Si es obligatorio o no en Colombia, el uso de los cinturones traseros, de todas maneras no se protege como en las sillas delanteras. ¿El motivo? La carencia, en la mayoría de autos del mundo, de los pretensores y los limitadores de esfuerzo.
El cinturón de seguridad de 3 puntos salva miles de vidas en todo tipo de accidentes alrededor del planeta. En colombia les confieso que a hoy (era obligatorio usarlos), no sé si es o no obligatorio usar los traseros, y si así fuera, estaríamos con un nivel de protección equivalente al de cualquier auto de última generación es decir, con un nivel mucho más bajo que el que se proporciona a los pasajeros delanteros.
En el momento de un accidente, realmente ocurren 3 golpes o desaceleraciones. El primero, cuando el vehículo choca contra otro auto o un objeto. El segundo, cuando el cuerpo, que venía a la misma velocidad que el carro, sale disparado hacia adelante y se »golpea» contra el cinturón, o en el peor de los escenarios contra el suelo al salir disparado del vehículo por no llevarlo puesto; el tercero, cuando los órganos internos como el hígado o los intestinos, dada la fuerte desaceleración, se desprenden y golpean contra el tórax, causando severas lesiones que fácilmente producen la muerte.
En aras de evitar todas las lesiones posibles, nacieron primero los pretensores -toda compañía conocida y decente los monta desde hace unos 15 a 18 años-, y los limitadores de esfuerzo que se popularizaron hacia finales del siglo pasado.
La función de los pretensores es, una vez detectada la fuerte desaceleración provocada por el impacto, tensar inmediatamente el respectivo cinturón, para que al estar más ajustado contra el cuerpo los pasajeros desaceleren con el auto más temprano y la presión sobre el cuerpo sea repartida de manera uniforme. Adicionalmente, el cuerpo estará en una mejor postura para soportar el impacto.
Si no existieran, (como pasa en muchos autos antiguos con sólo cinturones retráctiles), la holgura restante entre el cinturón y el cuerpo es lo suficientemente grande como para permitir una aceleración e inmediata desaceleración lo suficientemente fuerte como para causar la muerte.
Adicionalmente ésta distancia, permite que el conductor se golpee bruscamente contra el timón, y que al copiloto le suceda lo mismo con el tablero. Además, la cabeza se agacharía demasiado, lesionando la columna vertebral. Ahora, ¿cuál es la función de los limitadores de carga? Como su nombre lo indica, se trata de aliviar progresivamente, la carga o fuerza adicional que ejerce sobre el tórax el cinturón de seguridad con el pretensor; sencillamente, entre los 2 sistemas, lo que se hace es desacelerar equilibradamente el cuerpo, para llevar a cero o al mínimo la cantidad y severidad o magnitud de las lesiones, evitando igualmente el impacto con lo de adelante.
A ellos, en su función protectora, se agregan las bolsas de aire o airbags los cuales, en los más recientes modelos gracias a sensores que determinan el peso y la posición del ocupante, varían su velocidad de inflado para así »recibir» al cuerpo de la mejor forma. ¿Se protege a los ocupantes traseros de la misma manera? Desafortunadamente no. Esto lo corrobora un riguroso, reciente y sorprendente estudio -por los resultados-, del Automóvil Club Alemán (ADAC), donde las mayores cifras con personas gravemente heridas, o muertas, aparecen en más de un 50% de los accidentes, como ocupantes de las sillas traseras.
Al final, los resultados tienen mucha lógica: no existen airbags frontales para esos pasajeros, y lo peor, es que los cinturones traseros no son equipados ni con pretensores, ni con limitadores de esfuerzo. ¿Cómo es posible que a la mayoría de vehículos nuevos de todas las marcas en el mundo les falten tan importantes elementos, y que sólo se puedan utilizar en los vehículos más grandes de compañías de lujo, o como opción en algunos vehículos segmento C -D sólo como opción?
El estudio, nos hace caer en cuenta que en el mejor de los casos viajando atrás con el cinturón de seguridad, tenemos un nivel de protección -por los sistemas ausentes, mas no por la deformación y conservación de la forma de la cabina-, casi de los años ochenta. ¿La probable causa? Entre 140 y 180 Euros, el costo cercano que tiene para las automotrices instalar los sistemas en esos cinturones. Es increíble pero cierto. Renault dice que son caros, Volvo, afortunadamente como Mercedes, los pone en la mayoría de su portafolio.
Ojalá pronto, organismos como el ADAC o EURONCAP, empiecen a tener en cuenta las abismales diferencias en la protección que se presta a los ocupantes de un mismo vehículo, y se vuelvan aún más rigurosos en la asignación de las 5 estrellas en protección, cuando en su protocolo de pruebas incluyan las mediciones en fuerzas G y demás, para así, empezar a »premiar» a las marcas que incluyan de serie los pretensores y limitadores de esfuerzo en los cinturones traseros, tal como lo hizo EURONCAP al entregar la quinta estrella, únicamente a los vehículos que montaran de serie el control de estabilidad. ¿Cuántas vidas más se podrían salvar? Con seguridad muchas.
De todas maneras lo comentado lógicamente no es disculpa para que nadie deje de utilizar los cinturones traseros pues hay que hacerlo. Y menos aún para nuestros legisladores, que están en mora de implementar »a la fuerza» indirectamente por medio de las autoridades de tránsito (la norma es o fue?? válida para vehículos modelo 2004 en adelante), su buen uso en las vías y en las calles. Por ahora hay que pensar que al final como a veces sucede, es mejor tener »algo» que nada, al acomodarnos y usar el cinturón trasero voluntariamente……..
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HISTORIA del Mazda 626 en Colombia y el mundo (artículo de mi autoría)
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