Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Empezó esta semana en Dinamarca una conferencia que tiene mucha cobertura, como dicen los Americanos, tiene «star power». Más de 100 líderes mundiales están reunidos para enfrentar uno de los problemas más dramáticos que enfrenta la humanidad: El cambio climático y el calentamiento global. Ahora, los países desarrollados exigen a los países en desarrollo, entre ellos el principal contaminador del planeta, China, que hagan mayores esfuerzos para reducir la emisión fe gases invernadero. Los países en desarrollo le exigen a los desarrollados que paguen por el daño que le hicieron al planeta desarrollándose, y el que continúan haciendo para sostener sus economías.

Frente a estos enfrentamientos, el acuerdo que se puede lograr en Copenhague no parece que sea el resultado que necesitamos para salvar el planeta. El problema es que la discusión se está llevando a cabo sin pensar en el verdadero problema

No estamos acaso perdiendo el elemento central en esta discusión? No se trata de si la culpa es de los países en desarrollo o de los que ya se desarrollaron. No es ni siquiera crítico determinar si la culpa es totalmente o parcialmente de la contaminación que generamos. El verdadero problema es que la tendencia que estamos viendo en el clima puede afectar de manera dramática al mundo como lo conocemos. Ciudades enteras podrían desaparecer en ambos espectros del desarrollo económico. Sin lugar a dudas los pobres son más vulnerables, pero metrópolis como Nueva York, los Angeles, Tokio o Shanghái sufrirían de igual manera las consecuencias.

Las negociaciones del acuerdo de Montreal para la capa de ozono son un ejemplo excelente de lo que la comunidad internacional puede lograr cuando se busca la solución de un problema de carácter global, como lo era la destrucción de la capa de ozono. El problema no era quien estaba dañando más o menos la capa de ozono, y no se trataba de buscar quien era el mayor culpable. El centro de la discusión se centró en maximizar el nivel de confianza sobre los estudios científicos que permitieron descubrir cuál era el problema, la causa de este, y luego diseñar una estrategia global para confrontarlo y reducirlo. No se trataba de culpar a Estados Unidos, la china, Brasil o a la india por el daño, se trataba de encontrar una solución global a un problema global

Las negociaciones en Dinamarca deben encaminarse en esa dirección. SI bien es cierto que la ciencia alrededor del calentamiento global no está totalmente certificada y se basa en modelos computarizados y proyecciones estadísticas, todos vemos que el clima en el mundo es cada vez más impredecible y confuso. Inviernos bastante leves en zonas normalmente frías y haladas en zonas tropicales. No se trata de un aumento en la temperatura solamente, sino de unas variaciones que, según la comunidad científica, no obedecen a patrones normales en el clima de la tierra. La duración del verano en los polos se extiende cada vez más, y el hielo perpetuo de estas zonas está en declive, con las probadas consecuencias que un deshielo mayor tendría en las zonas costeras del planeta, donde se concentra, entre otras cosas, la mayor cantidad de la población mundial.

Esperemos que los líderes del mundo, que en su mayoría representan a sus pueblos de manera libre y democrática, lleguen a un acuerdo que permita transformar nuestras economías para reducir el impacto del hombre en el clima. Si hay elementos cíclicos de la naturaleza que están causando estos cambios, debemos de igual manera prepararnos para mitigar sus efectos, pero los humanos no debemos acelerar o modificar dichos eventos en detrimento de nuestro planeta. Si esto no pasa ahora, la raza humana empezara a sentir los verdaderos efectos de no haber hecho absolutamente nada por salvar el planeta

Compartir post