La final del FPC desde el sentir de un hincha azul
La final Millos – Santafé: sufrida por los hinchas y merecida por los equipos
Por fin en 2017 llegó el encuentro tan esperado por los dos equipos más tradicionales de Bogotá. La final del FPC. El clásico de capitalinos, el clásico que siempre estremece al Campín. El clásico que esta vez dejará sí o sí la estrella del fútbol colombiano en la capital.
Millonarios y Santafé se juegan dos partidos para comerse las uñas, y como hincha del Embajador, también tengo toda la atención puesta y la tensión alta en esta final de la liga del fútbol colombiano.
Buena parte de los nervios, la adrenalina y las uñas se consumieron frente al América del Pulpo Bejarano (arquerazo); y lo propio hicieron los santafereños frente al Tolima; pero ya finalistas ambos, la ansiedad es a otro precio.
Aunque la gran historia muestre superioridad de Millonarios en duelos y en títulos, la historia reciente le da más triunfos al rojo (no solo en partidos sino en títulos, también).
En cifras este semestre están parejos según la redacción de deportes del El Tiempo de ayer (aunque siempre con algo de predominio del rojo, que terminó mejor en la tabla y con la ventaja teórica de terminar como local).
Algunos analistas mencionan como fortaleza de Santafé la técnica de esperar atrás con mucho orden y contraatacar en los descuidos del rival; lo que no lo convierte en un equipo cobarde sino táctico, y eso le ha funcionado hasta para ganar la Sudamericana.
Otros mencionan como fortalezas de Millos la garra, la perseverancia y los talentos individuales en todas las áreas de la cancha. Yo con mi corazón azul le reconozco eso a mi equipo que, sin lujos, sin especulaciones llegó a esta final. Leí por ahí en una columna de Eduardo Arias, hincha santafereño: “Me preocupa mucho el nadadito de perro de Millonarios en esta campaña”.
Muchos otros dicen que si se trata de nómina, ninguno de los dos debería estar jugando la final porque había otras mejores (por lo menos sobre el papel), como la de Junior y la de Nacional.
Pero nada de eso afecta el sentimiento del hincha. Para nosotros es un orgullo ver a nuestros equipos disputando una final del FPC y punto.
Soy hincha de Millos desde que conocí de cerca el fútbol; como dice una de las canciones del equipo “cuando era niño vi a Millonarios y me enamoré”. Soy hincha desde niño, cuando iba al estadio a verlo jugar sin importar si ganaba perdía o empataba; lo emocionante era verlo jugar y así ha sido siempre. Sé que a todos los hinchas, de todos los equipos, les pasa lo mismo.
En mi niñez, cuando me enamoré de Millonarios, en el estadio nos sentábamos al lado de hinchas santafereños o del rival de turno y no había agresiones, insultos o, mucho menos, peligraba la vida.
Cuando había clásico íbamos con los vecinos del rojo en el mismo carro o el mismo bus y entrábamos a la misma localidad en sillas contiguas. Nos comíamos una fritanga antes del partido, el ganador “se la montaba” sanamente al perdedor y otra vez nos íbamos juntos para el barrio. Eso es fútbol; el insulto y la agresión son signos de estupidez aguda.
Aunque no lo crean, hay cosas santafereñas que me gustan, por ejemplo, el chocolate y el ajiaco. Es más, tengo muchos amigos hinchas del rojo, y a ellos les digo que, si Millos se queda con la estrella, se las montaré unos días, como siempre que les ganamos.
Pero también les digo de una vez que si gana el rojo me aguantaré con valentía sus montadas, como siempre que nos ganan. Sin insultos, sin agresiones; como seres con encéfalos altamente desarrollados y pulgares opuestos, y no como micos con puñales o con teclados.
Volviendo a lo futbolístico debo confesar que es un gran peso el que se quita uno de encima al ver que el favorito de medios, expertos y hasta pitonisas sea Santafé, porque si gana, es lo que se esperaba y dará tristeza, claro, pero ya sin ese peso no será una gran tragedia para Millos; y si gana mi azul, será una hazaña por ganarle al favorito, al que mejores credenciales presenta en la actualidad, por lo menos sobre el papel, como venía pasando con las nóminas de Junior y Nacional.
Eso sí, sin importar lo que digan los medios, los expertos, las videntes y algunos hinchas del rojo que ya se dieron por ganadores, como hincha siempre tendré la fe intacta hasta el pitazo final.
Que comience el juego.
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