La marca francesa pisa bien con una propuesta de camioneta suv urbana, por lo menos en imagen y altura sobre la vía. Sorprende lo bien que se impulsa y el bajo consumo.
Renault había dejado un vacío en la parte baja del mercado desde la desaparición del Twingo, y luego del Clio 1.2 en 2017. Para retomar su posición nos presenta el llamativo Kwid, denominado por ellos el suv de los compactos. La frase tiene soporte pues el objetivo era concebirlo así desde los primeros bocetos y satisfacer a quienes no pueden tener o sentirse a la moda con una camioneta más grande; no se trata de otro urbano más con una versión más alta y ampliaciones de plástico por todos lados.
Sus formas son de mini camioneta con unos guardabarros casi cuadrados que se destacan con una percepción de mayor tamaño por el plástico negro que los rodea, el mismo que bordea generosamente las exploradoras y conforma el skí – protector delantero, similar al trasero. El capó a diferencia de sus rivales no está nada inclinado, está prácticamente horizontal acentuando la percepción de rudeza o 4X4 light.
Los trazos distintivos externos encajan perfectamente con la buena altura sobre el piso. Son ¡18! generosos centímetros que, definitivamente, lo hacen más camioneta que casi toda la competencia. Era de esperarse los generosos recorridos de suspensión y sus ventajas. Superamos carreteras en mal estado, llenas de huecos con 4 personas a bordo, a velocidad donde otros sufrirían (o eso parece) y el Kwid era casi imperturbable.
En el interior, la mayoría de la superficie de cabina la cubren plásticos grises de aspecto granulado en las partes superiores, cuya presencia podría ser de mayor nivel. En la versión Outsider probada (la más completa) las sillas delanteras, 2 líneas en el volante, una parte del tapizado de las puertas y el pomo de la palanca de velocidades, se presentan en un naranja que corta muy bien.
(POR QUÉ RECOMIENDO UN FORD FUSION Y MAZDA 6 ALL NEW USADOS)
En la segunda fila, el espacio para las piernas y a lo ancho es bueno, más o menos dentro del promedio de todos los urbanos, y es destacable la profundidad del baúl con 290 litros, buena capacidad. Es el primer urbano (o mini suv) en la historia de Colombia que se vende con 4 airbags (2 laterales adicionales) en todas sus versiones. Sobresaliente.
Así, han logrado cómodas 3 estrellas en los test de Latinncap, seguramente equivalentes a 4 hasta donde hace pocos años los requerimientos eran menos demandantes; un airbag puede hace la diferencia entre sobrevivir o morir en un accidente de las mismas características y hay que recordarlo en un mercado donde hasta hace poco en todas las categorías quedaban debiendo desde 1 hasta 4 airbags y frenos abs según precio, hasta que la ley obligó. Durante el desarrollo del Kwid se destruyeron 35 prototipos del vehículo como parte de los test de seguridad .
Se ofrece con tres niveles de equipo donde en el más generoso disfruta del conocido Media Evolution el cual por medio de la pantalla de 7 pulgadas permite acoplar y operar celulares con Android o Apple Car Play, replicar la pantalla del mismo, y utilizar conocidos programas como Waze o Google Maps, el manejo de la música, contestar llamadas manos libres, y valorar una conducción económica y lo que se ahorra gracias al Eco-scoring y Eco-coaching. La dirección tiene asistencia eléctrica, hay vidrios delanteros eléctricos, bloqueo de puertas y exploradoras, aire acondicionado y rines oscuros a diferencia de las copas en las otras dos versiones.
El motor es de 1 litro y 3 cilindros, 66 caballos, 9,5 kgm de torque, y una alta relación de compresión de 11,5:1, con la cual convive perfectamente con gasolina corriente a cualquier altura sobre el nivel del mar según lo afirma Renault.
Interesante tener una relación tan alta en un motor pequeño de inyección indirecta donde los motores más poderosos del mundo previos a la época de la masiva inyección directa, llegaron a 12.0: 1 en el Porsche 911 y el BMW M5 de 2003 con 10 cilindros en V…..
(A FONDO CON LA MAZDA CX5 TURBO SIGNATURE)
Los ejes de levas los hace girar una cadena de repartición y no una correa, y le hicieron 1 millón de kilómetros en pruebas para asegurar la robustez. Lo probé muy por encima del nivel del mar donde brillaron las positivas virtudes mecánicas para enfrentar cuestas o acelerar: mueve 4 ocupantes y el aire acondicionado con fluidez en carreteras de montaña desde bajas rpm, en lo que colabora físicamente el bajo peso, las relaciones de caja muy adecuadas, cortas (un pionero acierto de Renault), y una abundante curva de par en bajas y medias revoluciones.
Hasta 6000, donde aparece el imperceptible corte de inyección, se llega al máximo (60) en segunda, menos de 140 en 4a, y se puede rodar en cómodo crucero a 100 por hora girando a 3500 en 5a. Corriendo un poco más en el último cambio, la computadora a bordo mostró un promedio de 70 por galón. El aislamiento del motor es muy bueno. Al margen de leves vibraciones en neutro y en la salida casi esperadas en un motor de 3 cilindros, hasta 4500 el motor parece que funcionara 1000 rpm por debajo por lo poco que se oye, hay que estar mirando el tacómetro .
¿Y la estabilidad? Se presentan balanceos en curvas de amplio radio, y los vientos de costado le restan performance, algo siempre presente en mayor o menor proporción en sus rivales donde brilla un Hyundai i10; la corta distancia entre ejes, los delgados neumáticos y el bajo peso son características determinantes para un comportamiento típico de carro concebido principalmente para la urbe.
El nuevo auto citadino de Renault es una carta importante dentro de la baraja de vehículos que suma en el total de las ventas, llevando a Renault eventualmente al primer lugar desplazando a Chevrolet, pero con relevante diferencia en cifras totales, condición no vista desde hace muchos años, ¿podrá lograrlo?
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