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Hace poco mas de dos años Hugo Chávez hablaba sobre las elecciones presidenciales en Colombia, específicamente sobre el entonces candidato del Uribismo, Juan Manuel Santos:» Eso lo debe entender claro, clarito el pueblo de Colombia. Ese señor en verdad es un Mafioso, una amenaza para la paz y estabilidad en la región». Santos a su vez criticó duramente a Chávez cuando era ministro de defensa y durante las elecciones dijo que él y Chávez eran «como el agua y el aceite».

Sin embargo, una vez Santos se convirtió en el presidente de Colombia, aquel » aceite» y el «mafioso» se convirtieron repentinamente en «los mejores amigos». Lo que el presidente Uribe atacó en Chávez y su régimen, Santos ya lo negaba y confiaba en el deseo de colaborar del líder Venezolano y en su decisión de apoyar al Estado Colombiano en la lucha contra el terrorismo de las FARC. Hace unas pocas horas la última muestra de ese compromiso fue la colaboración del gobierno venezolano en la captura del Loco Barrera, el capo de capos en esta nueva generación de violentos colombianos.

Para completar este complejo e inexplicable cuadro político, Santos sigue tan aliado de los Estados Unidos como Uribe, se reúne abiertamente con la oposición Venezolana sin que Chávez haga ningún comentario y mantiene la línea de derecha que caracteriza a Colombia en América Latina. Y todo con Chávez sigue bien.
Que ocurrió entonces en esa relación? que puede explicar ese cambio súbito de opiniones y sentimientos entre estos dos lideres que hace poco mas de dos años parecía que nos llevarían a una guerra o por lo menos a un deterioro aun mayor de las relaciones entre los dos países?

Hay varias razones, todas hipotéticas, sobre lo que pudo haber ocurrido. El declive en los precios del petróleo en la época de las elecciones Colombianas y el descalabro de la economía de la frontera con el cierre de las relaciones comerciales, lo que demostró la alta dependencia de las economías de ambos países en la relación comercial, hacían que el restablecimiento de las relaciones comerciales y diplomáticas fuera necesaria. El debilitamiento de la revolución Bolivariana después de las elecciones para congreso en Venezuela donde la oposición tuvo una gran presentación y la paranoia de Chávez sobre la posible intervención Americana desde Colombia también podrían haber precipitado un cambio repentino en la actitud de ambos Líderes. Otra posible razón es que simplemente El triunfo de Santos representó para Chávez un riesgo sobre algo muy delicado que Santos y Uribe conocían, quizás sobre su relación con las FARC, su intervención en política de otros países, su financiación de grupos al margen de la ley en Colombia, o cualquier otro de los oscuros pero nunca comprobados detalles de su régimen y su revolución Socialista. Es indiscutible que Santos debía tener un as bajo la manga, que al ganar las elecciones rápidamente jugó con el líder Venezolano.

Posiblemente nunca sepamos que provocó ese cambio tan radical en la opinión de Chávez y su decisión de normalizar, de manera casi inmediata después del triunfo de Santos, las relaciones con Colombia. Lo que si podemos deducir es que el hecho de haber eliminado la tensión binacional trajo beneficios para ambas naciones, pero siempre hay que estar atentos a las acciones del líder Venezolano, que como lo demuestra la historia pueden cambiar de rumbo en cualquier momento.

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