Silvestre Dangond y las lecciones de sus 10 años de carrera
A diez años de la salida de su primer álbum, Silvestre Francisco Dangond Corrales sí le heredó algo a Diomedes Díaz -el artista con el que solían compararlo al comienzo de su carrera-. Desde hace un par de producciones, se sentó en el trono del mayor vendedor de discos del mercado nacional (para efectos de ventas, Shakira es considerada artista internacional), como alguna vez lo fue Díaz.
El talento a la hora de forjar éxitos (La colegiala, Me gusta me gusta, Que no se enteren, La gringa), lo pegajoso de su estilo y su carácter explosivo lo convirtieron en un artista difícil de olvidar, sin puntos medios y etiquetado como polémico desde las épocas en que sus seguidores -los silvestristas- asuzaban su rivalidad con el cantante Peter Manjarrés. Con Silvestre cada detalle se amplifica en los medios: si presenta un programa de televisión, si en YouTube sube algún video que lo pone en boca de la gente (cosa frecuente) o si se separa de su acordeonero y compañero de fórmula (pasó de Juan Mario de la Espriella a Rolando Ochoa).
Sin embargo, el Silvestre Dangond que llegó a las oficinas de EL TIEMPO a hacer el recuento de su carrera hablaba más pausado que en sus primeras épocas y declaró que, a sus 31 años se ha vuelto «más conservador y más prudente».
¿Los 10 años se cuentan a partir de qué momento?
Desde el primer día, desde el primer lanzamiento. Incluso antes de empezar con Juancho (De la Espriella, su exacordeonero).
¿Cómo recuerda ese comienzo?
Mi primera grabación fue una odisea, grabé con presupuesto de otro artista. Los compositores no me querían dar canciones. El disco estuvo represado un año y dos meses antes de lanzarlo, me desesperé. Pero con el lanzamiento empezaron a cambiar las cosas, más que todo en Valledupar, que fue donde me dieron el primer ‘chulo’ de aceptación.
¿Con qué canciones?
Varias: Necesito verte, no te escondas más, Quién me mandó, del primer disco.
Y ya no las canta…
No. Pero el día en que haga un DVD de mi carrera artística, voy a cantarlas, porque todavía le gustan a la gente y me las piden. Ahora, con las redes sociales, cualquiera puede decir algo y cuando me pongo a leer, me piden esas canciones.
‘La colegiala’ su primer éxito nacional. Alguna vez se dijo que tampoco quería cantarla… ¿ya se reconcilió con ella?
Esta estaba en el tercer trabajo. Pero primero pegó como éxito en vivo sin haberla grabado. No es que no quisiera cantarla: pasa que cuando estrenas un disco, quieres mostrar lo nuevo.
Otro éxito suyo, Me gusta, me gusta fue criticado por su letra, más bien . Pero otras canciones en sus discos tienen letras bien elaboradas y profundas… También en su repertorio hay contraste…
En eso está la grandeza de muchos artistas: Cuando escuchas su repertorio te enamoras de otras canciones y no necesariamente son las que han sido éxito. Ahí es donde uno tiene más seguidores. El fanático no es tanto el de la canción que pega en la radio, sino el que lo escudriña a uno. Hace poco canté una canción, Una vez más, que nunca canté en vivo y, una seguidora me la pidió en la emisora. Quedé sorprendido. Para que te des cuenta: al público también le gustan las otras canciones. Hay canciones bonita, bien estructuradas que no pegan.
Pero hay gente que se queda solo en el Silvestre de los éxitos…
Ahora es más fácil no quedarse ahí, porque oyen el repertorio por Internet. Hoy en día me paro en una tarima y canto canciones que no han pegado en la radio y son la locura, se las saben igual. No me compares con nadie no ha sonado en la radio y la canto como si estuviera en los primeros lugares.
¿En qué momento de su carrera se dio cuenta de que ya no necesitaban compararlo con Diomedes, porque era claro su estilo musical?
Cuando comencé a escuchar a los demás grupos quecomenzaban y a decir: ‘Eso se parece a mí’. He creado un estilo. Desde La colegiala empecé a ser un punto de referencia. Pero era muy pelado en esa época y, a todos nos pasa que la edad nos da experiencia. No es lo mismo hacer música a los 22 que a los 31. En ese momento me veían com un principiante.
Y su ‘rivalidad’ más reciente es con Martín Elías, el cantante que se quedó con ‘Juancho’…
Me las han creado con todos. Son rivales que ha hecho el público. Todo el que sale nuevo, me lo echan. No es la primera vez que pasa. Pero no le paro bolas. Tuve una rivalidad, que me nacía y admito que hacía las cosas adrede, con Peter, en los mano a manos que hacíamos. Ahora, la gente se la pasa buscándome rivales, pero no.
Aprendí a hacer las cosas independientemente de lo que hacen los demás. Siento que es una de mis fortalezas, que no me quiero desviar, ni ponerme a imitar a otros. Tengo credibilidad musical y soy conciente de que hago las cosas con propiedad y seguridad. Con Martín Elías, hemos alternado unas 30 o 40 veces, desde la separación unas 20 y como a mí siempre me persiguen los videos, no hay video donde yo haga o diga algo en contra suya.
¿Qué le quedó de las experiencias con esos ‘videos’ que la persiguen?
Aprendí a cuidar la imagen. Esto me ha ayudao mucho. Ha hecho que me vuelva más selectivo, más conservador, un hombre más prudente.
¿Y de su paso por la televisión qué le ha gustado?
Me encanta. Siempre digo que si me invitan a protagonizar una novela o a hacer algo en cine, lo hago. Porque me gusta, me gusta… y los recesos son buenos. La monotonía cansa. Mira lo que me pasó a mí: diez años haciendo lo mismo y me dije: ya no más, hay que buscar un cambio, una expresión distinta. A mí se me había perdido hasta el nervio en la barriga antes de entrar a la tarima. Ya subía fresco, a veces sentía que hasta los aplausos me los había ganado sin haber cantado. Hoy valoro todo lo que está pasando.
De lo malo aprendo. Hay cosas que inventa la gente, son cosas que uno ni debería ni oír para que no le afecten ni la mente ni el corazón. Por eso trato de llevar una vida tranquila.
Hablando de ese cambio, usted quería cambiar, pero dijo que lo de Juancho lo tomó por sorpresa…
No imaginé que fuera a pasar. Ese día hablamos, cuando colgamos no estábamos en malos términos. Dijimos: ‘Dejamos hasta aquí’. Pero eso fue un martes y me dije, de aquí al viernes se pueden calmar las cosas. Así que estaba como tranquilo y de pronto, estaba almorzando cuando leí el Twitter de Juancho, que se iba.
Y ahora que está con Rolando Ochoa, ¿Les urge sacar un disco nuevo?
Creo que hay que darle un poquito más de espera. Además, Rolando no me está acosando diciéndome: «Ahora vamos a grabar lo mío». Grabar un disco ahora sería como mostrar desepero. Hay que darle tiempo a esto, que Rolando y yo nos conozcamos más musicalmente y que los compositores nos entreguen buenas canciones, que son la base de todo. Ahora no tenemos ni cabeza para eso: estamos haciendo promoción y bastantes giras de pueblo.
Bueno, son 10 años, qué quiere para usted en un par de décadas…
La tengo clara. Por el estilo de artista que soy, habrá que replantear muchas cosas. Seguiré con la música, pero creo que con el tiempo uno debe ser más calidad y menos cantidad…
El disco
No lleva ni un mes en el mercado y este álbum de CD y DVD va por las 4.500 unidades vendidas. Los discos anteriores: ‘No me compares con nadie’ y ‘Cantinero’ vendieron 130 mil y 120 mil unidades. Este álbum cuenta con presentaciones en vivo de los éxitos de este artista, cuyo nombre y firma hacen parte de las etiquetas de una edición especial de botellas del whisky Old Parr.
El concierto
Silvestre Dangond y Rolando Ochoa se presentarán en Bogotá, el próximo sábado en Matildelina. Cll. 81 No. 11-34, Bogotá. Boletas: 60.000 pesos. Tel.: 805-2933
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