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Luego de nueve capítulos, la primera serie de Marvel Studios para Disney, ‘WandaVision’, llegó a su final tras un cierre con todo el sello Marvel: una pelea épica entre sus personajes demostrando la fuerza de sus poderes, un despliegue cinematográfico al servicio de la televisión y el sacrificio de nuestra heroína por el bien de los habitantes de Westview.

Lo primero que hay que decir es que WandaVision es una serie única y muy diferente a todo lo que nos había presentado antes Marvel en el cine y  en la televisión. La creación de Jac Schaffer retoma la narración poco después de los acontecimientos de Avengers:Edgame y nos presenta a Wanda Maximoff, la Bruja Escarlata y Vision, el androide, en un contexto doméstico, llevando una vida de recién casados en un suburbio de la ciudad de Westview. Así que los veremos en su día a día tratando de encajar en esta nueva comunidad y metiéndose en líos a causa de sus poderes, que tratarán de ocultar de sus amigos y vecinos.

Pero no todo es tan ideal como se ve a simple vista, pues los personajes no recuerdan cómo llegaron a esta ciudad. La sucesión de extraños acontecimientos y la aparición de objetos anacrónicos en su contexto harán que la acción se empiece a desarrollar e irrumpa en el hogar de los recién casados alterando la realidad en la que ahora viven.

Debo decir que a mí esta serie me encantó de principio a fin y me sorprendió en cada capítulo, eso me gustó mucho. La incursión de Marvel en las sitcom o comedias de situación en la primera parte de la historia es un homenaje a las sitcom clásicas estadounidenses del siglo XX, que disfruté porque me recordó a las series con las que crecí como como: Hechizada, Mi Bella Genio, Family Ties y Full House, entre otras.

Para lograr este look con el que inicia la narración de WandaVision, los realizadores, el elenco y el equipo de filmación vieron muchos episodios de las series específicas a las cuales querían hacer referencia en cada una de las décadas y hasta Matt Shakman, el director de la serie, se entrevistó con Dick Van Dyle, uno de los actores más representativos de este género, pues no querían hacer una parodia sino apropiarse del estilo de cada una de las épocas. Y hay que decir que lo lograron y se nota en la puesta en escena, en donde cuidaron la estética, los detalles de vestuario, ambientación y hasta la interpretación y la actitud física de los actores, quienes hicieron un muy buen trabajo al caracterizar a los personajes en las diferentes épocas que recorremos junto a ellos.

Y es que la actuación es uno de los puntos fuertes de esta serie, la interpretación de Elizabeth Olsen como Wanda y Paul Bettany como Vision está muy bien, la química entre ellos es fenomenal y la transformación que tienen sus personajes está muy bien escrita. Si bien los actores llevan varios años interpretando estos personajes desde las películas de Avengers, aquí podemos verlos con más matices, sombras y desde la psicología de los personajes.

Ni qué decir de Kathryn Hahn, como Agnes, la típica vecina chismosa y entrometida característica de las sitcom, quien además hace alarde de sus dotes de comedia y los pone al servicio del personaje.

Más allá de ser una serie de superhéroes con súper poderes y misiones por resolver, esta es una historia sobre la pérdida, el dolor y el duelo y cómo sobrellevarlo. Aquí estamos ante el dolor con el que ha cargado Wanda toda su vida por la muerte de sus padres, de su hermano y la del amor de su vida, si bien la forma que encuentra para sanar es bastante cuestionable, la serie nos permite acompañarla en este viaje emocional en el cual el personaje saldrá fortalecido y transformado, como lo vemos en el capítulo final de la serie.

Aunque muchos fans quedaron decepcionados por el final, porque no se cumplieron las teorías que se discutieron semana a semana en las redes sociales, considero que la serie cerró de manera perfecta los conflictos que nos había presentado desde el principio, dejando por supuesto las puertas abiertas para las próximas películas y series que vienen dentro del Universo Cinematográfico de Marvle (UCM).

En conclusión, WandaVision es una serie entretenida, divertida, que se puede disfrutar en un fin de semana.

¿Dónde verla? Disney+

Duración: 9 capítulos de media hora cada uno aproximadamente.

Temporadas: 1

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Es Comunicadora Social - Periodista y Productora de TV y Radio. Seguidora de series desde la época de la perubólica. Teleadicta diagnosticada, en búsqueda de buenas historias en televisión, sin importar la plataforma, que maratonea series como deporte favorito.

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The interpreter (para nosotros, La intérprete, y como cosa rara, el título en español significa lo mismo que en el idioma original) es un filme dirigido por el estadounidense Sydney Pollack, estrenado en cines en dos mil cinco. El guión condujo a Pollack a grabar en las propias instalaciones de la ONU (localizadas en territorio internacional dentro de Nueva York), una historia con tintes políticos que recuerdan la situación más o menos reciente del actual presidente de Zimbabwe.

Estaba viendo hace unas horas cierta película francesa realizada exclusivamente para televisión hace unos años, no muy conocida por cierto, y me asaltó una duda que tenía desde hace un tiempo y que se avivó luego de ver La intérprete. La duda es la siguiente:

Lo más seguro es que todos conozcamos el aviso que aparece, usualmente escondido al final de los créditos de algunas películas, que dice lo siguiente, palabras más, palabras menos: "Los hechos relatados en esta película son puramente ficticios y no deben relacionarse con eventos pasados, actuales o futuros. (...) Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia."
Yo me pregunto: luego de ver una película que parece un documental acerca de una situación actual, ya sea ésta una realidad o no, ¿qué sentido tiene recurrir a este mensaje, si de cualquier manera los espectadores van a hacer la relación?

Es claro, hay que decir, que no todo el mundo tiene por qué captar estos parecidos. Pero los que sí los captan, lo comunican a los demás, y al final la película pasa a verse como lo que realmente es: una crítica por parte del realizador hacia una situación en particular. Punto. No importa qué tan imparcial se pretenda ser, haciendo uso del mencionado avisito.

En fin, no entiendo esta actitud, si de verdad algunos pretenden protegerse bajo dicho mensaje. Quisiera creer que lo colocan no porque no pretendan dar la cara luego de dar la opinión, sino porque es una especie de requisito, un asunto legal de obligatoria aparición al final de todos los créditos de todas las películas de todos los géneros. Aunque al final, sólo quien tuvo la idea de escribir la historia como quedó escrita es quien sabe qué opinión tiene.

Él y sólo él.

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Sobre la película, hay un dato lingüístico interesante; se creó un lenguaje nuevo (lo llamaron "Ku"), con sus propias palabras, conjugaciones, reglas... es decir, un lenguaje aparte, sostenible por sí solo, basado en lenguajes existentes en el sur de África, pero que "aunque sería reconocido por habitantes de la zona (...), los confundiría", debido a su estructura gramatical, leo por aquí. En todas partes encuentro que el creador de este lenguaje es Said el-Gheithy, director del Centre for African Language Learning en Londres. En general, no encuentro muchas críticas positivas para la película, pero a mí me gustó.

Me encanta leer la columna Contravía, escrita por Eduardo Escobar. Y la de hoy termina con una reflexión que encuentro parecida a cierto diálogo de La intérprete. Aquí va el diálogo, para terminar y dejar de ocupar su tiempo, estimado lector. Lo traduzco burdamente, pero espero que se mantenga la idea.

Silvia Broome: (...) Siempre que alguien pierde a un ser querido, quiere vengarse de alguien más, o de Dios, a falta de alguien. Pero en África, en Matobo, los Ku creen que la única manera de poner fin al dolor es salvando una vida. Si alguien es asesinado, luego de un año de duelo se realiza un ritual llamado "la fiesta del ahogado". Se hace una fiesta durante toda la noche, junto al río. Al amanecer, el asesino es montado en un bote. Se lleva al agua y se le tira allí, amarrado, para que no pueda nadar. Entonces la familia doliente debe tomar una decisión; pueden dejar que se ahogue, o pueden lanzarse a salvarlo. Los Ku creen que si la familia deja que el asesino se ahogue, se hará justicia, pero pasarán el resto de sus vidas de duelo. Pero si lo salvan, entonces admitirán que la vida no siempre es es justa, y a cambio ese acto los liberará del dolor.


dancastell89@gmail.com

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