Benévola Oreja y Apropello de un Funcionario Público en Bogotá
Bogotá – Colombia. Con un corto del aforo en los tendidos, tarde fría y
por momentos con escasa brizna vivimos la segunda novillada del Festival
de Verano en la capital colombiana. Seis nobeles novilleros y una oreja
generosa son el balance de la tarde.
Se lidiaron novillos toros de la ganadería de Pozoblanco, de propiedad de los hijos de Don Félix López, bien presentados en términos generales aunque de juego desigual entre ellos destacándose el lidiado en quinto lugar al que se le pidió el indulto y finalmente se le otorgo la vuelta al ruedo.
El festejo fue protagonizado por seis nobeles torerillos, unos con más experiencia que otros y otros tal vez con la misma experiencia pero menos fondo en el quehacer.
Abrió la tarde el novillero de Choachí Enrique Parra, que vestía un terno verde botella y oro. Parra lidio el astado Bandolero marcado con el número 8 en sus lomos y que registró en báscula 318 kilos. Con el capote se mostró entendido y con buenos deseos, con la muleta se vio atropellado frente a una res que se revolvía en un palmo de terreno. Los aceros no colaboraron y el torero alcanzo a escuchar un aviso.
El segundo toro de la tarde, Estilero de nombre, marcado con el guarismo 3 y con 310 kilos a cuestas fue lidiado por el novillero payanes Guillermo Valencia quien una vez más demostró que es uno de los toreros con más futuro dentro de la novillería nacional. Con el capote nos dejó deleitar con lances a la verónica armónicos y mandones, al igual que con los quites que dio paso a las banderillas. Con la muleta ejecutó una faena en la que probó los dos pitones y por ambos sacó el mejor partido. Empaque mando y valor son el común denominador de la actuación del torero caucano. La espada sigue siendo asignatura pendiente, pese a lo cual saludo desde el tercio.
En tercer lugar saltó al ruedo el novillo Disparado marcado con el número siete en sus lomos y con 293 kilos en sus carnes. El actuante que hacía turno fue Juan Manuel Noreña, que vestía un traje primera comunión y plata. Con el capote paso prácticamente inédito y con la muleta su desempeño apenas justo para un debutante. La espada y el descabello no fueron sus aliados y alcanzó a escuchar los tres avisos.
Asiendo cuarto lugar actuó el novillero sogamoseño Francisco Gómez que vestía un traje verde botella y oro. Gómez lidio a Espía, un novillo con 350 kilos y el número 5 en sus lomos. La verdad este joven no muestra facultades suficientes para seguir en el difícil mundo de los toros, quizás se puede atribuir esto a la falta de rodaje. Su novillo también se fue vivo a los corrales.
Para el quinto turno quedó reseñado el novillo Caminante, errado con el número 1 y con 300 kilos de peso. Este ejemplar correspondió al joven antioqueño Juan de Castilla, quien confirmó ante la afición bogotana los buenos comentarios que lo precedieron. Con el capote bonitas verónicas fueron el presagio de una actuación sólida y con empaque. Con la muleta las cosas no fueron menos importantes, y si por el contrario podemos decir que el antioqueño tiene futuro partiendo de un buen presente. Lamentablemente la suerte suprema no se confabuló con los tercios anteriores para dar paso al triunfo, pese a esto y tras un aviso el novillero dio una merecida vuelta al ruedo, mientras que su astado también se hizo merecedor al premio del paseo por el albero.
Cerró la tarde Federal de 350 kilos y de número 4, que le correspondió al joven novillero rejoneador José Miguel González, de quien tenemos que decir que lucio un traje a la Federica azul eléctrico y oro, la verdad demasiado vistoso frente a lo mostrado por el rejoneador. Las suertes de rejones y banderillas carecieron de lucimiento y exposición. Las cabalgaduras que muestran condiciones sufrieron constantes atropellos por culpa de la falta de temple, pese a todo lo anterior el presidente del festejo concedió una benévola oreja, tropeo único de la tarde que no refleja los que podrían ser los verdaderos triunfadores.
Finalmente, tenemos que lamentar que en los previos del festejo se presentara ante el secretario técnico de la Corporación Taurina de Bogotá, Don Harold Ronderos, un funcionario del Ministerio de la Protección Social quien de manera irregular pretendía, según él interrumpir el festejo si el joven novillero Guillermo Valencia actuaba en el trascurso de la tarde, argumentando para tal decisión el hecho de que Valencia es menor de edad. Pareciese que fuerzas poco éticas buscaran en las «leguleyadas» torpedear de una u otra forma lo que por derecho propio hemos ganado los taurinos a través de la Ley 916 de 2004. Para información del funcionario y los que detrás de él orquestan atropellos a la fiesta, la Ley permite que menores de edad intervengan en festejos taurinos como el realizado el día de hoy en la Santamaría y es deber de los funcionarios públicos, así como de las entidades a las que representan coadyuvar en el cumplimiento de la Ley, aunque su pensamiento individual no este de acuerdo con la realización de los espectáculos taurinos. «Dura es la Ley pero es la Ley», señores.
Señor Baquero. Siendo una fiel seguidora de la fiesta de los toros y más aun, una admiradora del nuestro rico idioma, tengo dos observaciones que hacerle; siento que sus comentarios son un poco sesgados y no reflejan del todo un honesto deseo de informar al público los detalles de las faenas, más bien se notan sus afectos buenos o malos hacia los diferentes actores de la fiesta brava. De todas maneras reconozco que esta es su columna y es usted libre de emitir sus opiniones, sean estas objetivas o no. Por otra parte, le pido el favor que sea más cuidadoso con el trato hacia el idioma, siendo usted periodista de medios escritos, no es aceptable que constantemente pase por alto el correcto uso de la tilde, la cual es fundamental en la estructura del español: revise usted las siguientes palabras en su artículo: lidio, alcanzo, saludo, lucio. Todas ellas por estar en tiempo pasado, ser agudas y terminar en vocal deben llevar tilde al final así: lidió, alcanzó, saludó y lució. También le sugiero que preste más atención a la corrección a los errores de tipo mecanográfico. Tropeo?? Apropello???
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Apropello??? que nota tan aburrida.
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ya vieeeneee….ya vieneeeee…..lo mismo que paso en Catalonia va a pasar en Colombia…he heee
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