Hay que aceptarlo: hemos fracasado. No en el sentido definitivo de la existencia pero hay cosas que ya se escaparon y que nunca podremos alcanzar de nuevo. No es necesario estar viejos o sufrir una enfermedad terminal para darnos cuenta de que la vida, el tiempo, el amor -o lo que sea-, nos han derrotado ya un par de veces.
Si uno echa para atrás se ve a sí mismo como un sobreviviente. Hay amigos que murieron, familiares que se fueron del país y no regresaron, relaciones tóxicas que aunque se acabaron dejaron un trauma que impide volver a confiar en algo o en alguien. Por eso es que ahora no tenemos relaciones serias, solo nos divertimos mientras la compatibilidad aguante pero no estamos dispuestos a meternos de cabeza y apostarlo todo en una relación. Después de que uno fracasa en el amor no vuelve a emocionarse con las canciones de Leonard Cohen.
En mi caso, por ejemplo, jamás tuve una relación estable y formal en la adolescencia. Siempre fueron retazos de cosas imposibles. Recuerdo que en el colegio existían parejas que a los 17 compartían espacios familiares y actuaban como si estuviesen en un matrimonio de toda la vida. Jamás supe de qué se trataba porque me enamoré solo de las inalcanzables y no pude quemar esa etapa. Por eso ahora me gustan las mujeres menores y me llena de pánico cosas como tener un bebé y organizar una familia. Todavía me hace falta vivir esa burbuja en donde todo es sexo, aventura y felicidad. Aún no crezco y eso algunas veces duele -así me divierta-.
Pero el amor no es lo único en lo que fracasamos, lo que sucede es que a veces le apostamos más a eso que a las demás cosas.
Fracasar es también no saber cocinar, estudiar la carrera equivocada, dormir en compañía pero levantarse triste, con un vacío de esos imposibles de identificar. Solo llegan, te joden por una o dos horas y cuando estás en el fondo te dejan ahí, aplastado y llorando sin saber nada. Fracasar es no viajar, no tocar un instrumento o llevar años tratando de adelgazar. Es el beso de despedida que jamás dimos porque se acabó antes de que nos diéramos cuenta. Fracasar es no tener una canción favorita que te llene de ganas de hacerle el amor a alguien. Fracasar es una colección de pequeños vacíos por donde se nos sale el alma y por eso hay días en los que no nos provoca comer y quisiéramos mandar todo a la mierda, incluyendo las redes sociales y a la familia.
Por mi lado me hago el fuerte e ignoro todas esas señales de angustia o nostalgia que le dejan a uno las derrotas. Hay días en los que me lleno de valor y comienzo a hacer de mi vida algo especial y entonces despierto más temprano, aprovecho el tiempo y hasta logro bajar de peso.
Pero eso son solo días de días. Hoy por ejemplo quería escribir algo lindo y motivador.
Jorge Jiménez
El fracaso sirve para evaluarnos y aprender , no está mal equivocarnos, lo que esta mal es no aprender de los fracasos.
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Yo disiento de la concepción y generalización del fracaso. Siempre me han interesado más aquellos que creen en el esfuerzo, en la experiencia, para superarse; en ser alguien y en hacer algo útil a la sociedad y al entorno
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