Por estos días las bandas delincuenciales o criminales, conocidas como BACRIM, han vuelto a cobrar importancia con el
llamado a paro que hicieron en la zona del Urabá antioqueño y parte de la
costa, buscando intimidar y sembrar temor en la población, logrando así
rechazar la muerte en el Chocó de su máximo cabecilla Juan de Dios, alias
Giovanny, abatido por la Policía el pasado 1 de enero.
Hoy en día el empoderamiento de
la fuerza estatal y la presencia de la fuerza pública en las regiones apartadas
del país debe seguirse convirtiendo en una prioridad, porque no es posible que
las bandas delincuenciales hoy en día paralicen el transporte y comercio en
gran parte del territorio nacional, teniendo presente que éstas son la
consecuencia directa de las falsas desmovilizaciones y el fantasma de las
autodefensas, que para muchos estaban prácticamente desaparecidas pero que
siguen actuando en alianza con grupos armados de las FARC por un fin común, el
narcotráfico, el patrón de los males de nuestro país, que ha generado
derramamiento de mucha sangre, terror, bombas, secuestros y ha provocado
pobreza, desempleo, impunidad y poco desarrollo en la infraestructura del país.
Para este nuevo año, el gobierno
debe ser consciente de la magnitud del problema de las Bacrim, porque aunque la
guerrilla sigue sembrando violencia en departamentos como el Cauca, unas de las
prioridades en materia de seguridad debe ser combatir las bandas
delincuenciales que vienen cogiendo ventaja los últimos años y que se han ido
convirtiendo en el gran desafío y reto para el Estado, como lo dijo los últimos
días el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo.
Es claro, que lo que viene
sucediendo hoy en el país es producto de sujetos que provienen de las
autodefensas, otros tantos desmovilizados que siguieron delinquiendo y la
perversa alianza de las BACRIM con las FARC en busca del jugoso negocio del narcotráfico,
que funciona en procura de llevar la droga a México donde atraviesa
directamente la frontera a la tierra sagrada para los grandes consumidores,
como lo es USA, que busca combatir los cultivos de droga en otros países, como
el nuestro, pero poco hace por el grave y generalizado consumo de
estupefacientes en su país.
Por otra parte, otro de los
grandes retos no solo para el gobierno nacional sino para los gobiernos
locales, como en el caso de Medellín, es buscar las mejores alternativas y
frentes de seguridad posibles en contra del microtráfico de drogas, que se viene
presentando en las comunas populares y, además, para frenar males tan
generalizados en la población como los robos, las vacunas y los homicidios que
lo único que generan es mayor violencia, pobreza y desempleo principalmente.
Que en el 2012, el gobierno no se
quede en propuestas y llamados y que tampoco se comprometa a cumplir, sino que
con los hechos demuestre verdaderamente porque estamos de «luna de miel» y
porque hoy por hoy el diálogo, el aspecto social, los campesinos, desplazados y
desempleados han vuelto a cobrar importancia en el país, en una Colombia donde
el Estado siempre debe estar un paso adelante que la delincuencia y no al
contrario como parece que viene sucediendo en algunas regiones.
acabemos con esos bandidos .
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DERECHO A LA AUTODEFENSA
EQUILIBRIO = DEMOCRACIA
Si hay algo difícil de lograr en muchos de los aspectos de la vida es el equilibrio, los extremos son malos y hasta perversos. En el estado, el significado de la palabra equilibrio se traduce en democracia, ya decía Benito Juárez “el respeto al derecho ajeno, es la paz”, el equilibrio entre mis derechos y los derechos de los demás, este espacio es la libertad.
Uno de los problemas de la mayoría de los ciudadanos de este país, Colombia, es que tercerizan todo: sus culpas, sus demonios, su seguridad, inclusive la consecución de trabajo, no falta la palanca. Alguien tiene que responder por ello, nunca es mi culpa (responsabilidad), casi siempre es una tercera persona, utilizamos a los demás para nuestro servicio y bienestar. Por eso ha hecho carrera el amiguismo, las roscas, las pandillas, las bacrim, la ley de la manada. Muy pocos asumimos la independencia, la autonomía y los demás derechos humanos consagrados en la constitución del 91 y dentro de ellos el derecho a la autodefensa y el valor civil para ejercer dichos derechos.
Hay personas que desde su ignorancia, inseguridad personal, cobardía y/o pusilanimidad, opinan y quieren obligar a los demás a vivir bajo sus tesis, como en la columna reciente de Adriana La Rotta, “El dedo en el Gatillo”, El Tiempo, sábado 7 de Enero del 2.012, o como las intenciones del alcalde Petro. Hay mucha tela que cortar, la seguridad son dos cosas; la real, la amenaza inminente en donde se corre peligro y la segunda, La psicológica, de percepción personal e individual.
En cuanto a la primera, la real, pues no queda más remedio que rodear las instituciones y que el estado a través, del gobierno, tome las medidas para que las instituciones de represión (Policía y Fuerzas Armadas) actúen diligentemente y la rama judicial haga justicia pronta y oportuna, pero también respaldar y regular las armas que estén en las manos de los civiles legalmente obtenidas y amparadas. El derecho a la autodefensa es un derecho sagrado, tanto o más, como el derecho a la vida, porque está en juego la supervivencia de la víctima.
Para todos los colombianos es un secreto a voces, hay miembros activos en complicidad con exmiembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía, que comercian con armas y municiones, ¿porque no los ubican y detienen?, ¿Por qué no hay justicia en estos casos y muchos otros de interés nacional?, ¿Será que hay jueces y magistrados que tiene una agenda diferente a la constitucional?, ¿O son parte de la rosca, EL ESTABLECIMIENTO, el círculo de corrupción del cual hablaba Álvaro Gómez Hurtado?
En cuanto la segunda, la percepción personal e individual, es aquí donde la mayoría se siente sola e insegura en medio de la muchedumbre, de competencia muy íntima y personal que no tiene por qué afectar a la comunidad, sin desmedro de la solidaridad. Según el orden de ideas planteadas por La Rotta y Petro, se debería prohibir: el alcohol, el cigarrillo, las armas, la pólvora, las drogas y todo aquello que según ellos y los totalitaristas compañeros, se les ocurra. No sería otra cosa que meter entre un mismo costal a los brutos con los inteligentes, a los incultos y con los cultos, a los ignorantes con los ilustrados, a los talentosos con los torpes y así, por que según ellos esa es la democracia, igualitaria, pero por abajo.
Lo único cierto es que la democracia no solo es un sistema político, sino social, que le permite al individuo llegar hasta el límite de sus incapacidades, por lo tanto cada persona llega hasta donde puede y nadie puede ni debe constreñir ese derecho y obligación del ser humano, de llegar a su máxima expresión, el estado está para regular los excesos en este desarrollo y hacer que el ciudadano asuma la responsabilidad de sus actos por comisión, omisión, negligencia o ignorancia.
El estado debe conservar el equilibrio entre los derechos individuales y el orden colectivo de la ciudadanía. Si, ese es el riesgo de esta gran aventura llamada democracia, que podemos interactuar unos con otros, pero cada uno conservando su individualidad, tolerando y respetando a las personas, como las citadas, que opinan tonterías que riñen totalmente con la palabra democracia.
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Una cosa es arrodillarse sin proteccion y otra el MIEDO que puede mas que la razon
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señores,mientras venezuela siga siendo puente para transito de droga de colombia hacia estados unidos y europa,y colombia por diplomacia babosa se siga haciendo el de la oreja mocha,seguiran existiendo estas bandas de narcotraficantes.. lo demàs es pura chachara barata del presidente, bravo en colombia ,pero cobarde con los demàs……
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Pues estan arrodillados ante una fiscal general, casada con uno que apoyo a las AUC, que fue terrorista,que escándalo y que indignidad y se callan, quien que no sea un insensato creera en la justicia? perdieron credibilidad, que les pasa, tienen temor porque tienen rabo de paja?
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