Hasta hace unos meses atrás cuestionaba la necesidad de utilizar activamente redes sociales y me parecía innecesario tener que compartir contenido con gente que no estaba en mi “aquí y ahora”, aunque reconocía el beneficio enorme de estar virtualmente en contacto con amigos y familia, pues siempre ha habido muchos kilómetros entre nosotros.
En repetidas ocasiones me sentí anticuada, pues no tenía ni idea de cómo funcionaba Instagram, aún no sé cómo utilizar Twitter y me resisto a dejar entrar en mi vida nuevas tendencias como TikTok. Las pocas publicaciones que hacía en redes sociales eran a través de Facebook compartiendo fotos con familia y amigos. No me interesaba tener un número enorme de contactos y me aterrorizaba la idea de exponerme, cometer errores en público, compartir mis pensamientos, opiniones, y otros asuntos del día a día.
Cuando lancé mi empresa de servicios de coaching para inmigrantes, tuve que aprender a hacer uso de esas plataformas, ¿cómo no aprovechar las posibilidades de llegar de forma masiva a la gente, cuando se trata de compartir algo tan importante para mí como lo es mi propósito de vida? Pero al mismo tiempo te confieso, fue terrorífico exponerme a la opinión de otros, a sus juicios, y a sus expectativas. ¿Qué necesidad había de hacer eso, si finalmente en mi cápsula estaba a salvo, cómoda y con todo bajo control?
Bueno, pues como dice mi querida Brené Brown todos tenemos la posibilidad de elegir entre ser valientes o continuar en nuestra comodidad. La valentía trae consigo un componente de incertidumbre, riesgo y exposición emocional que por supuesto nos lleva a la incomodidad.
En los últimos seis meses he estado más incómoda que nunca, haber dejado mi estable vida corporativa me ha llevado a experimentar una montaña rusa de emociones, pero también ha sido una excelente ruta hacia el autodescubrimiento. Elegir enfrentarme todos los días a mis miedos, al que dirán, a mis prejuicios y a mi crítica interior, me ha enseñado la importancia de amarnos desde nuestra imperfección y la necesidad de entender que todos hacemos lo mejor que podemos, con los recursos y habilidades que poseemos.
Las redes sociales se convirtieron, sin pensarlo, en una escuela y ya no tengo miedo de ser vulnerable.
Por supuesto que estar expuesta trae situaciones inesperadas, vergonzosas y algunas veces dolorosas, pero de todo se aprende. Esa es la vida, un constante aprendizaje, en donde a pesar de no poder controlar los resultados elegimos intentarlo una y otra vez.
Elegir ser valiente puede ser muy difícil algunos días, todos sabemos cómo es sentir miedo y cómo este puede paralizarnos. El riesgo que corremos si esto pasa es que nada cambie, así nos quedamos siempre donde estamos, haciendo lo que siempre hemos hecho. La única forma de generar el cambio es haciendo algo diferente, sintiendo la incomodidad y luego elegir actuar de todos modos.
Y tú, ¿eliges la comodidad por encima de la valentía? como dice el dicho, todo lo que quieres está del otro lado del miedo. ¿Y para ti, qué hay del otro lado?
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