Cuando La Política Pone En Riesgo El Futuro
Las disputas políticas entre Demócratas y Republicanos dejaron a los Estados Unidos al borde del colapso económico, y de paso, por ser la potencia económica mundial, pusieron en riesgo la leve recuperación de la economía Mundial.
Por razones políticas más que cualquier cosa, el Gobierno Colombiano le sigue apostando a unos diálogos de paz en los que parece entregarse más de lo que se recibe, y poco a poco se detectan los inmensos intereses en juego, y la imposición arbitraria de la impunidad y la poca justicia frente al daño que los actores del conflicto, ambos el estado y las FARC, le han hecho a la sociedad Colombiana por tantas décadas.
El presidente de Nicaragua vende los recursos de los nicaragüenses y atropella a sus vecinos, otorgando de manera arbitraria un proyecto de magnitudes casi inimaginables, aprovechando y manipulando organismos internacionales que tienen en ellos naciones altamente interesadas en que Nicaragua entregue su soberanía al mejor postor.
Estos tres recientes ejemplos muestran lo que pasa cuando la política pone el riesgo el futuro de una nación. Cuando cosas como estas ocurren se vuelve difícil creer que las democracias que rigen nuestras naciones realmente representan nuestros pueblos, y más aún, que trabajen por nuestros intereses y nuestro bienestar. La consecuencia de estas acciones absurdas, que tienen obvio rechazo de la opinión pública es claramente la debilitación de las instituciones como elementos representativos de la sociedad que las eligió.
El congreso norteamericano tiene solo un 12% de aprobación después de que el pueblo vio como jugaban con el futuro de todos los ciudadanos, simplemente por un estúpido juego de poder. Los Colombianos apoyan cada vez menos un gobierno que ha dejado atrás la lucha por la seguridad y se ha comprometido y prometido el cielo y la tierra a un grupo terrorista para que firme un acuerdo de paz que de poco o nada va a servir para «pacificar» el país, ya que la violencia y la inseguridad en las ciudades y campos colombianos ocurre en su gran mayoría por culpa de otros actores armados. Con los acuerdos los colombianos vemos cómo se va perdiendo la memoria del terror que las FARC sembraron por décadas en el país.
La Democracia es un sistema de gobierno que aspira a ser representativo. Muchas veces no lo es y eso es claro. La corrupción, el deseo de poder y la influencia de intereses particulares en las decisiones del estado, entre otros, hacen que esa representatividad se erosione, pero siempre existe la esperanza de que por lo menos los actores de esa democracia tengan la sensatez de no inventar crisis donde no existen, o tomar decisiones que pongan en riesgo la existencia del sistema del que ellos mismos se alimentan y con el que justifican sus acciones. Lamentablemente en algunas democracias al parecer esa corrupción, ese juego de poderes o esos intereses particulares son más fuertes que el propio sentido de supervivencia del sistema.
La solución está, al final, en el único elemento que puede transformar, derrotar y renovar el sistema, el que le da legitimidad: El voto. Los americanos deben darle un mensaje claro a su congreso renovándolo de manera absoluta. Los colombianos deben exigir en el famoso referendo que los acuerdos incluyan justicia y reconciliación y elegir un nuevo gobierno donde la seguridad,la estabilidad y el crecimiento sean los objetivos principales. Los Nicaragüenses deben elegir un estado que no venda los recursos y la soberanía a interese particulares y que trabaje con sus vecinos de manera constructiva para solucionar diferencias y conflictos.
Somos los ciudadanos los que les podemos decir, con un simple acto democrático… o Cambian. O los cambiamos!
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