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En el marco de la conmemoración del “Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer”, habrá, como es costumbre, cientos de comentarios en las redes sociales estigmatizando a esas “feminazis que ven acoso en todas partes”. Si usted es de los que cree que el maltrato contra la mujer es un chiste y apela al prejuicio y la ignorancia para defender su posición, quizás le convenga leer estas cinco aclaraciones que pueden hacerlo reflexionar al respecto, o al menos, lo obliguen a cambiar sus argumentos por otros más serios.

  1. La palabra “feminismo” no es el antónimo de “machismo”

Feminismo es una teoría de las Ciencias Sociales, machismo es la discriminación sistemática contra las mujeres. El feminismo propende por derribar los pilares machistas sobre los que están cimentadas las sociedades del mundo, principalmente a partir de la visibilización y la reflexión de conductas discriminatorias que se han normalizado. Es un error común de mucha gente en las redes sociales equiparar el machismo con el feminismo como si pertenecieran a la misma categoría de análisis.

  1. No es sorprendente ni contradictorio que haya mujeres machistas

Ser mujer no te hace feminista así como ser hombre no te hace machista. Existen mujeres machistas y existen también hombres feministas, justamente lo que busca el feminismo es que haya menos de las primeras y más de los segundos. El machismo es un asunto estructural que nos ha sido heredado por la religión y la familia y que los medios de comunicación reafirman todo el tiempo, por lo cual es normal encontrarse con mujeres que quieran sacar provecho de esta situación, la mayoría de las veces, de manera inconsciente. Los comportamientos típicos de mujeres machistas pueden incluir cuestionamientos a otras mujeres por cómo se visten o cómo se desenvuelven en su vida sexual, la creencia de que hay una única manera de ser mujer o el aprovechamiento de su apariencia física para obtener diferentes beneficios.  

  1. El machismo también afecta a los hombres

Se dice con frecuencia por parte de opositores al feminismo que hay ciertos procesos sociales que sólo afectan a los hombres y que las mujeres deberían estar agradecidas por eso: por ejemplo, las mujeres no deben prestar el servicio militar ni suelen desempeñar oficios en los que tengan que usar su fuerza bruta, de igual manera las víctimas por riñas callejeras o accidentes de tránsito suelen ser hombres, no mujeres. Esto es completamente cierto pero está lejos de ser un argumento en contra del feminismo, al contrario, estas estadísticas reafirman que vivimos en una sociedad que restringe simbólica y a veces institucionalmente el acceso de la mujer a ciertos espacios y que hay roles determinados para unos y otras: a saber, el hombre es el proveedor, el fuerte y el que protege; la mujer es débil, su espacio debe limitarse al hogar, está supeditada económicamente al hombre, etcétera. El feminismo busca atenuar estas diferencias en beneficio de todos.

  1. El machismo suele ser inconsciente, sistemático e invisible.

Es natural que los hombres machistas no se identifiquen como tales porque piensan que con tratar bien a sus parejas o ceder el puesto en el bus a una mujer embarazada, si es que acaso lo hacen, ya están cumpliendo con su cuota diaria de respeto; pero lo que no alcanzan a comprender es que machista no es solamente quien viola o abusa de una mujer sino quien comete diferentes actos minúsculos que consolidan una superioridad masculina y que, difícilmente somos capaces de identificar. Es un tema delicado que tiene muchas zonas grises, pero generalmente nuestros actos machistas suelen ser inconscientes y se enmarcan en dos categorías: cosificación y victimización.

La cosificación tiene que ver con asumir que las mujeres son objetos bonitos que nos pertenecen o con las cuales se puede comerciar, en esta categoría podríamos clasificar actos como los piropos callejeros, el acoso, el abuso, las miradas lascivas, los chistes de doble sentido, los gestos obscenos, los ataques de celos, la publicidad que te vende desde una hamburguesa hasta a un carro mostrando el cuerpo de una mujer, etcétera.

Por otro lado, la victimización se relaciona con ciertos comportamientos masculinos que limitan las capacidades de la mujer, como asumir que son malas conductoras, que son emocionales, que le tienen miedo a todo, que no pueden tomar la iniciativa en una relación amorosa, que no pueden pagar la cuenta, que deben ser mamás a cierta edad, que el despecho les da más duro, etcétera.

  1. Existen diferentes tipos de feminismos

El feminismo, básicamente, busca que a la mujer se le reconozcan ciertos derechos y capacidades que tradicionalmente le han sido negados. Esta premisa abarca una multiplicidad de feminismos, algunos más radicales que otros: hay feministas académicas, hay feministas sociales, hay feministas letradas y también hay feministas empíricas; también hay mucho esnobismo dentro del feminismo que particularmente no me gusta ni un poquito: muchas feministas, por ejemplo, piensan que el movimiento debe basarse en la protesta social y en la visibilización casi histriónica de sus derechos, otras se apoyan en el feminismo para formular teorías rebuscadas o para darle fuerza a un argumento débil en sus diatribas.

Es normal que dentro del feminismo haya posturas incómodas que con la excusa de la visibilización causen repudio en vez de solidaridad pero independientemente de la causa o de la manera de manifestarse, el feminismo es necesario. Podemos estar en contra de ciertas formas de protesta o de alguna clase de polarización al interior del feminismo, pero lo que no podemos concebir como sociedad es trivializar que debido a la violencia machista miles de mujeres mueren al año y, además, acusar de radicales a aquellas que se atreven a denunciarlo.

 

Twitter: @andresburgosb

 

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