«Arranco una nueva vida», así anunció Juan Román Riquelme su retiro del fútbol en enero de este año. Y es un hecho para destacar porque él no es uno más. Solo un ídolo como Juan Román Riquelme fue capaz de hacer que la Bombonera (la casa de Boca Juniors y uno de los templos del fútbol argentino y del mundo) rechazara a Diego Armando Maradona y lo escogiera él. Y sí, no leyeron mal, el día en el que la Bombonera escogió a Riquelme sobre Maradona ocurrió y el mundo del fútbol jamás lo va a olvidar.

Ese día, con pancartas como “La pelota no se mancha, a Román menos” o “Maradona te fuiste de Boca”, La 12, una de las barras más grandes, complicadas y fervientes del mundo, decidió que ‘El Diego’ había pasado a un segundo plano, había un nuevo Dios, Román (Lean acá más sobre ese día).

 

Y la reacción no era para menos. Él fue partícipe y líder de una de las épocas más ganadoras de este club argentino. Con la camiseta xeneize, Román ganó todo lo que jugó y llevó al club argentino a lo más alto del fútbol mundial.

Sin embargo, Riquelme fue mucho más que números. Su fútbol fue arte. Verlo jugar era poesía. Cada uno de los movimientos de esa derecha mágica, los cuales eran milimétricamente pensados y ejecutados, sirvieron para que millones mantuvieran viva la esperanza del buen fútbol.

Gracias a frases como estas, él se convirtió en representante en la tierra de los dioses del fútbol. Él fue el socio del buen juego, él (con otros pocos como Zidane y Ronaldinho) tomó a una generación de seguidores que solo veían patadas, barridas y peleas en la cancha y les demostró que la elegancia y la clase sí eran posibles. Que para jugar era más importante pensar que correr. Que con una derecha mágica cualquier cosa podía pasar.

Son miles los momentos de Riquelme que podríamos recordar, pero hay dos que para mí deben quedar en la historia y que me gustaría revivir ahora que este gigante le dijo adiós a las canchas.

El primero fue el día en el que no le prestó el balón al Real Madrid en la final de la Intercontinental en el 2000. Román se enfrentaba a los más grandes del mundo y les dio una clase de fútbol a todos. Makélélé y McManaman fueron los que más sufrieron con la forma como pisó, pisó y pisó la pelota el argentino. Un doctorado para cualquier volante crativo del mundo.

El segundo momento para recordar el es famoso ‘Caño a Yepes’. Boca y River se enfrentaban por la Copa Libertadores y el equipo xeneize ganaba 3–0 en La Bombonera. Riquelme, en un momento de genialidad que inspiro desde esculturas hasta nombres de caballos, pisó el balón un par de veces en la banda derecha de la cancha y dejó en ridículo al futuro capitán de la Selección Colombia.

Acerca de la jugada, Riquelme dijo: “Siempre que me preguntan sobre esa jugada digo que tiene más mérito Yepes que yo. En un clásico, ir 3–0 y una jugada de esa manera, yo creo que cualquier otro jugador de fútbol me habría pegado una patada. Él me siguió hasta el corner y no ha hecho nada. Yo creo que eso es mucho más de hombre que haber tirado el caño”.

Por esta y muchas razones más, a los amantes del fútbol nos duele que ‘el último 10′, como lo han llamado varios expertos, haya decidido dejar el fútbol. Y ustedes, ¿qué recuerdan de Riquelme?

Juan Sebastián Quintero
Nos vemos en Twitter: @Juansq

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