Este año el hotel Conrad Cartagena fue reconocido en los World Travel Awards, equivalentes a los premios Oscar en la industria turística. Fui a conocerlo para ver si tanta maravilla era cierta.
El hotel Conrad Cartagena respira lujo por donde se le mire. Desde el momento en que crucé sus gigantes puertas de madera blanca y vi dos esculturas preciosas con los rostros de unas palenqueras, obra de la artista colombiana Ana Mercedes Hoyos, me di cuenta de que la estadía en ese hotel prometía estar llena de sorpresas.
Las expectativas eran altas para mí, desde que supe que en los prestigiosos World Travel Awards (los premios que todo hotelero quiere ganar algún día, como Leo DiCaprio con el Oscar) habían seleccionado al Conrad como ganador en la categoría Mejor Nuevo Hotel de América del Sur 2018. Las razones principales para que el hotel se llevara este galardón fueron, entre otras, siete restaurantes de cocina de autor, 5 cinco piscinas, su club de playa, su spa y su imponente campo de golf de 18 hoyos con vista al mar.
Además de esto, me había enterado de que a principios de noviembre el hotel se había destacado en los World Luxury Hotel Awards (que son como los primeros premios, pero mucho más cool, porque sólo hablan de hoteles de lujo de todo el mundo), en los cuales ganó el premio de Resort con Playa Privada de Lujo para Suramérica. ¡Ah! Y sabía también un dato importante para la comelona que hay en mí: el hotel también ganó este año en los World Luxury Restaurant Awards los premios de Restaurante de lujo y Cocina Mediterránea. ¡Mejor dicho, yo ya tenía las expectativas más altas que un vuelo transoceánico!
La playa más tranquila de Cartagena
Arribé el pasado viernes en la mañana al hotel, donde me recibieron con un cocktail de bienvenida y me dieron paso a mi suite, con jacuzzi y terraza con vista a las piscinas, el campo de golf y el mar. El hotel, además, también tiene habitaciones con piscina privada y hasta una suite presidencial deeee-muerteeee-lentaaaa (¡es tremenda!).
Durante el día decidí disfrutar del club de playa, el cual ofrece una ventaja de la que pocos hoteles en Cartagena gozan: tranquilidad. Aunque hay vendedores en la playa, me pareció que tenían algún tipo de pacto respetuoso con el hotel y no incomodaban a ningún turista. Allí también hay un pequeño kiosco donde es posible comer ceviches, hamburguesas, arroces con mariscos y otros platos. En la playa también se pueden pedir bebidas con y sin licor, ya que hay personal que atiende a los huéspedes.
Desde mi punto de vista, la playa es el mejor espacio de todo el hotel, aunque seguramente si hay aficionados al golf entre los lectores de este blog, gozarían muchísimo más del campo. En mi caso, pasé la mayor parte de los dos días de mi viaje nadando en el mar, aunque también estuve tentada a disfrutar del spa, pues me contaron algunas clientes que sus rituales son increíbles y que las instalaciones son dignas de los mejores hoteles de lujo del mundo. Para mí, el mejor spa es una cerveza michelada y el sol, así que me hice mi propio ritual.
¡Sí! ¡Una piscina sin niños!
Durante el segundo día aproveché para disfrutar de las piscinas. Son cinco, una para todo el público frente al mar, otra para niños, una más que es destinada a toda la familia, un jacuzzi y la exclusiva para adultos (mi favorita, porque además tiene servicio de bar). No me juzguen por alegrarme de que el hotel ofreciera una piscina sin niños, porque de verdad creo que el relax en estos casos se consigue sin gritos, chapuzones sobre mi cara, ni juegos alrededor.
Todas las comidas las tomé en el hotel y calculo que el valor en promedio para cada plato fuerte es de 40 mil pesos colombianos, pues sus restaurantes tienen chefs reconocidos internacionalmente y la atención del personal es increíble.
El tercer día tuve que dejar el Conrad a las 6 de la mañana, pues mi vuelo por Viva Air hacia Bogotá salía muy temprano y el hotel se encuentra ubicado a unos 20 minutos del aeropuerto. Aunque pensé que no iba a poder desayunar en el alojamiento, ya que su servicio de restaurante iniciaba una hora después, me encontré con la sorpresa de que el personal estuvo dispuesto a ayudarme y prepararme una comida perfecta para finalizar el viaje.
¿Mi conclusión?
Al salir, me quedé pensando en que lo único malo del hotel es que queda muy lejos de la Ciudad Amurallada y que un recorrido en taxi hasta allí cuesta entre 50 mil y 60 mil pesos. Sin embargo, en ese momento me enteré de que el Conrad ya había pensado en eso y ofrecía un servicio gratuito para los huéspedes que así lo solicitaran en el lobby. En mi caso, nunca supe de este shuttle porque mi viaje fue enteramente de relax y playa, pero a todos los que quieran visitar el Centro Histórico de Cartagena les cuento sobre esta alternativa.
Debo admitir que, de todos los hoteles que he tenido la oportunidad de conocer alrededor del mundo gracias a mi trabajo como periodista de viajes, el Conrad es uno de los mejores. Aunque sus instalaciones son encantadoras y la playa es un espacio único en Cartagena, el mayor reconocimiento se lo llevan sus colaboradores, desde los botones, hasta los chefs, que le dan un tratamiento fabuloso a los huéspedes.
Así que si quieren celebrar una fecha especial, dar un regalo de aniversario o, simplemente, vivir unas vacaciones dignas de un magnate, váyanse a Cartagena y dense el gusto de vivir el Mejor Nuevo Hotel de América del Sur.
Agradecimientos especiales: Viva Air.
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