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Desde que vi por primera vez el corto de ‘Amazona’ me sedujo la historia de Valerie Meikle. “Mi vida fue mi vida” es la frase que más me impactó. Por eso, decidí buscar a su hija Clare Weiskopf, directora del documental. La entrevista con Clare y luego ver el documental me dejó ver la vida de esta inglesa que se enamoró de Colombia, comprender un poco más sus lados claros y oscuros. Pero claro, quería saber más de Valerie, así que el regalo que una amiga me hizo de este libro de la propia Valerie, sobre su recorrido por el río Putumayo hasta llegar al río Amazonas, me lo permitió.

Lea también: «Ser madre es lo más hermoso, pero también lo más doloroso»: Clare Weiskpof

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Este libro de viaje nos adentra en la travesía que hace varios años hizo Valerie, junto con su pareja Miguel, y nos lleva por su vida nómada, la cercanía con la naturaleza, la sabiduría indígena, la vida como acontece a la orilla del río (con el trueque, la solidaridad de la gente, el compartir de comida), los peligros, pero también la protección de la divinidad. Por eso, es una delicia dejarse ir por el río y encontrarse con una historia amena, rica en enseñanzas simples, como la vida misma, demostrándonos que lo más importante es lo más sencillo.

«El aire de esta mujer es el de alguien que ha vivido todo en la vida, que ha experimentado todas las emociones. No se había reprimido en nada. Todo el fuego que había querido prender se había consumado y la quietud de la vejez estaba con ella; no le quedaba ninguna parte de la vida sin haberla vivido, ninguna potencialidad no realizada. El pasado se había cumplido plenamente y la había dejado totalmente en el presente. Ahora nada la perturbaba, estaba absolutamente calmada y completamente centrada en sí y su mera presencia era suficiente para curar a los enfermos. La gente venía, y sólo con sentarse frente a ella se curaba. De su presencia poderosa, aunque sumamente modesta, emanaba una onda curativa a todos los que se acercaban. Durante la visión, esta mujer llegó, por un instante, a ser yo misma», Valerie Meikle sobre su experiencia con el yagé, página 73.

Para muchos podrá no ser un libro con mucha “trama”, pero a mí me gustó, precisamente, por su simpleza y la forma en la que los problemas de la vida se abordan sin tanto dramatismo; el regreso a una vida más natural; la belleza del paisaje; el rescate de la sabiduría ancestral, de la medicina de los chamanes, del amor por los animales, del yagé, y todo de lo que nos hemos ido alejando al dejar nuestros orígenes. Valerie nos recuerda qué es lo verdaderamente importante en la vida y qué no y solo por eso ya vale la pena leerlo.

«Algo que he notado es que entre más lejos se esté del mundo civilizado, más espiritual se llega a ser. Parece que sin las trabas de nuestra civilización, sin la comodidad, ni las amenidades como el teléfono, la televisión o el carro, sentimos la cercanía de la energía divina, siempre presente, protegiéndonos y guiándonos. Nos damos cuenta de que lo único que tenemos que hacer es confiar, y confiar, después de todo, se trata de un acto de fe. Pero, ¿cuán raramente nosotros, seres civilizados, nos atrevemos a confiar plenamente? Nos rodeamos cada vez de más comodidades, cada vez más de protección, y mientras más nos protegemos, más débil se vuelve nuestra fe. Nos encontramos eventualmente metidos en el círculo vicioso de la desconfianza y el miedo, que nos aleja definitivamente de lo divino. Nuestras religiones llegar a ser estériles y nos privan de la verdadera experiencia religiosa, la experiencia del misterio. Carl Jung dice: «La religión es una defensa contra la experiencia de Dios», Valerie Meikle, página 53.

@JuanaRestrepo87

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