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La revolución bolivariana empezó como un supuesto contrapeso al «imperialismo» norteamericano en América Latina. No todo el continente se creyó el cuento, pero algunos si lo hicieron, pensando que la alternativa bolivariana de las américas era esa preciada «liberación» de las cadenas del poder imperialista, que ha hecho con la región todo lo que se le ha antojado.

Hoy, cuando el líder de esa revolución, de ese mensaje de nueva era libre del imperio no puede seguir gobernando a Venezuela, pero que, de manera inaudita ha garantizado la continuidad de su régimen nombrando a dedo a su sucesor, y de paso violando la constitución que el mismo escribió para que su estilo de democracia tuviera legitimidad, los países de la región actúan como si hubiera un nuevo imperio, el imperio del Chavismo.

Es que es increíble observar el silencio absoluto de gran parte de la región, y peor aún, los mensajes de apoyo al camino que Chávez y sus señalados a dedo han decidido darle a Venezuela. Y no me refiero a mensajes por su recuperación, que son apenas naturales y de los que hago eco, sino la flagrante aceptación y apoyo, en algunos casos y como era de esperarse, de Argentina, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Cuba o Bolivia; y en otros casos de silencio y complacencia como casi todo el resto del continente, incluyendo a los Estados Unidos.

Donde están los mensajes de condena frente a la quebrantación de la legalidad constitucional en Venezuela? Los miembros del ALBA y otros títeres de Chávez cambiaron las supuestas cadenas Norteamericanas por unas nuevas, mas latinas, pero también más recias y manipuladoras. Es que le deben tanto dinero y petróleo al líder venezolano que su único camino es aceptar de manera absoluta sus acciones? Y el resto de la región, algunos en muchos casos con proyectos políticos y regionales totalmente antagónicos, porqué guardan silencio? Donde está la libertad de actuar sin presiones, con apego a nuestros valores latinoamericanos y en total libertad de conciencia de esa revolución bolivariana? Al parecer, esos logros son para los líderes del régimen venezolano, pero para la región, en algunos países solo cambiaron de Imperio, mientras que en otros esperan pacientemente, pasivamente, a que algo o alguien diga algo, haga algo…

Lo triste es que lo que va a ocurrir es lo que describe el poema de Martin Niemoller, erróneamente atribuido a Bertolt Bretch, que dice:» Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí». Latinoamérica tiene que despertar y alzar su voz frente a la quebrantación de la ley en Venezuela, como lo hizo Chávez, con dudosos objetivos pero por las mismas razones, en Paraguay o en Honduras. No hacerlo es, en el mejor de los casos, un signo de debilidad e indiferencia por lo que ocurre en Venezuela, y en el peor de los casos, indica el apoyo a un hecho que quebranta y debilita la democracia, apoyo de una región que ha tenido y sobrepasado grandes obstáculos para establecerla.

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