Por: Daniela Niño

“Plasmar un tatuaje en nuestra piel es una decisión que no puede tomarse a la ligera y tampoco puede forjarlo cualquiera”, Marckos Ruiz

Marckos Ruiz, conocido como ‘El tatuador de los famosos’, es un bogotano que ha dedicado su vida al arte, a ese arte que se queda en la piel, que sobrepasa el tiempo y los límites: los tatuajes. Gracias a su talento y trayectoria, varios famosos nacionales e internacionales han depositado su confianza en él.  Pero ¿cómo comenzó todo?

“Yo aprendí a dibujar antes de caminar”, afirmó Marckos muy emocionado, recordando que su padre fue quien lo impulsó en el mundo del arte. Comenzando la edad del pavo, despertando curiosidades, decidió hacerse su primer tatuaje, fue un escorpión. “A los 12 años me mandé a hacer mi primer tatuaje. Pero, siéndote sincero, no me gustó, era muy feo, pero yo quería estar tatuado, era el ‘boom’ del barrio”.

Ese primer tatuaje lo impulsó a dar el primer paso a convertirse en tatuador. “Yo dije ‘me lo puedo arreglar’ y lo hice, en ese entonces fue con agujitas y tinta china”. Solamente fue el inicio, lo que se vino fue mejor. Se dedicó a tatuar desde los 13 años. Mejorando la técnica, estudiando y perfeccionando cada vez más su talento logró llamar la atención de quienes lo rodeaban. A los 16 años obtuvo su primera máquina profesional y a los 24 montó su primer estudio, ubicado en Casa Blanca, Ciudad de Kennedy.

Un día normal, en Bogotá, entró el primer famoso a su estudio. “A un año de tener mi estudio entró Joe Arroyo Jr (hijo del Joe Arroyo) junto con su prima, me pidieron una cita, lo tatué y desde ahí nos hicimos grandes amigos”. Marckos confesó que sintió muchos nervios y responsabilidad al tatuarlo, pero luego cogió confianza y todo se dio natural. “A él lo he tatuado en varias oportunidades, recuerdo que el último tatuaje que le hice fue la cara del Joe Arroyo, su padre”.

Su trabajo empezó a tomar un gran reconocimiento en el mundo de las celebridades. A su lista se suman deportistas como Gerardo Bedoya, Cristian Borja, Carlos Valdés y Manuel Seijas. Así mismo, cantantes, actores y periodistas de la talla de Don Fulano Loquillo, Ilona, Boyacoman, Iván Marín, Carolina Sabino, Joe Arroyo Jr, Kristina Lilley, Marbelle, entre otros.

Dentro de este gran recorrido, Marckos recordó una anécdota donde a pesar de la adversidad logró quedar bien parado:

“Esta sí la tengo bien presente. Este fue el primer futbolista famoso que llegó a mis manos, y no pasó por términos medios, sino que de una fue el ídolo de Santa Fe, Omar Pérez. De la emoción y los nervios dejé medio equipo en el estudio y estamos hablando en distancias Kennedy -Chía. En ese momento entré en pánico, yo estaba con mi esposa, ella me nota los nervios y me dice: ‘amor qué pasa, tranquilo, tu sabes dibujar’, a mí se me había olvidado de que sé dibujar. En ese momento actué y le dije: ‘se lo voy a hacer más personalizado, se lo voy a dibujar en su piel’. A la final todo resultó bien, el cliente quedo satisfecho. Fue tanto así que luego yo me deje tatuar de él, tengo su firma en mi brazo”.

A 22 años de trabajo, de esfuerzos, de técnicas de color y profesionalismo, Marckos da tres puntos clave para tatuarse y no fallar en el intento:

Finalizando nuestro encuentro, Marckos confesó que le gustaría tatuar a Messi y a Silvestre Stallon, el tatuaje que le falta es el retrato de sus hijos y que ama las motos.

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Lee la entrevista con Moral Distraída aquí.

@ninodaniela