Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

El acontecer nacional durante estos más de tres meses, desde que empezaron los anuncios con el triunfo del pacto en las elecciones, ha estado plagado de todo tipo de anuncios, cada cual peor que el anterior. No he podido detectar un anuncio que nos llene de esperanza de un mejor vivir, de tranquilidad, de orgullo de patria, tanto que muchos ya ni saben que es patria y otros lo empiezan a olvidar a la fuerza, para terminar de tomar la opción de salir del país. Tanto los que creyeron en la opción ganadora como los que no lo creímos nunca, vemos que la posibilidad de vivir sabroso está en otra dimensión, cada vez más desconocida, porque en la que vivimos cada día es exactamente lo contrario.

En el mismo momento que se dieron los resultados, con los congresistas ya escogidos desde antes, los electos y el nuevo gobierno empezaron a coquetearse mutuamente, los que ya no se habían puesto de acuerdo de antes, de manera abierta o en privado. Los que fueron llegando lo hicieron con la disculpa del dialogo, que tanta falta ha hecho en las discusiones de los desafortunados proyectos de reformas, un dialogo solo entre políticos. Uno a uno se fueron apartando de su responsabilidad con los ciudadanos, que les dieron su voto para representarlos, para entregarse de cuerpo e intereses personales a esa alianza, que va en contra de su función constitucional de ejercer control sobre el gobierno y que entre otras cosas está basada en la confianza de ellos en el nuevo gobierno, a medida que van perdiendo la confianza, de manera inversamente proporcional, de parte del pueblo que los eligió.

Hay que ver qué tanto les dura esa confianza, porque por las decisiones que se ven, cada vez hay más decisiones en el congreso por donde pasa la aplanadora, pero muchos de los fieles a esa maquinaria, poco ven resultados para sus partidos, menos aún para sus regiones. Seguramente esto será peor después de aprobar a pupitrazo la reforma tributaria, desconociendo, tanto en la aprobación de la misma, como en el pupitrazo, el sentir de los colombianos, que ven que una reforma para aplicarse en 2023, tenga mensaje de urgencia en septiembre de 2022, pasando por su primera sesión con un solo debate, que por largo que haya sido (9 horas) no sirvió para absolutamente nada; pasó como si no hubieran estado ahí, como si a nadie le importara y prendiendo aún más las alarmas de gremios, industriales e incluso entidades del mismo estado, por no decir de los ciudadanos que a nadie le importa lo que piensen, los obnubilados esclavos de las alianzas.

Hablando de gremios, por las declaraciones recientes, han mostrado su desacuerdo con las reformas tributaria y laboral, pero también se puede observar que no se sienten representados, ni en el congreso ni en el gobierno, algunos incluso se sienten discriminados en actividades como congresos, a los que siempre iba el presidente a inaugurar o clausurar y en medio de la coyuntura más importante que han tenido en su historia, las agendas extrañamente se aprietan y el comodín que se saca de la baraja es el congreso de una asociación tan importante, y tan afectada negativamente por las reformas, como es la de los comerciantes, que mueven mucho de la economía nacional; también se notan los llamados, cada vez más frecuentes y sin eco, de los empresarios, de transportadores, de motociclistas, los vulnerables pensionados y tantos grupos y personas del escenario nacional.

Uno de los factores que más afecta a los comerciantes, y entre ellos a los tenderos, que se calcula en 250.000 los afectados drásticamente, son los impuestos incluidos en la tributaria a las bebidas ultra procesadas azucaradas y los alimentos ultra-procesados industrialmente Y/O con alto contenido de azucares, que llegaría hasta el 20% de impuestos, esto significa que esta tributaria puede aumentar el costo de vida en más de un 20% y disminuir las ventas proporcionalmente a los tenderos, cuyos clientes solo tendrán para comprar lo esencial para sobrevivir, que en muchas tiendas formales e informales no venden. Todos, ciudadanos, gremios, tenderos se han manifestado en contra y no hay quien levante la voz en contra de este abuso, a pesar que ya está demostrado en otros países que no surtió ningún efecto positivo en la salubridad nacional, pero sí redujo el consumo y en el caso de las bebidas fue reemplazado por otras que produjeron más obesidad, malo por todos lados, esta medida para lo único que sirve es para recoger más impuestos, supuestamente, mientras indudablemente sube el costo de vida en general, en muchos locales, las otras bebidas, incluso el agua, la suben a un valor aproximado o igual, que la que quedan las gaseosas, bebidas indiscutiblemente populares, cuyo aumento del 20% afecta directamente el diario de los más necesitados.

La Reforma Política es otro caso de sordera sobre el clamor de los colombianos, en donde además priman los intereses de los políticos sobre el general, como es el caso de las listas cerradas. Se puede decir que los colombianos están divididos miti-miti entre los que consideran mejor una o la otra, por lo que quitar esa posibilidad a una mitad, prácticamente dejaría a los partidos o gamonales políticos escoger su cuadrilla y le dejan al elector solo elegir el partido o la cabeza de lista. Teniendo que aceptar que incluyan en la misma a quien se les ocurra, sin importar sus antecedentes, su consanguineidad, su capacidad, ¡nada! Cada uno es un nombre más escondido debajo de los conocidos, creando más corrupción y dependencia de quien dirija la lista, es otro acto claro contra la democracia, para favorecer el interés de los partidos, cada vez más desprestigiados y definitivamente contra la meritocracia de presentarse cada uno individualmente y responder luego cada uno por su gestión, no por un bulto que no se sabe, quien es quien. Ya se ven notables embuchados en las ultimas listas cerradas electas.

No se sienten representados los analistas económicos que por todos los medios han mostrado el aumento local e internacional del costo de la vida y la incidencia grave en muchos escenarios. No hay quien hable del costo de la vida y lo traduzca en cifras de hambre en los debates del congreso y de ministros. Pero el sentimiento es en muchos aspectos de gran inconformidad, aumentando cada día las marchas y manifestaciones de personas afectadas por los cada vez peores anuncios, los motociclistas, los pensionados, los mineros, entre otros.

Un gobierno que se precie de ser el gobierno del cambio, del dialogo, de la vida, debe escuchar a todos, pero muy especialmente a quienes les hablan de las consecuencias de las reformas. No pueden ser catalogados de enemigos internos a los muy pocos que oyen a la población y llevan el mensaje al interior del gobierno. A nadie le cabe en la cabeza que ante un anuncio de recesión, hecho por la misma cabeza del gobierno, se autoimpongan gastos innecesarios, a todos los sectores de la economía nacional.

Un gobierno con las características anunciadas, si quiere hacer un verdadero cambio, que se note y afecte positivamente a los más necesitados, debería tener enfiladas todas sus baterías a combatir el altísimo costo de vida. En lugar de querer ser reconocido a nivel mundial por metas ambientales, por la reducción de carbono, en la cual nuestra influencia mundial es del 0.2%, a lo que si le puede apuntar es a ser líder a nivel mundial en reducción del costo de vida, eso sí pondría a los colombianos a vivir sabroso. Pero, se hace todo lo contrario al colocar impuestos a sus alimentos, bebidas, procesos y condiciones para venderlos, a la gasolina para transportarlos dentro de la ciudad y a pueblos cercanos, así como a Ecopetrol; a la energía que parecía que le iban a bajar, pero en estos dos meses le han subido lo que le piensan bajar en noviembre y teniendo la posibilidad de una reducción del 4 al 8 % en la tarifa, le incluyen en la tributaria un 3 % de tasa, entonces gran titular de bajada de la energía y escondido en una clausula la vuelve a subir, lo mismo que hizo el gobierno anterior con el soat, el cual cada vez está más impagable y también afecta el costo de vida.

Así como se ven las cosas, nadie nos representa en el congreso ni en el gobierno, a pesar de los juramentos de cumplir la constitución nacional, hay cláusulas que van abiertamente en contra de la misma, además de no cumplir con funciones que les atañen, no es solo ser elegidos por el voto popular, es representarnos en el congreso y en el gobierno, lo cual cada vez se ve menos real, al igual para un gobierno que en palabras es el gobierno del dialogo, cada vez nos representa menos y de la vida, pero cada día dificulta más el acceso a los alimentos por su alto costo, dejando la reducción del altísimo costo de la vida como la última de sus prioridades.

Compartir post