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Medellín – Colombia. Con una entrada cercana al tercio de aforo se
cerró la feria número 19 de la Macarena. Tres toreros actuaron y solo
dos quisieron estar.
Se lidiaron astados bien presentados en general y de juego diverso de la dehesa cundinamarquesa de Vistahermosa.

El encargado de abrir plaza fue Andrés de los Ríos con el toro número 4 con 465 kilos de nombre Pernito, al cual poco le pudo realizar con el capote y en varias ocasiones con el piecito atrás. Recibió poca pica. En las banderillas persiguió con poca fuerza.

Con la muleta las cosas no fueron muy lucidas, el toro no trasmitió, es verdad y «lo que pudo poner de los Ríos nunca llego al ruedo». No se acopló el torero nacional y paso inadvertido. Con el acero entro de cualquier manera y pincho en dos ocasiones para luego dejar un bajonazo vulgar. El toro recibió palmas cortas.

Con el cuarto de la tarde número 88 con 479 kilos de nombre Volcán, el torero manizalita mejoró su labor de capa, seis verónicas y una media mostraron más deseos, brindó su labor al público e inició su trasteo muy cerca a las tablas llevando rápidamente al centro al negro toro de Vistahermosa. El toro mostró su tradición Santacoloma y el colombiano no pudo encontrar el camino para el éxito. Mala lidia, mal resultado, ni por derecha ni por izquierda. El ejemplar fue bravo, fijo y con las complicaciones naturales de los de su raza y tenía posibilidades que no las vio De los Ríos. El acero se acompaño de dos avisos presidenciales. Muy mal el torero y algunas palmas de cachondeo para el toro, más en contra del torero.

El segundo de la tarde, toro número 67 con 470 kilos de nombre Alondro fue cambiado por el palco alto luego ya que salió al ruedo cojo de su pata izquierda. Salió al ruedo el toro número 79 con 460 kilos de nombre Camero, también de Vistahermosa. Bien hecho, muy en la línea Santacoloma. Jose Arcila saludo con verónicas donde se vio la presteza del toro y los deseos del diestro nacional. En la vara de Rafael Torres peleo y recibió castigo. Chicuelinas y Espaldinas despidieron el tercio de capa. Con la muleta brindó al público y persiguió con fijeza.
Arcila lo llevó rápidamente al centro con muletazos de tironcillo, ya en el centro tardo en entender que había que dar espacio al toro entre muletazo y muletazo. Con la muleta en la mano izquierda quiso hacer las cosas bien pero el toro se quedaba corto. Apenas dos muletazos se alcanzaban a ejecutar, en el tercero el santacolomeño ya buscaba bajo el engaño.

El de Manizales estuvo correcto y deseoso sin llegar a trasmitir lo que hacía falta en la arena. Hubo muletazos templados y sin dejar enganchar la muleta. La faena tuvo que ser de uno en uno. Al tratar de tomar el engaño con la izquierda nuevamente el toro lo descubrió rápidamente. Con la espada dejó un acero ladeado y bajo. Hubo división de opiniones para el toro y silencio para José.

Con el quinto ejemplar, toro número 189 con 474 kilos de nombre Petenero, José Arcila rodillas en tierra ejecutó de saludo un larga cambiada. Llevó a picar a la querencia su toro de forma inexplicable. Un quite por Fregolinas lucio en el joven manizalita. La lidia fue brindada con fundamento porque el toro ya dejaba ver que no tenía fondo. Con problemas naturales Arcila brindó deseos y buenas intenciones agradecidas por el público antioqueño. Con el acero no contó con suerte y el toro se quedó parado. Palmas cariñosas para el caldense y pitos para el toro.

El más joven de la terna fue Juan Solanilla, quien lidio en primer término al toro número 43 con 460 kilos de nombre Soberano, al que con la capa lo saludo con cuatro verónicas bien ejecutadas a un ejemplar que perseguía con emoción y fiereza, entendida a la perfección por el torero bogotano. En la pica cumplió con pelea y cerro el tercio Solanilla con Chicuelinas muy de manos bajas. Con la muleta brindó al ganadero Antonio García e inicio con muy buen factura una lidia que se caracterizó por el temple y la hondura de cada uno de los pases, hubo comunión entre toro y torero. Con la mano izquierda la faena también tuvo altura. La faena fue  en su totalidad en el centro del ruedo y con alegría sin fin. Bajo la mano, mando y tuvo poder en su muñeca. Con un pase de las flores  dio paso a la preparación para la suerte suprema. Mató de forma rápida, tal vez el de Vistahermosa se fue con muchos muletazos en su animalidad, sin embargo dejó una espada completa que sumada a un descabello certero bastó para que doblara el toro. Una oreja justísima para el torero bogotano y vuelta al ruedo con fuerte ovación para el toro y muchas flores a su paso.

El que cerró la Feria fue el toro número 170 con 478 kilos de nombre Comandante al que Solanilla lo lanceó muy suavemente y con gusto. Brindó al público e inicio sentado en el estribo para luego llevarlo toreado al centro. Brindó buenos muletazos, con profundidad y hondura, aunque por momentos perdió el sitio y tuvo que rectificar. Con la izquierda no hubo acompasamiento entre toro y torero en primera instancia y luego encontró Juan el sitio preciso y hay hubo lucimiento. Buscó el acero y pincho lamentablemente, para luego sepultar el chorro metálico que despacho sin puntilla a su oponente.

Al final de la tarde fuertes pitos para Andrés de Los Rios.

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