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Manizales – Colombia.  El oficio de Vargas, la corrección de Castella y el tronío de Manzanares, no bastaron para salvar una tarde lastrada por el descastamiento de los desiguales venteños.

La tarde, con uno de los carteles más atractivos de la feria, comenzó con sol y terminó con aguacero, comenzó con ovación y terminó con pitos, comenzó con ilusión y acabó en mojado desengaño. ¿Por qué? Por la falta de raza, de poder, de ofensividad, de alegría, del encierro.

El primero, el mejor plantado, negro, 534 kilos pero brocho, distó 94 kilos del cuarto, castaño, astifino, en el borde mismo de la legalidad. El denominador de la corrida, fue la ausencia de real emoción, de épica, de la fiereza que avala todo en la fiesta. Los oles y la música sonaron vacíos, cuando sonaban, en honor de los lidiadores, cuando lidiaban.

Sebastián Vargas, torero a prueba de toda sospecha, curtido, largo y valeroso, hizo lo más notable. Su capote marcó la cima de la corrida. De rodillas en los medios, tres afaroladas, chicuelinas, revolera, un quite luminoso por caleserinas y media; y para cerrar el segundo tercio, dos pares en uno, por las tablas, Calafia y quiebro al relance. El público estalló por una sola vez con auténtico furor.

Luego, el animalito que, como toda la corrida, no fue picado, pagó sus excesos de los primeros tercios y vino a menos aunque bien dosificado por el sabido cucuteño, que lo rodó de un estocada honda. Al grande y flojo primero también le administró con acierto lo poco que traía y lo despachó de un estocadón. Torero de tres tercios, torero leal, torero a la antigua, cortó una oreja veraz, y todos felices con él.

Sebastián Castella, sobrio, serio, casi inexpresivo, con un aseo quirúrgico pero frío, subrayado por la falta de transmisión del segundo, montó una faena destilada en cortas dosis, la res no aguantaba más, la cual fue acompañada de uno oles corteses, apagadones, y una teatral interpretación del “Toreador” de Bizet. Impecable por diestra y siniestra, el francés ejecutó un gran y fulminante volapié que le mereció el otro trofeo peludo de la corrida.

Manzanares, el esperado, el que trajo gente de lejos, gustó con sus pausadas maneras, tanto con la capa como con la muleta, y esta afición esteticista quería celebrarlo a ful, pero la insignificancia y sosería de “Panelita” embotaban la cosa. Sin embargo, ole y ole con ole. Un kikirikí final brilló como una luz reminiscente, y hasta hubiese habido premio, pero el desatino con los aceros que obligó dos avisos, lo hizo imposible. Bajo el aguacero, abrevió con el manso sexto, cuando la gente huía de la plaza. Nada.

No se llenó la Monumental, el hierro no cumplió, el clima complicó, pero la recia tauromaquia de Vargas, el academicismo de Castella y los gentiles aires familiares de Manzanares matizaron la tristeza.

FICHA DEL FESTEJO
Jueves 9 de enero 2014. Plaza Monumental de Manizales. 5ª de feria. Sol, nubes y aguacero. Tres cuartos de entrada. Seis toros de Las Ventas (en Domecq) desiguales, de pobre trapío y desrazados. Pitados todos menos el cuarto.

Sebastián Vargas, silencio y oreja.
Sebastián Castella, oreja y silencio tras aviso.
José María Manzanares, saludo tras dos avisos y silencio

Por: Jorge Arturo Díaz Reyes

Lo Bueno, Lo Malo y Lo Feo con Las Ventas
Manizales – Colombia. En una tarde de gran expectativa por la presentación de Sebastián Castella, el cucuteño Sebastián Vargas y el debut del alicantino José Mari Manzanares, los toros de cargaron el espectáculo, estos algunos de los aspectos vividos el día de hoy
LO BUENO

  • El tercio de capa de Sebastián Vargas al que abrió la tarde.
  • Los pares de banderillas de Sebastián Vargas a su primero.
  • La faena entendida, técnica y sin aspavientos que realizó Sebastián Vargas a su primero.
  • La cadencia con que Sebastián Castella lanceo por delantales, verónicas y chicuelinas a su primer astado.
  • La suavidad del segundo de la tarde.
  • Las banderillas colocadas por Ricardo Santana al segundo del festejo.
  • Las verónicas con suavidad ejecutadas por Manzanares.
  • Bonitos los trincherazos de Castella al rematar las cortas tandas.
  • La habilidad que Granerito le hecho en el tercero para retirar la espada de las carnes del toro.
  • Las tres largas cambiadas que ejecutó Vargas al cuarto del festejo, sin solución de continuidad, con enjundia y mostrando los deseos de triunfo. Luego las gaoneras y calecerinas redondearon el tercio de capa.
  • El tercio de banderillas de Vargas se completo con cuatro pares de farpas, las cuales fueron encrechendo en la exposición, emotividad y efectividad.
  • La concesión de la oreja a Sebastián Vargas en el cuarto del festejo, y mas aun lo largamente ovacionado que resulto al dar la vuelta al ruedo, incluso los monosabios desde la barrera se despojaron de sus gorrillas vascas para saludar al colombiano.
  • Ante lo manso e impotable la decisión de Castella de abreviar fue la mejor.

LO MALO

  • Pese a la magnitud del cartel la plaza no se lleno.
  • El encierro llevado por Las Ventas hoy fue manso aunque noble, desafortunadamente las figuras piden toros de estas características.
  • El encierro demostró flojedad en sus remos.
  • La casi invalidez del segundo del festejo.
  • A pesar de que las tablillas mostraban como fecha de nacimiento el año 2008, situación ratificada por los guarismos de los costados de los toros, la apariencia de los venteños era de juventud y no cinqueños como lo decían los datos.
  • Al mejor panadero se le queman los panes, a Castella el estoqueador, la espada y verduguillo hoy no fueron sus aliados.
  • Dos avisos alcanzo a escuchar el torero francés.
  • La falta de franqueza del quinto del festejo, segundo de Castella que impidió la realización de cualquier suerte.
  • La espada a pesar de haber entrado completa no fue el cierre deseado para Castella en un toro en el que lo correcto era abreviar.
  • Manzanares que quiso redondear o mejor buscar por lo menos un triunfo somero se llevo lo peor de lo malo de Las Ventas.

LO FEO

  • El ganadero escudo sutilmente a través de un micrófono lo desastroso de lo traído a Manizales.
  • Manizales no pudo disfrutar a plenitud del toreo exquisito de Manzanares en su debut.

Lo que No se Vio en la Mansada

  • Manizales – Colombia. Por culpa de los astados muchos detalles se perdieron por estar atendiendo a ver si las cosas podían ir a mejor. Estos algunos de los detalles que nos perdimos.
  • Los diestros de la tarde de hoy lucieron: Sebastián Vargas traje de estreno frambuesa oro y cabos blancos, Sebastián Castella azul turquesa, oro y remates en blanco y José María Manzanares pisara oscuro, oro y remates en blanco.
  • El traje de Sebastián Castella lucía, no los tradicionales alamares, sino una especie de crucifijos bordados.
  • En los minutos previos a la corrida en el patio de caballos perdieron por completo el protagonismo los tres alternantes como quiera que el centro de atracción eran Morante de la Puebla y el maestro Andrés Calamaro, quienes llegaron a la plaza para disfrutar de la corrida.
  • La plaza registro menos de tres cuartos del aforo.
  • El primero de Vargas se dolió con las banderillas.
  • Vargas brindó su primer astado al público asistente y su segundo al matador de toros mexicano Uriel Moreno – El Zapata. Sebastián Castella hizo honores al público con su primero y el segundo no lo brindo, mientras que Manzanares no brindo ninguno de los dos astados.
  • El cucuteño Sebastián Vargas hizo mérito de sus inexistentes ancestros gitanos, y al caer la montera bocarriba la volteo con la punta de su ayudado.
  • Frente a un toro bajo de casta, que trasmitía poco y tenía escaza codicia el cucuteño Sebastián Vargas realizó una faena maciza en técnica, recursos y conocimiento. La estocada reafirmó lo importante de la misma. Las banderillas y sobre todo la estocada dieron importancia a una faena descafeinada por lo entregado por el toro. Vargas escucho Palmas mientras los pitos sonaron en el arrastre del astado.
  • Luego de la colocación de las banderillas del primer toro de Castella, el diestro francés invito a sus subalternos a saludar desde el tercio, invitación que no acogieron.
  • Castella ejecutó tandas cortas, de tres o máximo cuatro muletazos, que era lo máximo que aguantaba el astado. La muleta inteligente templó y llevo con suavidad las pocas embestidas que logró sacar de su oponente, incluso un redondo llego a construir pese a la poca humillación y emotividad del toro. La estocada en todo lo alto, una oreja y pitos al toro en el arrastre. El torero francés Sebastián Castella vino con un aire remozado. La lentitud, los muletazos de trazo largo y una inusual afabilidad fueron las características de este nuevo Castella. Como nobel torero o debutante en una plaza, el galo entregó lo mejor de sí, quizás más de lo que sus oponentes.
  • El ganadero del día de hoy, Cesar Rincón no ocupó el palco destinado para los propietarios de las dehesas, por el contrario estuvo ubicado tras el micrófono de una cadena radial, que difícil es juez y parte.
  • Los datos entregados por el ganadero Rincón, para el caso de dos toros no coincidían con la realidad, que bueno sería que los datos fueran publicados como en otras plazas, desde muy temprano y se hicieran públicos, como públicos ordena la ley que sea.
  • El debutante José Marí Manzanares lucio como parte de su traje, un añadido antiguo tejido con cabellos negros y rubios.
  • Las verónicas y luego las tandas de muletazos llevaron el sello clásico de la lentitud del torero de alicante, tres trincherazos de pintura lucieron frente al rajado toro de las ventas.
  • La espada lamentablemente lo privo del corte de un trofeo, mientras que su toro escucho pitos en la partida.
  • El palco presidencial ordenó sin razón alguna el cese de la música, cuando aun el cucuteño Sebastián Vargas se encontraba lidiando a su segundo astado.
  • Como los menos potables y digeribles, a Castella y a Manzanares les tocó bailar con las más feas en quinto y sexto lugar. Voluntad

 

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