En 2011 Tim Cook, en ese momento CEO de Apple, dijo que debemos asegurarnos de que la inteligencia artificial sea una herramienta de ayuda para la humanidad y no una que vaya en detrimento de nosotros mismos. Doce años después podemos ver múltiples formas en las que las empresas han asegurado mecanismos para que la IA sea impulsora de la productividad y procesos de calidad.
Según la consultora Mckinsey, el 60% de las empresas en el mundo usan IA y anualmente hay un crecimiento del 25% según la misma firma. En Latinoamérica 2 de cada 10 empresas usan la IA, pero si vemos en detalle cada país encontramos brechas tan amplias como que en México el 14% de las empresas ya han incorporado estas herramientas a sus operaciones y en Colombia solo el 1,8% lo han hecho. Al contrario de lo que siempre se ha pensado sobre la IA, hemos visto que empiezan a crecer vacantes que antes no conocíamos y que son necesarias para aplicar las múltiples opciones de IA que se dan en diferentes industrias: Data scientist, Arquitecto de datos, Ingeniero de robótica, Consultor de cloud, Desarrollador de Python, Especialista en ciberseguridad.
En el caso concreto de la publicidad y el mercadeo, la IA ha impulsado a nuestra industria a un nivel inimaginable en solo unas décadas. Conocer de manera inmediata las búsquedas y los intereses de las audiencias, así como las tendencias sociales, o tener en un instante mediciones de las campañas, son factores indispensables en nuestro trabajo desde hace unos años.
Pero hay algo que aún no puede identificar la inteligencia artificial y son las sensaciones, los temores, las expectativas y los sueños de quienes reciben los mensajes que creamos. Empatizar, así no veamos a cada uno a los ojos y entender el sentir social casi que individualizando las motivaciones de cada persona sigue siendo aun nuestro reto más grande. La arqueología social y la antropología están más vigentes que nunca, los estudios éticos para el discernimiento y la formación de criterio están cobrando más relevancia de la que creímos que tenía durante todo el siglo XX. La humanización real de nuestras profesiones es lo que nos permitirá usar la Inteligencia Artificial como un escalón más en el crecimiento de la especie y no en la perversa creación que sepultará millones de trabajos como muchos piensan.
Ahora, ¿cómo impulsarían las empresas sus procesos sin las IDEAS, que son el motor que motiva las transformaciones profundas? ¿las que reconocen las coyunturas sociales, políticas y económicas? ¿Quién pone sobre la mesa el porqué de las empresas y los cruza con la realidad y con el interés de cada una de las personas que están ahí afuera esperando ser beneficiarios de productos y servicios? Esto lo resuelve el criterio, el entendimiento de lo humano, pero sobre todo las ideas, las ganas de crear, la iniciativa.
Y en este sentido, sin esa fuerza que nos hace hacer cosas nuevas, sin esa capacidad de inspirarnos, de juntar un poema y una película para hacer una obra de arte nueva, sin esa capacidad creativa no hay nada. De nuevo, la capacidad humana innegable y poderosa frente a un mundo lleno de herramientas que acortan procesos y que hacen más rápido y con más detalle lo que ya aprendimos a hacer, pero aun seguimos siendo nosotros quienes activamos esas herramientas, quienes queremos ver cosas nuevas, quienes queremos seguir construyendo un mundo más innovador que nos permita vivir mejor y ver cosas que nos maravillen y que nos permitan asombrarnos de nuestra capacidad como creadores vivases y entusiastas.
Esa es nuestra naturaleza, sin esa sensación interna que nos impulsa nuestros antepasados no habrían llegado a nuevos territorios y no habrían cruzado continentes, montañas y mares inexplorados. Los seres humanos somos exploradores por naturaleza, buscadores natos que soñamos con llegar muy pronto a Marte. Esa fuerza que nos motiva nos sigue perteneciendo y es la fuerza que debemos cosechar al interior de las empresas para que el miedo no nos invada cuando hablemos de Inteligencia Artificial, sino por el contrario que esta sea una nueva oportunidad de hacer realidad nuevas ideas y llevar a otros niveles nuestra capacidad creadora y nuestros proyectos. Bienvenida querida IA, en todas tus formas eres producto de nuestro ingenio y juntos haremos lo inimaginable.
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