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Los afortunados del mundo están enamorados de algo. No tiene que ser una persona, puede ser una mascota, la música, el cine, la naturaleza, la religión, la política, hasta hay quienes están enamorados de si mismos. Ellos son afortunados porque tienen en la vida algo que los mueve, que les regala momentos para recordar y olvidar, algo que les roba la atención y que les hace reír y llorar de la misma forma. Ellos son afortunados porque tienen algo que, a diferencia de casi todas las otras cosas, no les ‘vale huevo’, algo que, gracias a las tristezas que les ha dado, hace que las alegrías le sepan más dulce que a la mayoría de las personas.

 

Yo por mi parte me considero afortunado porque estoy enamorado del fútbol. Sí, ya sé, millones en Colombia y en el mundo entero conocen este deporte, van a los estadios, juegan los fines de semana y se consideran seguidores de un equipo, pero esto no es amar al fútbol.

 

Amar a este deporte es llevar lo que se dijo anteriormente a otro nivel. Si se va a ir al estadio, hay que llegar a la hora que sea necesario para entrar de primero. No importa el sol o la lluvia que nos acompañe durante la fila. Si es necesario esperaré horas y horas afuera del estadio hasta que a este lo abran y después esperaré más sentado en las graderías. Obviamente, el papel picado, los rollos y las banderas son obligatorias, pues ir al estadio no es como ir a cine, ir al estadio es hacer parte de un espectáculo multitudinario que le debe poner los pelos de punta a todas las personas que asistan. En lo posible, quienes vayan al estadio deben sentir lo que siento yo.

 

Es lo mismo a la hora de jugar. No vale la pena ponerse una pantaloneta y pararse en una cancha si no se va a jugar para ganar. Si se está jugando fútbol a medias es mejor no hacerlo. Hay que respetar el deporte sea donde sea. No importa si se está en un estadio o en un parque, lo importante es jugar para ganar, siempre, sin importar en donde o porque, siempre se debe jugar para ganar.

 

Seguir un equipo. Hay quienes dicen ser hinchas del buen fútbol, pues, aunque a todos nos gusta ver una buena jugada, eso no es ser hincha. Seguir a un equipo implica querer que este gane así juegue bien o mal. Perdónenme por lo que voy a decir, pero si un partido está complicado, no me importaría que mi equipo ganara con un autogol, un gol del arbitro o uno en fuera de lugar, para mí lo importante es que mi equipo gane. Seguir a un equipo es no perderse un partido, o, por lo menos, estar pegado de un radio AM en un almuerzo campestre dominguero mientras las demás personas hablan de sus trabajos, carros o de la música que hay en sus iPods. Ser un fanático es serle más fiel al equipo que a cualquier otra cosa, porque bien dicen por ahí, una persona podrá cambiar de novia o novio, de religión, partido político y hasta amigos, pero jamás de equipo de fútbol.

 

Finalmente está conocer el deporte. Esto está más allá de saber las reglas, los grandes equipos e históricos jugadores. Conocerlo es querer saber de verdad acerca de él, como dice un amigo de la infancia, ‘ver más allá de lo evidente’. Leer libros, oír música, ver videos, todo lo relacionado con el deporte. Y no solo con lo que pasa en la cancha, sino toda la pasión y belleza emanan del fútbol.

 

La idea de ‘TOCO Y ME VOY‘ es recordar todas estas cosas que nos regala el fútbol y no muchos conocen. Los textos de Eduardo Galeano, Roberto Fontanarrosa, Jorge Valdano, Juan Villoro, Franklin Foer, Ángel Cappa, Dante Panzeri y muchos más que ahora se me escapan.

 

Pero no son solo textos de los que queremos hablar. También hay música como la de Bersuit Vergarabat, Ignacio Copani, Los Auténticos Decadentes y muchos más que han dedicados notas y acordes al fútbol.

 

La intención de ‘TOCO Y ME VOY‘ es (aunque en algunas ocasiones se hable de cosas diferentes a estas) tratar esos elementos del fútbol que solo los verdaderos amantes de este deporte conocen. Esas cosas a las que no es fácil acceder, pero que cuando se tienen la satisfacción es inmensa. La idea es mostrar las pequeñas cosas del fútbol que diferencian a un amante de un seguidor, los pequeños detalles que hacen de este el deporte más lindo del mundo.

 

Se me olvidaba, ¿por qué ‘TOCO Y ME VOY’?

 

Existen dos razones principales para haber escogido este nombre. La primera la entenderán mejor las personas que alguna vez en su vida han entrenado fútbol. Los que hemos tenidos entrenadores hemos oido millones de veces «¡Toco y me voy!», o en su defecto, «¡Toco y me muevo!». Eso quiere decir, se hace un pase y después se ataca el espacio libre. Esa frase siempre me ha recordado a mis años de entrenamientos y por eso la escogí.

 

La segunda razón es una canción del grupo argetino Bersuit Vergarabat. Esta describe a un jugador de fútbol de manera hermosa y por eso tomé prestado el nombre. Lastimosamente no encontré el video de la canción, así que escogí este para que ustedes puedan oir la canción y entretenerse viendo a un maestro a la hora de proteger el balón, Juan Román Riquelme.

 

 

Espero que este espacio les guste y cuente con su participación total. Nos estamos viendo y ya saben, cualquier solicitud o recomendación será gratamente recibida.

 

JuanSQ

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