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negra nieves tiempo 2

Uno de los tantos problemas que tenemos los colombianos, es que no sabemos respetar el tiempo de los demás, y lo más triste es que nos hemos acostumbrado a esto.

Nos citan a evento a las 7:30 a.m., y de antemano sabemos que comenzará a las 8:00 a.m. pasadas (si es que esa hora existe), vamos a cine a una función de 8:00 pm, y la película comienza a las 8:23 p.m.; nos montamos a un avión, y si bien el vuelo dice que es a las 5:55 a.m., termina saliendo a pista tipo 6:15 a.m. Todos estos casos tienen una explicación clara, pero al final todos manejan mal el tiempo, y continúan fortaleciendo la idea de no ser puntuales.

Esa pérdida de tiempo que tenemos porque la gente no respeta los horarios, ni el largo de una reunión, o la extensión de una presentación, afecta la cotidianidad de los demás, y nos resta productividad, pero al parecer a algunas personas esto no les importa, y siguen llegando tarde con excusas como un trancón, pese a saber de antemano que este existe hace mucho tiempo.

El tiempo es quizá el acuerdo social más importante que hacemos con los demás, porque al igual que el dinero nos permite definir qué podemos hacer y qué no, por cuanto tiempo y cómo repartir de la mejor manera nuestro día, para ser productivos, trabajar, descansar, divertirnos y tener momentos de soledad. Cuando alguien rompe el acuerdo, afecta todo nuestro día, y hace que afectemos el de otros, pero esto no le importa a la persona que causó el problema, que entra con una sonrisa pícara pidiendo perdón pese al efecto que causó y que causará.

El tiempo es hoy el bien más preciado de las personas, y las empresas cometen el error de administrarlo muy mal en sus reuniones y momentos de servicio al cliente. A esto se le debe sumar el absurdo de tiempo que perdemos en trámites; no hace mucho una empresa me pidió que dictará una charla que demoraba una hora, y sabía que eso realmente significaba que debía dedicarme 5 horas a este proceso: dos horas de preparación de la charla, una hora moviéndome la evento, una hora de charla y una hora regresando, pero jamás pensé que me tocaría dedicarle 5 horas más a este evento, porque el cobro, los documentos soporte, la firma expost del contrato y demás trámites, hacen que dictar una charla sea más de un día de trabajo.

Todo esto complica el sistema, mientras otros buscan la forma de simplificarlo, donde sin duda un buen ejemplo es la app de Cine Colombia, que no sólo asegura los asientos en el cine, sino que evita que se hagan filas, dándole un nuevo sentido al manejo del tiempo para los asistentes; incluso la DIAN ya da turnos y citas para renovar RUT.

Debemos cambiar. Debemos comenzar a respetar el tiempo de los demás, y eso se comienza a hacer respetando nuestro propio tiempo. Muchas veces perdemos tiempo en pendejadas, porque nos quedamos viendo televisión o en llamadas telefónicas largas cuando tenemos otras cosas que hacer en ese momento. No debemos confundir la importancia de un evento, con la hora que ese evento debe tener; si se tiene una cita en el médico, se debe cumplir para no afectar el tiempo de los demás pacientes, y si entra una llamada del jefe o de sus padres, hágala corta para evitar incumplir la cita.

Así mismo, el desorden es una máquina de perder tiempo. No conozco estudios – pero los debe haber – de la cantidad de tiempo que pasamos buscando las llaves del carro, los zapatos, la carpeta, el celular, el cargador del celular y demás cosas cotidianas, por no ser ordenados y tener hábitos simples.

Sin embargo, esto seguirá pasando, porque casi nunca hay consecuencias sobre nuestro mal manejo del tiempo, y si hay alguna, como que nos deje un avión, buscamos la forma de echarle la culpa a los demás, y no aceptamos que la responsabilidad fue nuestra. Debemos mejorar mucho en esto, como dice una caricatura de la gran Consuelo Lago, la madre de la Negra Nieves, que me encontré en la Cámara de Comercio de Cali: La gente llega tarde, porque la esperan.

@consumiendo

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