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Un trino de Mauricio Silva y el debate en el programa radial En la jugada de RCN (este último que, a mi pesar, no pude escuchar en su totalidad el día de hoy por razones laborales) suscitado después de la enorme victoria de Nairo Quintana en la Vuelta a España, pusieron a pensar a muchos en la lista de nuestros deportistas más importantes. Coincidencialmente, hace unos días el periódico británico Daily Mail publicó una lista de los diez mejores deportistas de Gran Bretaña en toda la historia sugerida por Daley Thompson, él mismo uno de los más grandes decatletas de todos los tiempos y, sin duda, elección a ojo cerrado para esa elección del mejor atleta británico de la historia. La controversia que generó la lista hizo que el periódico convocara a cuatro expertos a dar sus listas: así, Martin Samuel (columnista deportivo del Daily Mail y frecuente ganador del premio al mejor periodista deportivo británico), Nasser Hussain (capitán del equipo de cricket inglés entre 1999 y 2003), sir Clive Woodward (técnico campeón con Inglaterra del mundial de rugby de 2003) y Jamie Carragher (defensa central del Liverpool y la selección inglesa) dieron su top 10 que, en muchos casos, difirió de la lista presentada por Thompson.

Quiero dejar mis dos centavos en la discusión del mejor deportista colombiano de la historia o, como presentaré en las siguientes líneas, los diez mejores. Para ello, debo establecer una serie de criterios. El primero es que no repetiré deportes. Así, no habrá dos ciclistas, dos futbolistas, dos boxeadores, dos atletas o dos pesistas. Segundo, a menos de que haya el suficiente cubrimiento mediático para ser considerado un “deporte global”, no consideraré deportes que no sean olímpicos. Tercero, tendré en cuenta sobre todo triunfos internacionales. He decidido, por último, hacer una lista en orden alfabético. Es difícil escoger sólo diez, ahora imaginen lo arduo que es escoger a uno de esos para superar a los otros.

Omisiones notables
Lo más lamentable, en mi opinión, de escoger sólo un representante de cada deporte es tener que sacar a tantos que, sin duda, también merecerían estar en esta lista: en las pesas, Diego Salazar, Mabel Mosquera y Leidy Solís merecen este sitial, junto a la lamentable omisión del gran Óscar Figueroa. En el fútbol, Iván Ramiro Córdoba, Carlos “el Pibe” Valderrama, Óscar Córdoba, Jorge Bermúdez, Willington Ortiz, Faustino Asprilla y Falcao García, mientras que el boxeo obliga a descartar nombres tan ilustres como Miguel “Happy” Lora, Rodrigo “Rocky” Valdez, Alfonso Pérez y Jorge Eliécer Julio o tan rutilantes como Yuberjen Martínez e Ingrit Valencia. En el ciclismo, “Cochise” Rodríguez, Lucho Herrera, Fabio Parra, Rigoberto Urán o Esteban Chaves merecen estar también, así como el beisbolista Orlando Cabrera, la atleta Ximena Restrepo, los bicicrosistas Carlos Mario Oquendo y Carlos Ramírez, el tirador Bernardo Tobar. La segunda regla implica sacar a nuestros tantos patinadores que tantas medallas nos han dado y al jugador de squash Miguel Ángel Rodríguez, al igual que al clavadista de altura Orlando Duque. Y la regla implícita de tener sólo diez atletas implica dejar de lado a otros de nuestros medallistas como Óscar Muñoz, María Luisa Calle y, sobre todo, la incansable Jackeline Rentería; así como a Camilo Villegas, cuya carrera en el golf ha sido cuando menos envidiable, o a la única tenista que se ha mantenido en la parte alta (top 30) del escalafón del tenis, la inolvidable Fabiola Zuluaga. Otra omisión que lamento, más personal, es la del jugador de hockey Scott Gomez: nacido en Anchorage (Alaska) de madre colombiana, es uno de los contados jugadores de herencia hispana en ganar la codiciada, legendaria y ardua de ganar Copa Stanley, la cual levantó dos veces con los New Jersey Devils. Pero Gomez, como es de esperarse, representó al país que lo vio nacer en Olímpicos y mundiales de hockey.

Pero la omisión más dolorosa es la de Moisés Fuentes, el único atleta paralímpico que ha ganado medallas en tres juegos seguidos. Y lo omito no porque crea que es menor su logro, sino como una forma de protesta contra la invisibilidad que ha tenido el deporte paralímpico en nuestro país. Apoyo y abono el hecho de que se envíen corresponsales a Río para cubrir los Paralímpicos, como lo hizo Caracol Radio con el periodista Miguel Villamil; así como el cubrimiento que ha hecho este periódico de los gigantescos logros de Fuentes, de Nelson Crispín, de Carlos Daniel Serrano y de los demás héroes con mayúscula del paralimpismo nacional. Pero todavía falta mucho y reitero el llamado que hice hace un tiempo: ¿por qué no, en el posconflicto, convertimos el deporte paralímpico en una de las formas para darle una nueva esperanza a los tantos civiles y militares que han quedado en condición de discapacidad debido a la guerra que nos ha desangrado durante años?

Yuri Alvear
A la judoka de Jamundí sólo le falta el esquivo oro para completar un palmarés que cualquier deportista del mundo envidiaría. No cualquiera puede darse el lujo de decir que ha ganado tres oros en los mundiales de su deporte. O decir que tiene una plata y un bronce olímpico. Cada vez mejor en su disciplina, Alvear no deja de destacar cómo las mujeres han sido la punta de lanza de nuestros logros olímpicos y cómo el apoyo de la estructura deportiva estatal ha sido fundamental para subir los escalones del podio hasta el oro que, esperamos todos, cuelgue de su cuello en el simbólico Budokan de Tokyo dentro de cuatro años. Tal vez el judo no sea el deporte más fácil de entender dentro de las artes marciales, y tampoco sea el más popular dentro de las prácticas comunes. Pero lo que ha hecho Yuri Alvear, con su mezcla entre la dureza del tatami y la sonrisa que la acompaña siempre que está fuera del escenario, debería hacerlo un deporte más practicado en nuestro país. Ojalá ella sea la pionera de un camino dorado.

Helmut Bellingrodt
Junto a los boxeadores Alfonso Pérez y Clemente Rojas, el tirador barranquillero fue el primer medallista olímpico de Colombia en los ya lejanos Olímpicos de Munich 1972. Y él representa, como pocos deportistas, los retos que durante años han tenido que vivir nuestros deportistas para salir adelante. En una entrevista con la revista Bocas, Bellingrodt recordó cómo su arma fue “una adaptación un poco artesanal que [le] hizo [su] padre”, quien junto a su hermano fue el apoyo que el barranquillero tuvo para ganar plata no sólo en Alemania, sino doce años después en Los Ángeles 1984, incluso siendo tentado por la federación alemana de tiro para competir por el país de sus padres en juegos posteriores, idea que descartó inmediatamente. Seguramente, de haber nacido algunos años después, con un apoyo mucho más grande que el recibido en su época de gloria, Bellingrodt habría tenido más de dos medallas en su palmarés y, me atrevo a afirmar, más de una de oro.

Antonio Cervantes “Kid Pambelé”
Pambelé es nuestro primer rockstar. Así de simple. Y fue el primero que nos enseñó qué significaba ganar en el deporte, en esa lejana noche cuando venció en el cuadrilátero a Alfonso “Peppermint” Frazer. Él fue el pionero de todos los logros deportivos de nuestro país, y el modelo -sin ninguna duda- para la seguidilla de triunfos que Colombia tuvo en el boxeo. Sin él, nombres como “Happy” Lora, “Rocky” Valdés, Yuberjén o Eliécer Julio no serían parte de nuestro léxico. Él nos puso en el mapa del deporte mundial, y si bien podemos criticar y condenar el camino que tomó el nacido en San Basilio de Palenque, es imposible sacarlo de una lista de héroes deportivos de nuestro país.

Caterine Ibargüen
Esta selección resulta fácil. Después de todo, no todos los días un deportista es dominante al punto del monopolio de primeros lugares durante un ciclo olímpico. Y ese fue el camino del oro para la sonriente saltadora triple de Apartadó. Tras haber perdido el oro contra la kazaja Olga Rypakova en Londres 2012, Ibargüen ganó todas las competencias -salvo una, en Birmingham este año, precisamente contra Rypakova-. Esto incluye dos Mundiales de Atletismo (los primeros oros de nuestro país en uno de los torneos más importantes del calendario deportivo), cuatro Ligas de Diamante seguidas, todos los eventos del ciclo olímpico (Bolivarianos, Centroamericanos y del Caribe, Sudamericanos y Panamericanos) para terminar con broche de oro en ese podio de Río de Janeiro. En el atletismo, sin duda la insignia de los Olímpicos y piedra fundamental de casi todos los demás deportes, los dominantes son leyendas por derecho propio: Sergei Bubka, Carl Lewis, Usain Bolt, Paavo Nurmi, Haile Gebreselassie. Y Caterine Ibargüen va por ese camino.

Juan Pablo Montoya
Sin duda, esta escogencia será polémica. Montoya, admitámoslo, no es precisamente el deportista más querido de Colombia. Además, el automovilismo no es olímpico y depende de la habilidad del piloto junto a la calidad de su carro y de su equipo de mecánicos. Pero sería injusto no poner al bogotano en esta lista, teniendo en cuenta todo lo que ha hecho en su larga carrera detrás del volante. Primero, Montoya ha ganado algunas de las pistas más icónicas del automovilismo. No cualquiera ha levantado trofeos en Indianápolis, Mónaco, Daytona, Silverstone y Monza. Además, ha salido victorioso en todo tipo de pistas, tanto las ovaladas de los circuitos norteamericanos como las sinuosas de la Fórmula Uno. Es el único piloto en activo que podría completar la Triple Corona del automovilismo (Indianápolis, Mónaco, Le Mans) y, de hacerlo, igualaría la leyenda del gran piloto británico Graham Hill. Y un último dato para argumentar mi inclusión del piloto bogotano: ha ganado carreras en Fórmula Uno, Cart, Indy, Rolex Sports Car y NASCAR. Sólo un piloto además de él ha hecho eso: Mario Andretti. Con Montoya estamos ante un deportista que, a pesar de la polarización que genera, ha sido uno de los automovilistas más importantes de los últimos veinte años; algo que, tristemente, es más reconocido fuera de nuestras fronteras.

Mariana Pajón
Otra selección fácil: ningún deportista colombiano tiene dos oros consecutivos. Toda su vida la antioqueña ha sido dominante en el circuito femenino del BMX, incluso teniendo competición fuerte de bicicrosistas holandesas, australianas, neozelandesas y venezolanas. Además, los logros de Pajón han influido la elección de cientos de jóvenes y niños que quieren emular sus victorias y hoy pueblan las pistas de Colombia soñando con las preseas que toda la vida han adornado la casa de los Pajón Londoño en Medellín. Sin ir más lejos, Carlos Ramírez, medallista de bronce en BMX en Río de Janeiro, veía hace cuatro años en el televisor cómo su paisana ganaba el oro en Londres y, muy seguramente, ese logro influyó para convertirlo en el medallista de bronce que es hoy en día. ¿Eso, les pregunto, sería posible sin la mezcla de dominación, carisma, talento y disciplina que encierra la deportista olímpica más decorada de nuestra historia?

Nairo Quintana
Una comparación fácil que escuché hoy de labios del periodista Guillermo Arango: el ciclismo tiene tres “Grand Slams”: el Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España. De esos, el campeón de Cómbita ya lleva dos. Además, ha logrado varios podios en el Tour de Francia ante su rival más grande, el caballero (no puedo tener otro adjetivo para referirme a él tras la actitud gallarda en esta Vuelta) británico Chris Froome. El domingo superó a Lucho Herrera y Fabio Parra como el ciclista más grande de la historia de nuestro país, algo nada menor en el deporte que más triunfos nos ha dado como país. Quintana, además, ha sido el símbolo de la generación dorada del ciclismo colombiano, con nombres ya consagrados como Rigoberto Urán, Sergio Luis Henao, Esteban Chaves y otros que vienen en el camino, como Fernando Gaviria, Miguel Ángel López, Jarlinson Pantano y el joven Egan Bernal. Ahora bien, Nairo no ha llegado a la cima de su carrera: tiene apenas 26 años. Para hacer una comparación, Froome para la edad de Nairo era el gregario de sir Bradley Wiggins y estaba pagando derecho de piso en el Team Sky; Nairo no necesita hacerlo, ya es el líder de uno de los equipos más poderosos del ciclismo mundial. Aunque critiquemos desde Colombia la acción del Movistar, es inevitable reconocer que, al estar en el equipo español, ser su capo y dejar a un ciclista del calibre de Alejandro Valverde como un gregario de primera línea, el de Cómbita está en una posición equivalente a la que podría estar, digamos, James Rodríguez de capitán del Real Madrid o David Ospina portando la cintilla en el Arsenal.

Edgar Rentería
En los últimos veinte años, a menos de que se haya actuado con los Yankees de Nueva York, es muy difícil ganar más de una Serie Mundial en la carrera de un beisbolista. El Niño de Barranquilla logró precisamente eso en su recorrido por los diamantes de la Gran Carpa del béisbol. Siempre constante en su trayecto por equipos legendarios como los Cardenales, los Gigantes, los Medias Rojas, los Tigres y los Bravos, logró en su posición de paracortos ser una garantía tanto en el ataque como en la defensa de las novenas donde jugó, camino que fue recompensado con cinco actuaciones en el Juego de Estrellas, dos Guantes de Oro y tres Silver Slugger al mejor jugador ofensivo de la MLB. Además, logró ser apenas el cuarto beisbolista que anota hits ganadores en Series Mundiales. ¿Quienes fueron los anteriores? Tres de los beisbolistas más grandes de la historia: Babe Ruth, Lou Gehrig y Yogi Berra. Seguramente, cuando el nombre de Edgar Rentería esté en las quinielas para entrar al competido Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown, Nueva York, será el primer colombiano en estar en ese envidiado sitial de la historia de un deporte que, además de ser bastante popular en nuestra costa atlántica, es uno de los más vistos en el mundo entero. Por último, él ha sido uno de los mayores promotores del béisbol colombiano en el mundo y, sin su intervención y sin su talento, seguramente los scouts de las Grandes Ligas no estarían en nuestros diamantes buscando a aquellos que podrán sustituir al barranquillero en las Ligas Mayores.

James Rodríguez
Esta puede ser mi elección más polémica. Estando tantos jugadores que, tal vez, sean más icónicos en la historia de nuestro fútbol, ¿por qué escoger a uno relativamente joven que actualmente no está en el once titular de su equipo? Mi respuesta es sencilla: fue goleador de un Mundial de Fútbol. En el torneo más importante del deporte más poderoso del mundo, James Rodríguez fue el mayor anotador. ¿Y cuál es la compañía del cucuteño en esa lista? Algunos nombres: Eusebio, Garrincha, Just Fontaine, Leonidas, Gerd Müller, Lato, Ronaldo, Kempes, Rossi, todos leyendas del fútbol por derecho propio. Además, en un país que no es una potencia mundial del deporte, haber tenido al pichichi del mundial es una señal del cambio de mentalidad, lento pero seguro (a pesar de nuestros dirigentes), que vive el deporte más popular de nuestro país. Tal vez hoy en día el capitán de la selección no sea la elección más popular en este conteo, pero sería insensato cuando menos descartar a un jugador que, sin duda, no ha llegado al pico de su carrera y está destinado a convertirse en leyenda y en icono deportivo global.

María Isabel Urrutia
¿Por qué escojo a la pesista de Candelaria sobre Óscar Figueroa, cuando el antioqueño ganó dos medallas y la vallecaucana sólo una? Simple: el significado que tuvo la medalla de oro de Urrutia en Sydney 2000 para el futuro del deporte en Colombia. Una vez ganado el oro de la pesista de Candelaria, el gobierno decidió cambiar el sistema de financiación deportiva y dar parte del IVA que se paga al usar telefonía móvil a los programas de apoyo a nuestros atletas. Y los resultados, gracias a las políticas instauradas por los presidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, se ven. Recuerdo que hace veinte años, en Atlanta, nadie pegó un grito en el cielo cuando nuestros atletas volvieron de los Olímpicos con las manos vacías y que el bronce ganado por Ximena Restrepo en Barcelona fue celebrado en nuestro país como si fuera un oro. Dieciséis años después de que en la madrugada colombiana Urrutia levantase 245 kilos y el primer oro de nuestra historia, evolucionamos cada vez más como una potencia deportiva continental.

Voyeur: Ante las respuestas de muchos comentaristas a mi entrada más reciente, quiero dejar en claro algunas cosas. Primero, al hacer énfasis en los pastores cristianos no quise, ni mucho menos, aminorar el impacto negativo que no pocos sacerdotes católicos han tenido en la política nacional durante la historia colombiana. Basta pensar en monseñor Herrera, monseñor Builes o monseñor Luque. O en los sacerdotes que abrazaron la Teología de la Liberación, como Camilo Torres o el español Manuel Pérez «El Cura» que lideró con puño de hierro el ELN; un pensamiento que sigue vigente en no pocas aulas universitarias de nuestro país. Segundo, mi fuente es el audio del pastor Cañas presentado por Noticias Uno. Tercero, más allá de una posición determinada en el plebiscito del 2 de octubre, hay una clarísima intromisión de la religión en la política y de la política en la religión que es global. Basta ver cómo presidentes y primeros ministros convierten los púlpitos de las iglesias en atriles donde afinan sus discursos. ¿Eso, me pregunto, no es lo mismo que llenar de mercaderes el Templo que limpió Jesús según los Evangelios?

En los oídos: Picnic en el 4to B (Soda Stereo)

@tropicalia115

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