Las luces de los autos enredadas en tu pelo, tu pelo de siempre enredado, “qué bonita congestión”, pensaba al verte.
12:30, hora de recorrer la avenida.
J: ¿Tú me has escrito? Dime, ¿por qué nunca me escribes nada?
El semáforo en verde, la noche detenida.
El color desciende a tu boca: amar y yo.
Cambió a rojo, la noche estrepitosa.
J: ¿Tú me has escrito algo? ¿Por qué nunca me escribes?
Nauseabundo corito de automóvil en mal estado, pesadez, el tiempo se nos va a toda mierda y no tenemos ningún afán.
N: ¿Qué era lo que decías?
Accidente magno en tus mejillas, cráteres de cielo colisionando con tu sonrisa, como chocaba el viento frío en tus pómulos, así quería estrellarme en tu pecho.
Hasta entonces, evitaba mirarte a toda costa, en mi actitud de muelle impenetrable, para mí no había hola que pudiese quebrar el silencio, aun estando consumida.
Miré mis manos, quise tocarte, ¿cómo desprenderme del alma teniendo los deditos arrugados?
Luego lo supe, a ese interrogante respondieron tus ojos prácticamente dormidos, eran sueños que abultaban tu mirada.
J: No me has respondido, ¿cuándo tienes pensado escribir para mí?
Y era precisamente por eso que no podía pronunciar palabra, ya todas las había usado redactando en clave mis publicaciones, mientras esperaba a que estas surtieran efecto.
Era así como siempre regresabas, reclamándome por lo mismo, pero regresabas, de otra manera, te hubiese perdido y olvidado tu forma.
Jamás habría podido recordarte.
Mis dedos, envejecidos por tu ausencia se rehusarían a escribir y a construirte una vez más. En cambio, delimitarían los rasgos y características que le fueran convenientes; cualquiera, menos los tuyos.
Cualquiera, menos tú, tan reiterativa, impidiéndome saltar a otras historias que en nada te involucraran. Había dejado mi ejercicio creativo y engordado en la comodidad de tu rostro.
“No vuelvas a preguntarme por cuándo escribiré para ti, si entre líneas cualquiera sabe que eres una perseveración, un trastorno atencional”. Hubiese respondido, pero no habrías vuelto a cuestionarme.
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