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Este mes es muy especial para mí, pues se cumple el primer año desde que me lance al mundo del emprendimiento. Después de migrar a varios países y haber completado un poco más de diez años de vida corporativa en reclutamiento y recursos humanos, decidí emprender esta aventura. Hoy me especializo en ayudar a profesionales migrantes que están atravesando desafíos de la vida personal y/o profesional en diferentes lugares del mundo.

¿Y cómo llegue aquí? Bueno, los últimos dos años de mi vida corporativa me generaron algo de crisis existencial. A pesar de que era un trabajo cómodo, en el cual me enfrentaba a desafíos interesantes en el día a día, sabía que estaba en el lugar equivocado. Era evidente que mi trabajo cada vez me alejaba más de mi propósito, y eso me hacía sentir incoherente. Sabía que no estaba siendo fiel a mis principios, a lo que realmente deseaba de la vida.

Era claro que necesitaba un cambio, pero tenía mucho miedo de renunciar a la estabilidad del salario mensual, me daba mucho miedo abrirle la puerta al fracaso, a la incertidumbre, a la posibilidad de que todo saliera mal. Aunque también algunos días, cuando la valentía me acompañaba, me preguntaba a mí misma ¿y qué tal si todo sale bien? Si bien, ha sido un año con desafíos, también ha sido una temporada de muchas alegrías, y sobre todo de aprendizaje.

Si estás evaluando tus posibilidades como emprendedor o ya estás en este camino, quiero compartirte cuatro aprendizajes que han contribuido de forma muy positiva en mi proceso:

  1. Escoge hacer cosas que sean difíciles: ¡He descubierto que ahí está el verdadero aprendizaje! Sé que el nivel de dificultad es relativo y subjetivo, lo voy a ilustrar con un ejemplo. Si había algo que literalmente me costaba mucho trabajo, era hacer videos. Además de la vergüenza de exponerme, no tenía ni idea de cómo hablar a la cámara, no entendía la importancia que tenía la luz o el sonido, y mucho menos, sabia editar videos. Solamente fue a través de la repetición y la producción constante de contenido, que logre desarrollar nuevas habilidades que me ayudaron a superar ese nivel de dificultad.
  2. Se constante, la motivación no es sinónimo de acción: ¡No importa cuán motivado te haga sentir tu proyecto, algunos días esa sensación no te va a acompañar! Es necesario estar preparado para que en ausencia de la motivación continúes haciendo, creando, ofreciendo, publicando. No hacerlo, no debe ser una posibilidad. La constancia será siempre tu aliada, si lo que buscas son buenos resultados.
  3. Ten siempre disposición para aprender: Sin duda, todos tenemos talentos y habilidades, y cuando nos aventuramos al mundo del emprendimiento, en muchas ocasiones, lo hacemos porque poseemos un conocimiento profundo sobre algún tema o área específica. El peligro está en creer que ya no necesitamos aprender más, que nuestro conocimiento es suficiente. Te invito a tener siempre mentalidad de aprendiz, continúa alimentando tu curiosidad, es la única forma de ser cada vez mejor en lo que haces.
  4. Enfócate en tus clientes y en tu proceso, no en tus competidores: A estos últimos me gusta llamarlos colegas, y aunque es indispensable saber cómo te posicionas con respecto a ellos en el mercado, entender su oferta de servicio y otras características, es importante no perder el foco. Tú y yo estamos acá para ayudar a alguien, para solucionar un problema, !su problema! y ese interés genuino en hacer la diferencia va a hacer que tu negocio, además de todo, sea muy rentable.

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