Mi primer recuerdo de Zoé es Vía Láctea sonando por MTV un domingo en mi casa, para ese momento, claramente, paré lo que estaba haciendo y fijé toda mi atención en el televisor, adoro el ritmo de esa canción, me dan ganas de poner las manos simulando tocar una guitarra y empezar a bailar, sobre una galaxia espiral. No pasó mucho tiempo antes de aprenderme la letra y cantarla completica, fue amor a primer oído. Parte del match que hice con la banda tiene que ver con la forma en que llevan sus letras, hablando de cosmos, teorías de espacio-tiempo, lugares abstractos, palabras extrañas y personas de las que uno también termina enamorándose por la forma en que las describen.
Audífonos o speaker, decidan ustedes, vamos a darnos una vuelta por esta playlist reviviendo a Zoé en el 2018.
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Justo ese domingo de octubre me sentía en la mierda, no era mi mejor día, dudé incluso en ir, grave error, pero hoy agradezco a la fuerza vital que me levantó, porque solo ver a León Larregui fue sanador para mí, no sé qué tiene ese man que evoca un estado de paz tan bonito y les digo: no necesité un solo trago para disfrutar el concierto en plenitud. Aquí viene un consejo, no sé si les salve la vida, pero seguro sí un día: así estén entusados, tristes, con guayabo existencial o cualquier mal que les aqueje, si tienen boletas para ir a un concierto de una banda o artista que aman, ¡vayan! Si no las tienen, consíganlas. La música es terapéutica.
Ya entrando en concierto, Nicolás y los fumadores fueron los teloneros, luego de ellos Zoé se pronunció con Venus, y empezamos a orbitar, aquí debo confesarles que no era la más erudita respecto a Aztlán, yo iba más por las canciones viejitas, pero me llevé amadas sorpresas: Hielo, No hay mal que dure y Azul, en su respectivo orden, son mis favoritas del álbum.
La magia pura para el corazón llegó con Nada y se prolongó con un Arrullo de estrellas.
Eres mi amor eterno, mi ángel de la guarda.
Yo creo que para Paula, además del alma estremecida, ya teníamos el ojo aguado; sabes que eres mi otra mitad, mi espíritu gemelo. Y a los que no se les había empañado la visión, seguro les pasó con Poli, que vino enseguida; y mostrarle todo lo que le escribí en la espalda del sol.
Si recuerdan el primer párrafo de esta entrada, imaginarán lo expectante que estaba, guardando batería y memoria en mi celular para grabar el momento más épico del concierto. Y todas las noches bajo la vía láctea parecen eternas si tú no estás.
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Cuando pensé que ya todo estaba dicho, la banda empezó a tocar donde nacen las flores, donde nace el amor, Labios rotos. Hacia el final de la noche, Luna se asomó con la energía de los ángeles, que no abandonan más, y pegadita a ella la icónica frase de Soñé que nos hospedó en el cielo.
Tengo ganas de ser aire y me respires para siempre, pues no tengo nada que perder.
La canción de cierre resumió el concierto, love, love, love, partículas de amor.
Después de elevar el alma con su música en vivo, tengo plena convicción de que en su planeta me quedé, predigo que por largo tiempo y esta vez, sí fue mi plan.
Muy chevere, me encantó.
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