El eminente bachiller Ernesto Macías anunció que en los próximos días presentará en el Congreso el proyecto de ley, “Por el cual se rinde honores al perfeccionismo de Iván Duque, y se declara ese mismo perfeccionismo patrimonio mental de la Nación”.
A modo de anécdota, Macías cuenta que la orden de elaboración del proyecto le cayó del Altísimo; es decir, de El Ubérrimo. Una noche, y en medio de un sueño, un espíritu en forma de vaca se le presenta y le dice: “Ernesto, usted es el elegido para llevar a cabo una trascendental tarea aquí en la tierra”.
Macías, dormido, le pregunta: “O sea, ¿elegido para suceder a mi presidente Duque?”
El espíritu vacuno le replica: “No sea bruto, Ernesto. Elegido para defender la magna obra de Duque. Lo de sucederlo, cualquiera con dos dedos de frente lo consigue. Hasta usted lo lograría, si se lo propusiera”.
Tras el piropo, Macías exclama “Hágase en mí según tu elocuente mugido”, y de inmediato da comienzo a la redacción del proyecto.
En un principio, el bachiller creyó que el perfeccionismo presidencial debía ser declarado patrimonio de la humanidad, y no de la Nación. Desistió de hacerlo cuando advirtió que su capacidad de adulación, por exceso de uso y abuso, estaba exhausta y ya no daba para tanto.
Luego consideró que el motivo esencial del proyecto podría ser el siguiente: “Es de aplaudir que, cuando salga del cargo, Duque no llevará consigo su perfeccionismo; quedará en la Casa de Nariño para uso y disfrute de los jóvenes que sueñen con ser presidentes. Iván podrá ser generoso, pero tacaño, jamás”.
También pensó que el proyecto debería incluir tareas específicas, como éstas:
El gobierno nacional evitará que se eche al olvido el perfeccionismo de Duque. Para ello creará estímulos fiscales que aumenten la memoria de los colombianos.
La Universidad Sergio Arboleda creará la cátedra de perfeccionismo Iván Duque, que será presidida y dictada por una estatua del propio Duque.
Otra escultura de Iván será erigida en la misma universidad. La admiración por este símbolo del perfeccionismo habrá de ser requisito indispensable para ser presidente de la República.
Varios congresistas conocen ya el fondo de la trascendental idea. En conclusión, la mayoría de ellos observa que el proyecto está dirigido, no a ensalzar el perfeccionismo presidencial, como se ha difundido, sino a mostrar la inagotable capacidad de adulación del bachiller Macías.
O de lambonería, para ser más amables con el honorable senador.
Representantes y Senadores deberían tener la obligación de pasar por un filtro que registrara sus neuronas activas y les descontara de su sueldo lo que le cuesta al pueblo Colombiano mantener esas otras momia-neuronas desvergonzadas que solo tienen pares en las de los gusanos que se arrastran entre el estiercol.
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Yo no he terminado ni la primaria por eso admiro tanto a todos esos dotores congresistas y presidentes que si la terminaron. Son unos genios.
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