Tu cuerpo es precioso porque es tu casa. Tú habitas en él. Todas tus emociones y pensamientos se manifiestan a través del vehículo que es tu cuerpo. Las emociones son el lenguaje del cuerpo y los pensamientos, el lenguaje de la mente. Juntos, conforman un ser humano de capacidades únicas. Tú. Esa individualidad la compartes con tu gente, con tus amigos y tu familia: eres una parte de este mundo, y tu espacio es irremplazable. Por eso cuando una mujer abandona su cuerpo, deja mucho más que la materia de su forma, deja la morada desde la cual todo es posible.
Cuando hablo de abandonar el cuerpo, ¿a qué me refiero? Hablo de desconectarse de tus instintos, y desconfiar de ellos. Hablo de mirarse al espejo y solo tener críticas, de olvidar cómo atender tus necesidades, considerándolas irrelevantes, peligrosas, inmorales o inconvenientes. Nada de esto es benigno, todo tiene su consecuencia. Cuando una mujer no entabla una relación de amor con su cuerpo, la totalidad de la vida recibe el golpe. Querámoslo o no, necesitamos atendernos, cuidarnos. No es coincidencia que la sensación de placer desencadene la liberación de oxido nítrico, y este, a su vez libere beta endorfinas, las cuales favorecen la estabilidad de todo el sistema corporal. Si creemos que cuidarnos es restringirnos y querer forzar nuestro cuerpo a moldes inexequibles, debemos revisar el significado de autocuidado.
En el libro Inteligencia Emocional, Daniel Goleman hace referencia a los patrones de belleza actuales y cómo las mujeres somos vulnerables de creer en estos estereotipos como la norma. La verdad es que esa mujer que perseguimos es demasiado flaca para la mayoría de las mujeres. Algunas son naturalmente delgadas, otras no tanto. Todo hace parte de la diversidad de la vida. Estudios en indicadores de tasa de mortalidad muestran cómo las personas que hacen ejercicio y consumen más calorías son más longevas y sanas que las personas que hacen ejercicio y restringen calorías.
No podemos seguir pagando el precio de creer que todas debemos vernos iguales. El cuerpo femenino fue magistralmente diseñado. Si tú lo quieres, puedes iniciar una nueva relación con tu cuerpo, pero tendrás que retar lo que has creído por años. Tendrás que retar lo que las mujeres a tu alrededor han creído por años. Si tu carrera por perseguir este ideal te ha dejado plácida y alegre, continúa con tu estrategia. Pero si tu lucha te deja exhausta y triste, es hora de revisar el precio que pagas por verte como tu mente dicta que es correcto.
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