Llega el fin de año y con él las evaluaciones en las empresas, en el colegio, en la vida misma. Aquí algunos son felicitados, ascendidos en sus cargos o les suben el sueldo. A otros los echan, o los bloquean de Facebook. Se ve de todo.

También llegan las autoevaluaciones; exámenes donde uno se pregunta qué tan buen personaje fue durante el año y si merece un reconocimiento o no.

En este caso me referiré a los taxistas. Estos señores que en diciembre reclaman la prima navideña porque, según ellos, su comportamiento ha sido ejemplar. Aquí es cuando me llevo las manos a la cabeza, miro al cielo y exclamo ¿Es en serio?

¿Las empresas, -cof cof, mafias- que controlan a un alto porcentaje de taxistas hacen estas evaluaciones de servicio? No hay que ser adivino para saber que les iría pésimamente mal en los resultados. Si hay un gremio desprestigiado en este país es el de los taxistas. Las razones sobran.

Para completar ahora dicen que no van a volver a preguntar ¿para dónde van? a los pasajeros a ver si les sirve el recorrido. Primero veremos la paz entre las dos coreas,  elecciones libres en Cuba o que Uribe cierre su cuenta de Twitter antes de que esto pase. Porque no nos engañemos, iniciativas como estas ha habido muchas y siempre prometen lo mismo. Les dura una semana, máximo dos, el compromiso. Se han escrito artículos hace años como el de ‘Los Reyes del asfalto’.
http://www.semana.com/opinion/articulo/los-reyes-del-asfalto/107641-3

Se han hecho campañas como: Los caballeros de la cebra, del gran Antanas Mockus http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-434055

¿En qué quedó eso? Mejor no sigo.

Y salen los entes de control a declarar que esta vez sí denuncien, que esta vez sí habrá castigos, que esto, que lo otro. Y las personas no denuncian por el simple hecho de que saben que nada pasará.

Yo no culpo a los taxistas. La mayoría de la responsabilidad recae sobre las pocas empresas que acaparan este sector. Son una mafia tan bien estructurada que hacen arrodillar a cualquier autoridad. ¿0 es que aún piensan que los gobiernos locales controlan a los taxistas? Nada. El poderoso, y en ocasiones tenebroso, gremio pone alcaldes, concejales, ediles y esos favores hay que pagarlos, y no precisamente con carreras gratis. Para estos empresarios lo importante es el producido, no el servicio al cliente, el respeto a los normas de tránsito, la seguridad, y mucho menos el bienestar social, económico y psicológico de sus taxistas. Eso no importa. Traer el producido es el objetivo primordial, sin importar lo que se tenga que hacer.

Para nadie es un secreto que las condiciones en que trabajan los taxistas son bastante miserables por culpa de estos grandes ‘empresarios’. No tienen beneficios de ley, no hay regulación, trabajan largas horas, no tienen capacitación y por eso terminan trabajando mediocremente, como lo han venido haciendo desde hace décadas. ¿Y quién paga todo esto? Los usuarios finales. Usted y yo.

Incluso anunciaron con bombos y platillos la llegada de taxis eléctricos que ayudan a reducir la contaminación. Eso sí, manejados por los mismos taxistas de siempre. Ya he visto casos de taxis eléctricos conducidos por personas que cometen infracciones sin el menor remordimiento. Cruces prohibidos, no uso de direccionales, parquearse en frente de centros comerciales a recoger pasajeros, entre otros. Carro ecológico en manos del taxista mañoso de siempre.

Sé que sería injusto catalogar a todos los taxistas como malos. Hay unos buenos, poquitos, contados con los dedos. Pero un gran porcentaje no lo son. Aquí no sirve el patrioterismo de que los buenos somos más.

Aplaudo iniciativas particulares como el grupo de taxistas twitteros o aplicaciones como Tapssi quienes -¡por fin!- entendieron que el 99.76% de las personas está mamada del pésimo servicio que ofrecen los taxis. El 0.24% restante no usa taxi. Ellos ofrecen una solución que aunque ha tenido algunos problemas de disponibilidad prestan un gran servicio.

Hace algunos años, en pleno paro de taxistas que exigían indulto en los comparendos – a este nivel de cinismo han llegado-, diseñé un decálogo del buen taxista para compartirlo con esos pequeños grupos de buenos taxistas que han decidido cambiar y ofrecer un excelente servicio. Varios lo han tomado como su hoja de ruta y hay pequeños cambios.

Sin embargo, la ciudad está en mora de regular este servicio masivamente. Regularlos como se debe y exigirles. ¿Cuál es el miedo señores gobernantes? ¿Perder votos? ¿Qué bloqueen la ciudad? –Más de lo que está bloqueada diariamente-

El día en que la gran mayoría de taxistas cumpla sus deberes, yo mismo iré a las calles a protestar cuando les sean vulnerados sus derechos.

¿Prima navideña para los taxistas? ¡Uy no! Yo por allá no voy.

¡QUÉ LEJOS ESTAMOS!

Sobre el autor de este blog:

LuisÉ Quintero
En Twitter @donluiseduardo 
En Facebook http://www.facebook.com/donluiseduardoquintero

Otras entradas de este autor

Un mal hincha
Las mujeres de Andrés

Justin Bieber, ¡Píntameeeeeee la carita!

Un presidente indignado… pero poquito
La regulación colombiana vive en el ‘Space’
Un pobre concejal incomprendido
¡¡¡Nos robaron la corona del país más feliz!!!
La cultura de la trampa en el país de las abejas
(La entrada de blog más leída en la historia de eltiempo.com (Más de 350.000 visitas)
El asesino del Audi que no quiso serlo
El valor de un muerto
Dime qué cargo tienes y te diré qué tan inmune eres
La justicia colombiana, un peligro para la sociedad
Los últimos 1.127 gritos de la moda