CAPÍTULO CUARTO.De la ENCÍCLICA del PAPA (e) BENEDICTO XVI.“CARITAS in VERITATE”.Parte 34.
De la ENCÍCLICA del PAPA (e) BENEDICTO XVI… HOY este APARTADO…
En este homenaje; a partir de ahora PÓSTUMO; dice el PAPA (e) BENEDICTO XVI..:
”La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo mio al otro; pero nunca carece de justicia, lo cual lleva a dar al otro lo que es suyo, lo que le corresponde en virtud de su ser y de su obrar. (C.V. 6)
CAPÍTULO CUARTO
DESARROLLO DE LOS PUEBLOS, DERECHOS Y DEBERES, AMBIENTE.
I. EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS SEGÚN EL DERECHO Y LA JUSTICIA
44. El desarrollo y el crecimiento demográfico
a. El crecimiento demográfico
La concepción de los derechos y de los deberes respecio al desarrollo, debe tener también en cuenta los problemas relacionados con el crecimiento demográfico. Es un aspecto muy importante del verdadero desarrollo, porque afecta a los valores irrenunciables de la vida y de la familia.
b. Subdesarrollo y aumento poblacional
No es correcto considerar el aumento de población como la primera causa del subdesarrollo incluso desde el punto de vista económico baste pensar, por un lado, en la notable disminución de la mortalidad infantil y el aumento de la edad media que se produce en los países económicamente desarrollados y, por otra, en los signos de crisis que se perciben en las sociedades en las que se constata una preocupante disminución de la natalidad.
c. Procreación responsable
Obviamente, se ha de seguir prestando la debida atención a una procreación responsable que, por lo demás, es una contribución efectiva al desarrollo humano integral.
La Iglesia que se interesa por el verdadero desarrollo del hombre, exhorta a este a que respete los valores humanos también en el ejercicio de la sexualidad: Esta no puede quedar reducida a un mero hecho hedonista y lúdico, del mismo modo que la educación sexual no se puede limitar a una instrucción técnica con la única preocupación de proteger a los interesados de eventuales contagios o del riesgo de procrear. Esto equivaldría a empobrecer y descuidar el significado profundo de la sexualidad, que debe ser en cambio reconocido y asumido con responsabilidad por la persona y la comunidad.
La responsabilidad evita tanto que se considere la sexualidad como una simple fuente de placer, como que se regule con políticas de planificación forzada de la natalidad. En ambos casos se trata de concepciones y políticas materialistas, en las que las personas acaban padeciendo diversas formas de violencia.
Frente a todo esto se debe resaltar la competencia primordial que en este campo tienen las familias respecto del Estado y sus políticas restrictivas, así como una adecuada educación de los padres.
d. La apertura a la vida
La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica. Grandes naciones han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes.
Al contrario, naciones en un tiempo florecientes pasan ahora por una fase de incertidumbre, y en algún caso de decadencia, precisamente a causa del bajo índice de natalidad, un problema crucial para las sociedades de mayor bienestar.
La disminución de los nacimientos a veces por debajo de llamado
«‘indice de remplazo generacional», pone en crisis incluso a los sistemas de asistencia social, aumenta los costos, merma la reserva del ahorro y, consiguientemente, los recursos financieros necesarios para las inversiones, reduce la disponibilidad de trabajadores cualificados y disminuye la reserva de cerebros a los cuales recurrir para las necesidades de la nación.
e. Centralidad de la familia
Las familias pequeñas, o muy pequeñas a veces corren el riesgo de empobrecer las relaciones sociales y de no asegurar formas eficaces de solidaridad. Son situaciones que presentan síntomas de escasa confianza en el futuro y de fatiga moral. Por eso, se convierte en una necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su sintonía con las exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona.
En esta perspectiva, los estados están llamados a establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, célula primordial y vital de la sociedad, haciéndose cargo también de sus problemas económicos y fiscales, en el respeto de su naturaleza relacional.
Cualquier parecido con la REALIDAD es mera COINCIDENCIA.
Aún se recuerda el CONCEPTO inspirador de la ENCÍCLICA que tanto APORTA …
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LOS DIALOGANTES DE HOY
Mons.ENRIQUE SARMIENTO ANGULO
FOTOS : CAROLINA SANCHEZ MONTEALEGREp
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