionales a la afiliación al NHS, sin mencionar el actual clima político que dificulta el sostenimiento de estas iniciativas, pero es sin embargo en esa dificultad que debe reafirmarse el compromiso de gobiernos y actores privados para garantizar la continuidad de programas como las becas Chevening y lograr unos beneficios mutuos de naturaleza significativa.

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