El oro brilla por su presencia en muchos de los ámbitos del diario vivir en los Emiratos Árabes Unidos.
Para comenzar, el apreciado metal se encuentra disponible, casi 24 horas al día, en dispensadores especialmente colocados en algunos hoteles y centros comerciales. Se adquiere en pequeñas barras de diferentes valores y presentaciones: las hay desde 300.000 a 1.160.000 pesos colombianos.
Este servicio es administrado por una compañía llamada Gold to Go (oro para llevar) y tiene sucursales en otras ciudades del mundo como Nueva York, Berlín, Lisboa y Mendrisio, una población al sur de Suiza. Se piensa instalar uno de estos dispensadores en Colombia, en un futuro cercano.
El Palacio de los Emiratos es el hotel más emblemático de Abu Dhabi y muchas de las cosas que aquí brillan,que parecen de oro,en realidad son de oro, comenzando con los apliques de su techo, los cuales se extienden por alrededor de 2.000 metros cuadrados de oro de 22 quilates.
Al techo lo sostienen cientos de columnas bañadas en el brillante metal, que enmarcan un ambiente donde es difícil no quedar literalmente deslumbrado, si a lo anterior le agregamos las 1.000 lámparas Chandelier hechas en cristal Swarovski.
El preciado metal se luce también a la hora del té -del tradicional high tea inglés- con exquisitos y abundantes pasabocas tenuemente espolvoreados con pizcas de oro comestible.
A la hora del café, el capuchino recibe un ligero “baño dorado”, lo que le da un toque muy especial y llamativo: no dan ganas de tomárselo, sino más bien de contemplarlo: es un recreo para la vista y el paladar.Para complementarles, el té cuesta 120 mil pesos colombianos y el capuchino 25 mil.
Lo áureo curiosamente salta también a la vista a la hora en la que el huésped entra en su habitación, lo cual hace con monedas de oro que funcionan como llaves.
El oro se encuentra presente en muchos otros lugares de este majestuoso hotel, único en su genero, y la pregunta que me hice después del té fue quién se encargaría de brillar semejante extensión tan generosamente chapeada.
La titánica tarea la dirige un señor llamado Manoj Kuriakose, quien afirma conocer cada rincón del hotel donde se encuentre el precioso metal: “mis ojos pueden detectar hasta el más diminuto sucio o mancha que opaque la brillante decoración” manifiesta el dedicado y meticuloso observador.
Agrega el niño de oro, como cariñosamente lo llaman sus colegas, que: “darle mantenimiento sólo a la parte del techo con el aplique de hoja, toma más de un año, ya que es un trabajo altamente calificado y meticuloso”. A lo anterior añade que: “hay muy pocos conocedores de la técnica italiana del aplique de hoja dorada y su mantenimiento….. es un tipo de trabajo que todos buscan, exactamente, como al oro mismo”.
Desayuno dorado
En Abu Dhabi existe un restaurante que le cumple al comensal dos irresistibles deseos: uno, comerse un desayuno de rey –como lo manda los cánones de la buena nutrición- y el otro convertirse en un fortuito Rey Midas al raspar y ganar oro sólido, como reza su llamativa publicidad.
Los ganadores se dan con alta frecuencia, lo que atrae a clientes que mantienen el establecimiento bastante concurrido: todo por saborear un buen y abundante desayuno-obtenido por un precio razonable- disfrutar un buen servicio, y llevarse el oro y el moro.
Para participar, los interesados deben hacer una compra de oro de al menos 500 dirhams (260 mil pesos).El sorteo se lleva a cabo todos los días por los 32 días que dura el evento.
Oro a la lata
La rutinaria frase vale su peso (perdido) en oro fue la usada por una muy peculiar campaña en Dubái que premiaba a personas con oro, por bajar de peso.
Los ganadores recibían un gramo de oro por kilo perdido y los 2.648 participantes se llevaron una suma aproximada de 762.319 dólares americanos.
Si tenemos en cuenta que los Emiratos Árabes Unidos ocupan la quinta posición de personas obesas a nivel mundial (Mahmood, 2013) los organizadores de la saludable cruzada deberán de disponer de oro a la lata para premiar a la gran población de súper pesados locales, que quieran mejorar su condición de salud y ganar un extra que nunca cae mal.
El Dorado moderno se vive con mucha intensidad en los Emiratos Árabes Unidos escenificando una nueva versión de lo que alguna vez fue una quimera en la Colombia de nuestros ancestros: un deslumbrado muisca vería hoy que mucho ha transcurrido entre Guatavita y el eje Dubái-Abu Dhabi.
Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
http://marcelinotorrecilla.blogspot.ae/
Referencias y fuentes
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