“¿Si el amor es ciego por qué nos vio?”, dice un grafiti en el puente vehicular donde se juntan la Avenida Circunvalar con la carrera Quinta en Bogotá. Lo firma lo que sospecho es un colectivo de adolescentes autodenominados Acción Poética Colombia. Como en Perú, México y no sé dónde más, la poesía entre comillas se ha tomado las calles de nuestro país.
En un principio, hace algunos años ya, estos vándalos del amor citaban en cuanta pared veían versos desgastados de Sabines, Benedetti, Neruda y Gelman. La cursilería hasta ese punto era soportable, porque entiendo que para muchos reduccionistas enamorados, esos son los referentes de poesía en Latinoamérica. Pero no bastándoles con semejante sacrilegio, ahora también se creen poetas y pintan por las calles cuanto aforismo empalagoso se les ocurre.
Imagino que estos versos de creación colectiva los componen todos juntos en el Chorro de Quevedo. De fondo suena música de Ricardo Arjona. Mientras toman chicha discuten sobre el único libro que han leído completo, que no puede ser otro que “Opio en las nubes”. Tienen por ídolo a la melindrosa Amelié Poulain, fundadora de la Acción Poética, pues es ella la que en una escena de su película pinta en una pared los versos de un novelista frustrado. Siempre cargan una mochila terciada, en donde guardan el celular inteligente que sacan por las noches para fotografiar a la luna.
No señores. Eso no tiene nada de Acción ni de Poética ni de Colombia. Ustedes, que juzgan al mundo por su falta de sensibilidad y que creen cambiarlo con dos palabras bonitas, no saben nada de poesía.
Por eso, si acaso este texto llega a sus manos, pongo en consideración algunos poetas colombianos famosísimos y apolillados para que renueven su repertorio.
¿Qué tal si empiezan con algún verso de “Canción de la vida profunda” de Barba Jacob? (Sí, es colombiano). Qué tal “Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonríe”. ¿No es bello?
¿Y si se van a los cincuentas y citan a Gaitán Durán? Por ejemplo: “Dos cuerpos que se juntan desnudos/ Solos en la ciudad donde habitan los astros / Inventan sin reposo al deseo”. (El slash significa que empieza otro verso).
¿Por qué no acercarse a la obra de Gómez Jattin, cuyo aura de poeta maldito jamás diezmó su calidad poética? Me encantaría encontrarme por la calle con versos como estos: “Despreciable y peligroso / Eso ha hecho de mí la poesía y el amor” o este: “No te amo demasiado pero te necesito más que al poema”. O este otro que me gusta: “Sonríes desde lejos como si masticaras mi corazón entre tus colmillos”. Yo sé que no tienen el tono cursi que les gusta pero podrían funcionar.
Como ven, no sólo el amor es un tópico de la poesía. Para terminar mis sugerencias quisiera invitarlos a que se acercaran a la obra de Charry Lara que le canta al olvido, o a León de Greiff, de poesía inclasificable. En fin, lo que hay son opciones. Si quieren seguir por la línea amorosa les recomiendo leer a Darío Jaramillo o a Piedad Bonett (Sí. También escribe poemas). Pero por favor no se estanquen en su presunción de poesía con risas pregrabadas. Si la cosa va a ser así, deberían eliminar la palabra Poética de su nombre y llamarse Acción Patética Colombia o, mejor todavía, olvidarse del asunto y ponerse a estudiar, porque a veces “las palabras se vuelven despreciables”, como diría Juan Gustavo Cobo Borda, otro poeta colombiano.
Y la lista podría prolongarse… más que el verso de sonoridad y descripción sencilla, lo que valdría la pena observar es la imagen, la mímesis, la cualidad de refugio y de rechazo a lo común.
En cuanto pueda borre uno de esos «poemas» y a la sazón de aedo escriba el de su predilección.
Abrazo Literario.
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