¿Cómo se relacionan el mercado de la vivienda y el mercado laboral? A primera vista, no hay gran relación. Sin embargo, investigaciones recientes muestran que los lugares con mayores porcentajes de vivienda propia tienen mayores tasas de desempleo. ¿Por qué?
Hace ya más de una década, el economista Andrew Oswald de la Universidad de Warwick señaló la existencia de una relación de proporcionalidad directa entre la tasa de propiedad y el desempleo; es decir, que a una tasa de propiedad muy elevada corresponde un nivel de desempleo de proporcionalmente alto. Observando el caso de países europeos, subrayó que a nivel nacional España tiene un alto nivel de propiedad así como de desempleo, mientras que en Suiza, donde el porcentaje de alquiler es mayor, la tasa de desempleo resulta inferior.
¿Por qué la propiedad de la vivienda puede perjudicar al mercado laboral?
Hay varios estudios recientes que muestran que la eficiencia del mercado del trabajo está relacionada con la localización espacial de los trabajadores. La hipótesis de Oswald es que un alto porcentaje de propiedad daña el mercado laboral de distintas maneras. En primer lugar, en caso de una reducción de empleo, la posesión de vivienda impide a los desempleados desplazarse a lugares que ofrecen nuevas posibilidades. La venta de una propiedad inmobiliaria tiene altos costos de transacciones y es lenta. Ello obliga a los desempleados a quedarse en los lugares donde el trabajo es escaso. Si encuentran un trabajo en un lugar distinto, el desplazamiento aumenta el tiempo y gasto en transporte, sin que haya una compensación salarial. De esta manera, ir a trabajar resulta económicamente ineficiente. Adicionalmente, porque la oferta de estos trabajadores inmóviles es limitada, a menudo quedan atrapados en trabajos inadecuados para sus calificaciones y por los que reciben una retribución inferior a la que podrían encontrar en otros lugares. Éste es otro factor que daña el mercado laboral, porque los precios suben y los ingresos se reducen.
La otra cara de la medalla de un mercado de la vivienda dominado por la propiedad es la escasez de vivienda en alquiler. Los efectos negativos en el mercado laboral se notan en la reducción de las posibilidades, para los jóvenes sin empleo, de dejar la casa de los padres, independizarse y buscar trabajo. Asimismo, el alto nivel de propiedad, al que corresponde, especularmente, un bajo porcentaje de viviendas en alquiler, dificulta la movilidad de quien está en búsqueda de un empleo, impidiendo consecuentemente su entrada en el mercado laboral y creación de negocios.
De esta perspectiva emerge que, entre los que tienen repercusiones en el mercado laboral, el factor de las políticas de vivienda tiene un papel clave y que, por lo tanto, las políticas públicas que están detrás de ellas tendrían que tener en cuenta esta complejidad.
¿Qué se puede hacer desde las políticas de vivienda para agregar dinamismo al mercado laboral?
Entonces, para dinamizar el mercado laboral, las intervenciones de política de vivienda tendrían que incentivar la alternativa del arriendo. Asimismo, deberían fomentar las políticas públicas y las oportunidades de desarrollo en este mercado, tanto en el sector público como en el sector privado. El nuevo policy briefing del BID, Se Busca Vivienda en Alquiler, ofrece algunas ideas y recomendaciones en este ámbito.
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