El 8 de marzo marcó El Día de la Mujer, y luego del éxito de las marchas femeninas contra Donald Trump por todo el mundo en enero, los grupos de derechos femeninos apelaron a las mujeres a unirse en una huelga internacional. La idea de “Un día sin mujeres” o “Nos paramos” es para demostrar explícitamente el mérito económico y social de ellas en la sociedad.
Con anticipación a este día, comencé a escribir un artículo detallando los cientos (o posiblemente miles, ya no estaba segura) de bogotanos que se presentarían el 8 de marzo en solidaridad con las mujeres de todo el mundo. El artículo estaba casi terminado, todo lo que tenía que hacer era asistir a la marcha de las mujeres para consolidar el artículo con algunas fotos de las multitudes de activistas.
¿Pero dónde estaban las mujeres? A través de la ventana lluviosa del taxi pude ver que nadie estaba en el Parque Nacional, así que redirigí al conductor a la Plaza de Bolívar, el histórico lugar que ha acogido manifestaciones de campesinos, profesores, grupos indígenas y muchos otros[i]. Había leído sobre esta como “el corazón latiendo de Colombia”[ii]. Bueno, si ese es el caso, me temo que haría de Colombia un paciente anestesiado a punto de la bradicardia.
La plaza estaba casi vacía. Debo mencionar al grupo pequeño, empapado, pero muy dedicado, de aproximadamente nueve mujeres y el puñado de hombres agitando un cartel llamando a poner fin a la violencia de género. También, por el lado sur de la plaza se había armado una plataforma impresionante, con varias oradoras dando discursos a unos veinte seguidores leales vestidos con ponchos impermeables rosas. Pero aparte de eso, era un espacio dominado por palomas.
La diferencia horaria entre Colombia y Europa y, aún más, respecto a los países del Este, significaba que ya había visto imágenes en línea de cientos y miles de mujeres reunidas; mujeres de Nairobi, Amritsar, Melbourne, Manila, Pristina, Ankara… la lista continúa.[iii] El contraste fue aún más pronunciado por el hecho de que acababa de pasar por un restaurante donde se transmitía el partido de Barcelona contra París St. Germain. Este parecía estar atrayendo a una audiencia masculina más grande con cada minuto; una escena en gran parte yuxtapuesta por la plaza vacía.
¿Quizás todas las mujeres estaban viendo el partido? ¿Quizás los medios de comunicación que habían criticado la idea de la 8MParo como un privilegio que solo unos pocos pueden reclamar, tenían razón? Sin embargo, la vecina de Colombia, a pocas puertas, Argentina, contó con una marcha femenina de miles; movilizada por el grupo de mujeres Ni Una Menos, cada vez más reconocido internacionalmente. Creo que lo más probable es que los colombianos han sufrido las mismas grandes injusticias que los otros países en materia de género, pero lo que pasa es que falta un gran movimiento para movilizar la causa.
En Colombia, la violencia de género ha afectado al 74 % de las mujeres, con casi 41.000 casos de violencia doméstica registrados en 2016[iv]. De hecho, en Bogotá esta es una tendencia que parece estar aumentando: entre 2015 y 2016 el número de mujeres que sufrieron la violencia por parte de su pareja aumentó en un 15 %[v]. No solo las mujeres sufren, en el 73 % de los casos de abuso sexual, las víctimas son niñas[vi].
Las estadísticas son impactantes, Colombia tiene cada vez más necesidad de un grupo feminista unido y movilizado. Al echar un vistazo en Facebook, parece que fueron varias manifestaciones pequeñas que se llevaron a cabo en Bogotá, pero ninguna con mucha cobertura.
Las organizaciones como la Red Nacional de Mujeres y la ONU Mujeres Colombia son muy importantes, pero no han llegado a mujeres de todo el país. Esto no quiere decir que no haya individuos y grupos pequeños regionales que tomen medidas para abordar las injusticias terribles sufridas por las mujeres colombianas. Varios grupos feministas forman el Colectivo de mujeres del Tolima, y organizaron una marcha contra el machismo a la que se unió mucha gente. En noviembre, una campaña «Romper el silencio», organizada por María Isabel Covaleda y Beatriz Torres, llevó a casi cien mujeres en Bogotá a dejar tacones y botines al Parque Nacional en protesta por la violencia contra las mujeres[vii].
Estos son dos ejemplos de enfoques innovadores para combatir la desigualdad de género, pero aún falta la cohesión y la magnitud de grupos como Ni Una Menos en Argentina. Para dar grandes pasos, las mujeres colombianas deben unirse detrás de una bandera. El enfoque fragmentado hará que el cambio sea más lento y menos priorizado por el gobierno y el público. Si las mujeres se unen y hacen tanto ruido como los fanáticos de Barcelona el 8 pasado de marzo, será algo imposible de ignorar.
[i] https://www.apollo-magazine.com/plaza-de-bolivar-become-canvas-protesters-artists-colombia-bogota/
[ii] https://www.apollo-magazine.com/plaza-de-bolivar-become-canvas-protesters-artists-colombia-bogota/
[iii] https://www.theguardian.com/world/gallery/2017/mar/08/international-womens-day-around-the-world-in-pictures
[iv] http://www.eltiempo.com/politica/justicia/cifras-de-violencia-contra-las-mujeres-en-colombia/16758400
[v] http://www.eltiempo.com/bogota/cifras-de-violencia-contra-la-mujer-en-bogota-en-el-2016/16757486
[vi] http://www.eltiempo.com/politica/justicia/cifras-de-violencia-contra-las-mujeres-en-colombia/16758400
[vii] http://www.eltiempo.com/politica/justicia/campana-en-bogota-en-contra-de-la-violencia-de-genero/16759086
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