A primera vista, el documental Te amo, ahora muere (I Love You, Now Die, Erin Lee Carr, 2019) parece una versión moderna de Romeo y Julieta, solo que en este caso no es Julieta la que toma el veneno. Ella es el veneno. Y lo peor, ambos son víctimas de diversas circunstancias que hacen de este hecho, ampliamente divulgado a nivel mundial, un paradigma de las relaciones modernas atravesadas por cupidos digitales, pero tan solitarias, ansiosas y calladas que es difícil predecir el resultado final.
En Estados Unidos el suicidio es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 10 a 18 años. Y las cifras se duplicaron en casi diez años, como lo muestra este informe de CNN. Casi al tiempo en que Facebook, Twitter y YouTube competían en popularidad con los mensajes de texto. O que la serie Glee se convertía para una generación entera en una vitrina de generosa inclusión y reflejo de varios conflictos sociales que aún hoy no pasan de moda.
Estos últimos elementos confluyen en la particular historia de amor entre Michelle Carter y Conrad Roy, quienes en dos años apenas se vieron pero que conectaron emocionalmente casi al instante. Las hojas de cuadernos y los colores se vieron reemplazados por circuitos y conexiones virtuales que plasmaban sus conversaciones, cada vez más frecuentes e intensas. En Te amo, ahora muere se reproducen como hilo conductor del drama que está por venir.
No obstante, Conrad Roy sufría de depresión. Sus padres se habían divorciado. En varias grabaciones se adivina inmediatamente su angustia. En ese sentido es comprensible el refugio que le brindaba Michelle, el paliativo a su dolor, un sufrimiento ignorado por su familia.
Ahora bien, si dices amar a alguien ¿es válido convencerlo para que se quite la vida? Esa es la parte más escabrosa de Te amo, ahora muere. El límite entre la inducción o ayuda al suicidio y el homicidio intencional prácticamente no existe. De acuerdo a nuestro Código Penal, el artículo 107 habla de “El que eficazmente induzca a otro al suicidio, o le preste una ayuda efectiva para su realización, incurrirá en prisión de treinta y dos (32) a ciento ocho (108) meses”. Queda claro que en Estados Unidos las penas son aún más severas. Excluyendo el tema de eutanasia, hablamos aquí de alguien que deliberadamente se empeñó en que otra persona acabara con su vida.
El debate jurídico que plantea Te amo, ahora muere es interesante pues establecer atenuantes para evitar la cárcel en estas circunstancias es la lucha emprendida por la defensa de Carter, que solo se resolverá hacia el final del juicio con un resultado abierto a toda clase de interpretaciones.
La virtualidad es el escenario perfecto para desencadenar factores que llevan a una u otra persona a tomar decisiones que en muchos casos llegan a ser lamentables. No tengo hijos, pero hablábamos en el screening de que siempre han persistido los problemas de comunicación con los padres. Y esa es una de las lecciones de este documental. No hay que dar nada por sentado en el primer momento en que los más jóvenes empiezan a socializar, enamorarse, conocer el valor de la amistad. No todo es lo que parece, vieja máxima del cine y la vida cotidiana, aplica con todo su rigor en Te amo, ahora muere.
Este documental inicia el mes de crimen en HBO. En dos episodios viene esta historia, y luego vendrá ¿Quién mató a Garret? cada martes de septiembre a las 8:00 p.m. por el canal y disponible posteriormente en su plataforma HBO GO.
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