Que lastima que los que nos hacemos llamar taurinos no plasmemos nuestra pasión en los tendidos. Hablamos mucho pero aportamos poco.
¿Cómo queremos tener matadores, si no acudimos a acompañar a los más jóvenes? ¿Cómo queremos campeones mundiales sino apoyamos las divisiones «menores»? Qué difícil es exigir cuando de nosotros no ha salido el más mínimo esfuerzo de apoyo a los recién llegados.
Son momentos difíciles los que vivimos para defender la fiesta, y el no acudir a las plazas es algo que ayudaría mucho a la causa de esta minoría tan golpeada.
Mea culpa en nombre de los ausentes. Lástima por ellos pues se perdieron una buena novillada en la que los olés de pasión y los uy de emoción, al ver pasar los pitones muy cerca de los toreros, fueron el común denominador. No asistir es dejar pasar las aguas del río que nunca regresarán.
Recordemos que el triunfo de los novilleros vale doble por su juventud y su empaque. Ellos llegarán y para ello se esfuerzan y buscan el anhelado triunfo. Victoria que se oscurece con el gris de los tendidos.
Hoy Fue el caso, ansias de novillero, valor de falta de pesetas e ilusión de juventud fue lo que los alternantes nos regalaron y los que no asistieron se lo perdieron. El comentario no les alcanzará a los ausentes para vivir la remoción que nos colmo el corazón en la tarde inicial de la Feria de Cali. Que vivan los novilleros.
LO BUENO
El sol canicular que acompaño la novillada.
La buena presentación de uno de los Achury Viejo.
La capa de Gitanillo en el 1.
La faena entendida del novillero Gitanillo de América.
La colocación de la espada dejada por Gitano al primero de la Feria. Mucha habilidad.
Las Palmas entendidas del público en el arrastre del 1.
Las banderillas de Ricardo Santana y Raúl Morales al 2. les valió el saludo desde el tercio.
La mano baja de Sebastián Hernández llevando torero a su primero.
Un buen Achury fue Mensajero. Transmitió, persiguió y acometió.
El palco entregó justamente las dos orejas a Sebastián Hernández tras su muy buena faena.
El detalle de la Peña La Sultana al valorar la actuación de Sebastián Hernández.
La variedad con la capa por parte del torero manito. Caleserinas, tafalleras y chicuelinas hicieron parte del repertorio.
La vara de Juan Rozó al tercero.
El inició de rodillas del manito Gilio a su primero.
Los deseos de Gitanillo de América al saludar al cuarto de la tarde. A por todas. Así deben ser los novilleros.
La capa de Sebastián Hernández en su segundo, quinto del festejo.
El par de Jaime Devia al quinto, un tardo y complejo ejemplar.
LO MALO:
La desaparición de la oficina de prensa de la plaza de Cali. Se convirtió en salón de reunión para los miembros de la logística. Complicado.
Lo gris de los tendidos, llamativo por la ausencia de aficionados.
La vara de Adelmo Velásquez al primero de Hernández. Mala ejecución y colocación.
Lo tardo del tercero del encierro.
Pasada la mitad de la faena el tercero quiso buscar la calle. Quizás la faena fue muy larga.
Lo tardo del cuarto y la falta de acople con el torero.
Insulso, sin sabor el contenido de Tinajero, cuarto del festejo.
Gitanillo no encontró materia para su puesta en tablas pero dejó todo de sí en el intento.
El quinto se lastimó su «mano» derecha al perder el camino, lo que le generó complejidad a la labor del Hernández, teniendo que acortar el compromiso.
La casta del sexto puso en apuros al mexicano Gilio.
Gilio se quedó por momentos sin parlamento frente al encastado Alfarero. El manito pasó de protagonista a ser uno de reparto por la falta de recorrido.
Hernando Franco recibió una fuerte paliza al apalear al último del festejo recibiendo in puntazo en la cara interna del muslo derecho.
LO FEO:
La falta de público en los tendidos.
Algún narrador confundió a nuestro piquero Juan Rozó con cualquier otro que tampoco habrá visto. Hay que ir a las plazas de nuestra provincia, no sólo a las Ferias.
La fuerte voltereta que sufrió Arturo Gilio tras alargar una faena sin razón en el tercero.
La banda sonó a destiempo en el sexto. No faena, ni excusa.
LO QUE NO SE VIO:
En la mañana se cumplió el sorteo de los novillos de Achury Viejo sin ningún inconveniente.
La Plaza estrenó empresa, Promotoreando Colombia, una suma de esfuerzos Colombo-mexicanos.
Poco público en los tendidos.
Los novilleros lucieron:
- Gitanillo: Nazareno, por sus cabos blancos.
- Sebastián Hernández: Celeste, oro y adornos en azabache.
- Arturo Gilio: Grana, oro y remates en blanco.
Todos los astados recibieron un baño inicial en los toriles. Lavaditos.
La lidia de Chiricuto y James Valencia al 1.
Gitanillo brindó al matador Luis Miguel Londoño.
Faena interesante de Gitanillo, quien se las vio con un toro de poca transmisión pero que permitió el lucimiento por lo emotivo de sus acometidas, por lo menos las que duró.
La habilidad de Gitanillo al entrar a matar a su primero. En corto y por derecho.
La capa aseada y mando La de Sebastián Hernández con segundo del festejo.
Se le vio plaseado al sogamoseño Hernández.
Mala vara la colocada el 2, ejecutada por Adelmo Velásquez.
Sebastián Hernández le hecho habilidad cuando su primero trato de atropellarlo, pero el torero sorteo con sobrado mérito.
Faena de enjundia bajando mucho la mano la que construyó Hernández.
Tiempos y esos los justos en el 2 de la tarde.
La bondad de Mensajero el primero de Sebastián Hernández.
El palco se vio obligado a entregar en justicia las dos orejas para Sebastián Hernández.
La Peña la Sultana arrojó sus sombreros cordobeses al paso de Sebastián Hernández. Justo premio.
El mexicano Arturo Folio no defraudó con la capa variada que presentó.
El tercero mostró una ligera cojera de su para izquierda.
Buena vara del loquero colombiano Juan Rozo al tercero de la tarde. Pese a que en alguna transmisión de radio le confundieron con algún mexicano, como producto del desconocimiento de la provincia nuestra.
El Piña pasó trabajo con los palos en el tercero.
La faena de Arturo Folio se alargó con un novillo que se fue acabando y en sus fiables le brindó una fuerte golpista al torero mexicano.
Con una portagayola y una larga cambiada fue el emotivo salido de Gitanillo al cuarto.
Las cortas embestidas del cuarto no acabaron de encontrar una pálida con más imán. Faltó casta en el recorrido.
Pudimos ver en cuerpo ajeno el recuerdo del querido Over Fresneda, Gitanillo de América. Si hijo nos dejó ver los ademanes que aprehendido de su progenitor.
El cuarto pasó sin pena ni gloria por las rubias arenas de Cali.
El quinto salto al ruedo con emoción para la parroquia.
Sebastián Hernández lució con una capa mandona en el 5, pero con la muleta la labor se convirtió en compleja.
El sexto trajo mucha casta y de entrada comprometió al mexicano. Incluso a Hernando Franco que fue fuertemente golpeado.
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