En el panorama tragicómico del sistema judicial colombiano que incluye, entre otras cosas, funcionarios todopoderosos, magistrados que legislan en beneficio propio y oficinas atiborradas de folios apolillados, no sorprende mucho que los punkeros que agredieron a un universitario en Chapinero hoy estén en libertad. De hecho, estamos tan acostumbrados a la desidia judicial que nos huele mal que en Estados Unidos hayan condenado a una colombiana en un juicio que tomó solamente dos semanas. Nuestros medios de comunicación han cubierto la noticia de la oncóloga que envenenó a su amante con el paternalismo nacionalista que nos caracteriza: son muchos los reportajes de la prensa escrita que alaban la vida académica de Ana María González y su conducta irreprochable durante décadas de trabajo honesto. Esta excelente hija y profesional, sin embargo, fue condenada a diez años de cárcel por intentar asesinar a su amante, pero aquí, en lugar de aprender los protocolos de un sistema judicial eficiente, encendimos nuestras alarmas que insinúan xenofobia e injusticia. Por ejemplo, esto dice el portal Las dos orillas sobre el juicio de Ana María:
Se le imputaron los cargos seis meses después de la demanda y el pasado 15 de septiembre, 17 meses después del presunto envenenamiento, empezó el juicio. La fiscalía se refirió a la oncóloga como una mujer manipuladora y diabólica a quien comparaban todo el tiempo con el personaje de Glenn Close en Atracción fatal y a quien veían su nacionalidad como una prueba irrefutable de su culpabilidad. Una imagen que no corresponde a la revelada por los testimonios de quienes la han conocido. Desestimaron las versiones de la acusada. Tampoco tuvieron en cuenta los testimonios de los pacientes de la doctora que daban cuenta, algunos con lágrimas en los ojos, de la excelsa y comprobada calidad humana de Ana María y una vida de trabajo por los demás con su invaluable aporte al combate de millones de mujeres contra el cáncer de seno.
http://www.las2orillas.co/la-pasion-que-destruyo-la-carrera-de-la-oncologa-colombiana-ana-maria-gonzalez/
Al leer el artículo completo queda en el aire que se ha cometido una terrible injusticia con esta mujer, como si ser colombiana o haber sido una excelente profesional hicieran del veneno una sustancia menos mortal o como si el sistema judicial gringo fuera tan endeble como el colombiano. Supongo que otra cosa muy distinta pensará la familia de la víctima sobre la agresora colombiana, pero su opinión no aparece por ninguna parte.
Pero si los periodistas colombianos irresponsablemente ponen en tela de juicio el veredicto del jurado en el caso de la oncóloga, en las noticias locales hacen todo lo contrario y culpan a la inoperancia de nuestro sistema judicial de la libertad de los punkeros, a quienes nadie duda en calificar como desadaptados. Tal vez si entrevistaran a las familias de estos agresores encontrarían también alguna historia empalagosa que matizara sus acciones y tendrían la oportunidad de filmar primeros planos con los ojos llorosos de alguna hermana huérfana o de una mamá desesperada.
En otras palabras, los medios de comunicación, al igual que algunos de nuestros altos funcionarios, hacen con el concepto de justicia lo que se les da la gana.
Twitter: @andresburgosb
La solidaridad que despierta la oncóloga, como se demuestra con la cantidad de artículos a su favor en los principales diarios del país, es simplemente por la solidaridad de género y el feminismo, que se niega a aceptar que una mujer sea victimaria. A pesar de la vergüenza social a que está sometido un hombre que denuncia, la sociedad no quiere ver ni darle lectura al 20% de denuncias de violencia de género de ellas hacia ellos, ni mucho menos hacer campañas o normas equitativas para visibilizar a los hombre maltratados, en donde la cifra muy probablemente crecería y haría que los hombres prefieran denunciar y no responder con violencia.
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Totalmente de acuerdo, en USA no ocurre como los casos de la sra Gette o el caso del Sr Colmenares, por no mencionar mas que estoy seguro que los hay
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en el caso de la Doctora, la fiscalia de estados Unidos nunca tuvo una prueba contundente, solamente la culparon por especulación, se nota la xenofobia que tiene la justicia americana en contra de los extranjeros, mucho mas si son de procedencia latina y peor si es colombiano, para ellos todos los colombianos somos malos, y con respecto a los punkeros, la justicia tiene que actuar igual si son punkeros o personas en traje y corbata que deciden agredir a otra persona
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Andrés, creo q para hablar del concepto de justicia en Colombia, no necesitas mencionar el caso d la dra González. Primero por q el sistema es muy distinto al Colombiano, la valoración de la prueba y la existencia de un jurado, mezcla lo objetivo y subjetivo en una decisión, dnd lo subjetivo es la primera y última palabra.
la valoración de la prueba va más a convencer o no al jurado de algo, no a demostrar la verdad.
Si la dra González hubiese aceptado cargos tendría libertad condicional pero ella dijo soy inocente y pagara 10.
Esa justicia lleva a q inocentes se declaren culpables para
Nuestra justicia es lenta, el derecho a defensa de calidad es poco, las cárceles y el sistema son malos, la decisión la toma 1 persona se supone en base a las pruebas y declaraciones , pero la verdad se toma en base a lo q el juez puede conocer de leyes , pues no tienen tiempo d actualizarse, las presiones d los abogados show y los medios y aveces presiones y chantajes.
Como ves ni allá no acá los sistemas d justicia son perfectos
Por lo cual hay duda siempre sea quien sea el acusado y sea el país que sea. Y el criterio de igualdad en los dos sistemas tampoco existe o q opinión te merece Guantánamo?
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Viva el punk !!!
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Totalmente de acuerdo.
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Andrés, interesante tu comentario, aunque a mi modo de ver parte de al menos un supuesto falso, y es ligero en el análisis. Artículos de los medios colombianos sobre Ana María González empezaron a surgir hace poco más de un año, y en ellos se limitaron a cubrir las líneas argumentales básicas del amarillismo: triángulo amoroso, celos, veneno. En una sociedad donde el sexo por fuera de una relación formal condena únicamente a la mujer, Ana María arrancó en pérdidas. Curiosamente, nadie investigó a su pareja formal, quien también tenía acceso a la sustancia que envenenó a la víctima. Cabe preguntarse por qué. Como también es viable preguntarse si alguien quería sacarse de encima a una investigadora que estaba desarrollando un tratamiento para el cáncer de mama que haría innecesaria la costosa quimioterapia que enriquece, entre otras, al laboratorio del que Blumenschein es asesor: sus hojas de vida en el MD Anderson estaban disponibles hasta hace poco. Sólo cuando fue condenada se movilizó su familia para que los medios balancearan un poco el asunto, esperando que la inocencia fuera suficiente. Se la jugaron a probar la inocencia en la que creen aun cuando el sistema de justicia es menos punitivo si confiesas el crimen que no cometiste. Ingenuo tú que crees que la justicia americana es 100% infalible. Yo creo que en estos dos casos, los sistemas judiciales se equivocaron. Te invito a que te documentes más sobre la Dra. González Angulo, y ojalá puedas usar este espacio para que nos informemos de lo que encuentres. El denominarte escritor advenedizo no te libra de ser esponsable con lo que escribes.
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Muy buen comentario Patricia
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