Colombia, nuestros vecinos y las nuevas propuestas de integración.

Varios hechos políticos y económicos se han presentado en los últimos días con respecto a uno de los elementos más críticos para la situación Colombiana: Nuestros vecinos. En los últimos años, pareciera que uno de nuestros mayores problemas era o iba a ser el manejo de nuestras relaciones con naciones vecinas que tienen ideologías políticas y posiciones a nivel internacional tan diferentes a la de Colombia. Sin embargo, los hechos que hemos presenciado en las últimas semanas están comenzando a cambiar esa percepción. Ecuador y su gobierno han expresado su total desacuerdo con las estrategias de seguridad y lucha contra el narcotráfico implementadas por Colombia con el apoyo de los Estados Unidos, pero ha decidido entablar un dialogo constructivo para encontrar salidas a dichas diferencias. Venezuela ha asumido el liderazgo de una integración energética regional en la que Colombia tiene mucho interés y cautela a la vez. Brasil y Colombia han encontrado nuevos puntos de acercamiento en sus políticas económicas y de integración regional, y la Unión Europea ha decidido por fin, abrir la puerta para la negociación de acuerdos de libre comercio con la Comunidad Andina.

Todos estos hechos son de particular importancia para Colombia y la región en general. Si bien es cierto que la retórica Anti-Norteamericana se sigue presentando como un elemento que de una u otra forma empaña un poco el desarrollo de las relaciones con nuestros vecinos, la realidad es que la política exterior colombiana ha manejado hasta ahora la dualidad ideológica existente de una manera muy eficaz; y esta es, logrando separar esas diferencias ideológicas de los aspectos mas importantes: El desarrollo y profundizamiento del intercambio económico y la integración regional.

Y es que esas diferencias de políticas y pensamientos nacionales para nada tienen porque afectar el buen momento económico que la región esta viviendo. Al fin de cuentas todos nuestros vecinos son democracias legítimas, con gobiernos legítimamente instaurados y con una convicción regional que nos conviene a todos.

Pareciera que por fin los países latinoamericanos estamos aprendiendo de la experiencia Europea. Si bien en cada nación hay sistemas políticos diferentes, a veces opuestos en términos ideológicos y políticos, el elemento fundamental para la integración es la legitimidad del estado ante su propio pueblo y sus vecinos. Venezuela y Colombia tienen estrategias globales, políticas y de globalización casi opuestas, pero es en el interés de ambos países integrarse economicamente y promover el desarrollo y explotación conjunta de sus recursos y sus posiciones geográficas. Brasil y Colombia se han aliado con los Estados Unidos en una estrategia de combustibles alternativos que, aunque no es del agrado del presidente venezolano, no impide para nada la integración energética regional que Colombia, Brasil y Venezuela están liderando. La soberanía de cada nación, definida en términos de cómo implementa sus políticas y como maneja sus relaciones con el resto del mundo, ha sido hasta ahora manejada muy hábilmente por Colombia y sus vecinos, logrando evitar en la mayoría de los casos conflictos que no tendrían sentido ni solución. Cada pueblo eligió el gobernante y la ideología de gobierno que quiso y a sus vecinos no les queda sino respetar esas decisiones legítimas de los pueblos hermanos.  

Es importante diferenciar las propuestas de integraciones serias y viables y las propuestas populistas, de poco fundamento y realismo, que algunas veces se escuchan en el ámbito Latinoamericano. Lo que se ha concretado en estos últimos días pertenece definitivamente a las primeras. Lo que se ha propuesto en otras ocasiones, especialmente por los líderes del nuevo socialismo en la región, a las segundas. Las naciones del continente y especialmente nuestro país y sus vecinos, se deben comprometer con ideas serias, duraderas y de largo plazo para lograr la verdadera integración latinoamericana. Nadie discute que esta integración es una necesidad geopolítica y económica si queremos tener algún valor y peso dentro de la comunidad internacional. El hecho de que la Unión Europea haya decidido abrir negociaciones con la comunidad Andina como bloque ya demuestra que algo esta comenzando a suceder en ese sentido. Quizás todas las propuestas alternativas como la que se está construyendo a partir de la cumbre energética latinoamericana de Venezuela, sirvan para impulsar aun más ese proceso regional de mirar nuestros recursos, nuestra región y nuestro futuro como un gran bloque de pueblos hermanos, soberanos, independientes, pero comprometidos con el futuro de una región que esta llena de posibilidades y oportunidades. No tenemos que pensar igual, tenemos que alinear nuestros objetivos en los temas que a todos nos interesan. Latinoamérica parece estar abriendo una nueva puerta en su historia que promete cosas muy positivas para la región, una puerta hacia la unión de esfuerzos y recursos para mejorar nuestras condiciones de vida y nuestro desarrollo. Esto finalmente ocurrirá solo si somos capaces de dejar atrás el nacionalismo enfermizo y la retórica populista que ha invadido nuestros esfuerzos anteriores por trabajar juntos hacia el futuro. La integración energética es un paso serio y esperanzador. Nos hace recordar la manera como hace 50 años un continente desunido y destrozado llamado Europa decidió empezar a unir esfuerzos, a través de un acuerdo de cooperación industrial, para trabajar juntos hacia la prosperidad. Hoy ese continente es el experimento más exitoso de integración en la historia del mundo. Ojalá este sea el inicio de un nuevo experimento que nos lleve por un camino similar hacia nuestra prosperidad.