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El discurso del triunfo de Gustavo Petro, la noche del domingo, deja claro que el alcalde electo de Bogotá sigue priorizando temas nacionales que, si bien son de suma importancia para Bogotá, también lo son para una mejor proyección suya en su carrera a la Presidencia de la República. 
Habló de la reconciliación nacional, la Ley de Víctimas, la paz, el TLC y luego, en entrevista a El Tiempo, explicó que un alcalde de Bogotá debe tener una agenda nacional e internacional. 
Por supuesto que Petro ha invertido muchísimo más tiempo hablando de los problemas de Bogotá, pero el estilo nacional e internacional que busca imprimirle a su Gobierno pondría a pensar a muchos si los bogotanos habrán elegido un mandatario para dos y no para cuatro años, porque renunciaría en el 2013, para lanzarse a la Presidencia en el 2014. 
Es muy poco probable que eso pase, si se tienen en cuenta dos cosas: Juan Manuel Santos se lanzaría a la reelección (con lo que no valdría la pena dejar un mandato de la alcaldía a medias y correr el riesgo de quemarse en otras elecciones) y Petro está obligado a hacer un excelente gobierno en Bogotá, si quiere que el electorado lo premie en unas presidenciales en el año 2018. 
Sin embargo, no está de más que Gustavo Petro ratificara ante sus electores que no se lanzará como candidato a la Presidencia de la República en el 2014. Es más, debería dejarlo consignado en su programa de Gobierno. Y así, todos tranquilos. 
Revolcón al transporte
Lo que sí está bien claro es que Petro ya está empezando a correr en lo que tiene que ver con los grandes asuntos de Bogotá. Hoy mismo dijo que le quedan solo seis meses, contados desde ahora, para hacer realidad las zonas integradas de transporte público en Bogotá. 
Y eso es, nada más ni nada menos, que dar todo el revolcón en el servicio de transporte para casi 6 millones de bogotanos que utilizan los buses, busetas, colectivos, transmilenios y taxis. 
Al definir las zonas integradas de transporte, Petro se enfrentará al primer reto de su administración frente a sus electores: el de las tarifas. Como están los proyectos, todo indica que habría incremento en el precio de los pasajes. Y el alcalde electo busca que no suban esas tarifas, por lo menos para los estratos bajos. Aquí veremos su capacidad para concertar y para gerenciar y hasta dónde logra su cometido. 
Y veremos hasta dónde llega en la ‘batalla’ que habrá de venir con mafias del transporte que lo único que buscan es sacar la mejor tajada. 
Aparte de las zonas integradas, Petro, que prometió el metro (con cambio de trazado), debe definir rápidamente por dónde va a hacer las próximas troncales de Transmilenio. Ayer habló de la carrera Séptima, la Avenida Boyacá y la calle 170. 
El alcalde electo ha dicho que el metro debería ir por el occidente y subir hacia el oriente por el norte y por el sur, como una herradura. 
Y la idea de Petro de hacer la troncal de la Boyacá desde Yomasa hasta la calle 170 y luego hacer la calle 170 desde la Boyacá hasta la Séptima desembotellaría el flujo de cientos de miles de pasajeros y muy seguramente descongestionaría esa vía porque ya habrá quienes prefieran bajarse de sus automóviles e ir al norte en TransMilenio. 
Este lunes Petro también ratificó lo del escalamiento de horarios como otra fórmula para acabar con las ‘horas pico’. Se trata de que las empresas cambien los horarios de ingreso y salida de sus trabajadores para que no todos salgan al mismo tiempo. 
Lo anterior quiere decir que Petro ya empezó a trabajar por Bogotá. Y empezó a tomar las riendas de uno de sus principales problemas: el transporte. 
Pero el reto más grande que tendrá Petro desde el primer día de su administración será el de la lucha contra la corrupción, que es el peor problema que tiene Colombia. Y ahí sí creo que, si logra hacer un gobierno bien transparente, si se enfrenta a las poderosas mafias que existen en Bogotá, en el sector público y privado, si las derrota o las acorrala, el pueblo lo premiaría en el 2018 con un mandato presidencial. 

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