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@Climateate

Hace algún tiempo, tuve la oportunidad de leer “La venganza de la Tierra”, un libro muy controversial que, a mi parecer relata muchas realidades sobre la situación actual de nuestro planeta y su relación intrínseca con la especie humana. Aunque no comparto absolutamente todo lo indicado en este libro; James Lovelock, un reconocido escritor y científico, proporciona un viaje con inesperados rumbos dentro de una lectura que busca concientizar de una forma enérgica a las actuales sociedades -y no solo-.

Lo escrito por Lovelock, no fue más que una confirmación de tantos aprendizajes obtenidos en seminarios, investigaciones y proyectos: el planeta no puede soportar más presión humana. El irremediable daño que le hemos causado al entorno se hace cada vez más preocupante y la respuesta de reacción por parte de la Tierra, se vuelve cada vez menos eficiente.

Voluntarios tratan de limpiar un río en Bulgaria

Ante lo insensata que se ha convertido nuestra sociedad actual, es necesario corregir errores, pero, para ello, es imperante que descansemos en la reconciliación hombre-naturaleza. Necesitamos comprender realmente que los recursos naturales no nos pertenecen, pues no somos sus gerentes, propietarios ni administradores. De entre los animales, somos la élite inteligente sobre la Tierra y a pesar de todo, no podemos dejar sola a Gaia.

Ahora bien, la pregunta que surge de todo esto es ¿cómo podemos afrontar estos desafíos y adaptarnos a mundo con una población intolerante, un clima cambiante y un enemigo latente como son los combustibles fósiles?

Nos encontramos ante un riesgo climático sin precedentes. El cambio climático genera en los actuales momentos, situaciones de caos mundial. ¡Está encendida la señal de alarma! Muchas naciones del mundo, ya sufren las consecuencias nefastas de malas administraciones ambientales, sociales y políticas; elevando a un gran número, la vulnerabilidad de los ciudadanos ante situaciones irremediables de estrés social y ecológico.

La fósil-dependencia, el consumismo y los desequilibrios sociales han sido -y lamentablemente, seguirán siendo por mucho tiempo más-, el “talón de Aquiles” de un planeta perfecto con sociedades imperfectas. La raza humana no puede seguir alimentando un crecimiento económico irracional y desbordado, basado en una producción “retrograda” originada desde la Revolución Industrial.

Tal como lo indicara Christopher Field (un reconocido biólogo) en una reciente entrevista, “nuestra forma de actuar en relación con el cambio climático va a impactar decisivamente en el tipo de medio ambiente y economía que dejaremos a nuestros descendientes”.

Cauchos a ser reciclados en un campo de Francia

Todo el mundo, con el tiempo, tendrá que “pagar” el verdadero costo de la energía que está usando, del cambio climático que está causando, de la pérdida de biodiversidad que está provocando, de la fósil-dependencia que está financiando y del analfabetismo ambiental que está manteniendo.

Sin embargo, (-porque siempre existe un “pero”-), debemos destacar enérgicamente las iniciativas locales de comunidades preocupadas por este estrés que estamos causando, tanto al planeta como a las sociedades, las cuales generan un foco de esperanza importante en todo el mundo. Esas comunidades son las verdaderas responsables de ejercer grandes y positivos cambios en nuestro actual modo de vida, bien sea por medio de la reforestación, recolección de desechos, educación o la incorporación de miembros de la comunidad en propuestas políticas y ciudadanas que favorezcan la conservación de los recursos naturales.

Debido a esto, resulta sumamente importante la transferencia de información y conocimientos hacia las comunidades, ya que serán éstas, las verdaderas generadoras de una mejor relación con el entorno, innovando nuestro actual modelo de desarrollo.

Es hora de privilegiar la conservación de los recursos naturales y de todo el planeta, en vez de privilegiar el crecimiento insostenible y personal tal y como se hace hoy en día. Es hora de reconocer que la clave de las naciones del futuro, será su actual comportamiento y holismo con el ambiente.

Resiliencia, sostenibilidad y adaptación: las claves de un nuevo modelo de desarrollo y crecimiento, más allá de las sociedades verdes…

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