Si en esta ocasión estaba esperando encontrar una entrada sobre tatuajes, es mejor que abandone la lectura en este momento. Pero si quiere leer las razones por las cuales no me gusta la Navidad, razones que quizás usted comparta, lo invito a que siga leyendo.
Estoy seguro que somos muchos los hombres a los que no nos gusta la Navidad. Es más, estoy seguro que somos muchas las personas a los que no nos gusta la Navidad. Y nos pueden tildar de neuras, de aburridos e incluso de Grinch, pero qué se le va a hacer si en Navidad todo se devuelve desesperante.
Y Colombia es un país intolerante en el que a sus muchos problemas sociales se le suma una especie de bullying en donde pareciera que a quienes no nos gusta la época navideña no pudiéramos compartir el mismo espacio o salir a comer en paz sin que nos estén bombardeando por todos lados y con toda clase de mensajes lo «bonito» que es la Navidad.
«Llegó diciembre con su alegría, mes de parranda y animación» suele oírse por este mes. Pero no hay mentira más grande. Pues no es cierto que sea un solo mes, ya que los obsesionados con esta festividad empiezan a decorar casas, calles y centros comerciales desde finales de octubre. No falta la mamá que empieza a armar el árbol y el pesebre mucho antes de que los niños pasen disfrazados el 31 de noviembre cantando «tricky tricky Halloween».
Y qué se le va a hacer si no todas las personas nacimos para aguantarnos trancones interminables, producto de las personas que no tienen nada más que hacer a parte de ir a ver la iluminación de la ciudad. Además no entiendo, ¿si ya la vieron el año pasado, y hace dos años y hace tres años…qué hay de nuevo en la iluminación? Señores, ¡es la misma ciudad!
Tampoco nacimos para ir a rezar durante nueve días seguidos con las mismas personas las mismas oraciones y cantar los mismos villancicos. Todos los años es la misma repetidera que todos parecemos recitar sin siquiera prestar atención a lo que decimos: «Benignismo Dios de infinita caridad que tanto amasteis a los hombres…».
Y mucho menos nacimos para meternos en terribles centros comerciales, repletos de personas desesperadas por comprar regalos, amantes de los gentios y fanáticos de las larguísimas filas para pagar un producto o peor aún, para entrar a una exclusiva tienda y comprar lo que ya todos han comprado.
Además, cómo decir que diciembre es un mes de alegría cuando todo el mundo anda por ahí comiendo buñuelos como si no hubiera mañana, todos quejándose de lo «gordos» que están, con una felicidad hipócrita sabiendo que los taxis no paran o que para ese lugar que usted quiere ir, simplemente no van a ir. Porque diciembre y Navidad no es un mes de alegría, es un mes de desorden, es un mes de trancones y es un mes de comprar regalos obligados a personas que no le queremos dar ningún regalo.
Yo por eso no veo la hora en que todos se vayan de vacaciones y nos dejen a Bogotá solitaria y tranquila como siempre nos ha gustado.
PD: si no saben qué pedir de navidad, aquí hay una buena lista. Y volvemos hasta enero de 2015 con más entradas sobre los tatuajes.
Blog Original: Tatuajes y Periodismo
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