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Seis trucos para ser buen profesor

Aunque estudiar una licenciatura es para muchos la última opción, una buena parte de los profesores en nuestro país son ingenieros, diseñadores, abogados, contadores y hasta odontólogos he visto dando clases de inglés. Estos profesionales incursionan resignados en la docencia a causa de la poca demanda en sus campos de acción. Y la verdad es que muchos de ellos no saben ser profesores. Tienen el conocimiento, son muy tesos, pero de ahí a trasmitir eso que saben hay un abismo de distancia. A ellos, y a otros licenciados que están un poco fríos, les quiero compartir unos trucos que pueden mejorar sus clases.

6. Organización y planeación 

Nadie más que los profesores debemos estar siempre dispuestos a improvisar. No obstante, improvisar no es bueno cuando llegamos todos los días a eso. Hay que planear las clases. Hay que llevar registro y documentos que nos eviten llegar a preguntar ¿en qué quedamos? Dado que siempre tenemos varios cursos, debemos ser ordenados. Eso nos libra de muchos inconvenientes y los estudiantes aprenden más.

5. Aprendizaje significativo

Para que una relación de un conjunto A en otro B sea función, debe cumplir dos condiciones, a saber:
→ Todo elemento del conjunto de partida A debe tener imagen.
La imagen de cada elemento x E A debe ser única. Es decir, ningún elemento del dominio puede tener más de una imagen…

¿Y qué tal si decimos que para que una relación de un conjunto A en otro B sea función, suponiendo que los elementos del conjunto A son hombres y los del conjunto B son mujeres, ningún hombre puede tener más de una mujer? ¿Qué tal si empezamos a usar los elementos que hay en el aula para explicarlo todo?

4. Buen uso del tablero

Por lo general, los profesores no aprovechamos TODO el tablero. A veces incluso no usamos las dos tintas. Entonces el caos no puede ser peor. La información en el tablero debe tener tal orden que un estudiante que llega tarde puede adelantarse sin hacer muchas preguntas. Debemos evitar las abreviaturas y la letra perezosa. No es necesario estar borrando a toda hora, porque el tablero es grande. Hay que trazar líneas y partir el tablero en dos o tres partes. El perfecto uso del tablero es uno de los procesos que hacen nuestras clases mucho más eficientes.

3. Relajarse

Alunas veces nos tensionamos al punto que se nos escurren de la frente las gotas de sudor. Los profesores somos humanos, y no tenemos razones para dejar de ser nosotros mismos dentro de las aulas. La postura, los movimientos, el tono de la voz, un chiste de vez en cuando, una pausa activa. Entre más sea uno mismo, más nos vamos a dar a entender. Se tiene la idea de que el profesor es un ogro, y puede ser verdad, pero a ninguno nos pagan por ser ogro.

2. Dejar la carreta, la cantaleta

He estado en clase de dos horas en las que el profesor se la pasa todo el tiempo dando cantaleta. Relajémonos.

1. Hacer preguntas cada cinco minutos

Hay que integrar al estudiante no solo en el proceso de aprendizaje sino también en el de la enseñanza. La clase es aburrida cuando el profesor de Biología que va a hablar de Metabolismo empieza definiendo el concepto. La clase deja de ser tan aburrida cuando el profesor empieza preguntando, después de decir que se va a hablar de metabolismo, ¿qué es metabolismo? Si nadie dice nada, el profesor señala por el nombre: Juliana, ¿qué entiende usted por metabolismo? ¿Y usted Pacheco? ¿Clara, ha escuchado alguna vez la palabra metabolismo? ¿En qué situación? Así, la clase se la dan los mismos estudiantes, porque ciertamente el profesor no es un genio que lo sabe todo, resulta que los estudiantes también saben. El profesor que no hace preguntas cada cinco minutos, es de los que arrullan. Ahí es cuando se justifica que los estudiantes se claven en su WhatsApp. Así, quién no. Hacer preguntas cada cinco minutos es el ingrediente más importante a la hora de no dar clases aburridas.

Yo creo que no necesariamente hay que tener formación en docencia para ser buen profesor. Todos hemos sido estudiantes, todos hemos tenido profes malos y profes buenos. De los primeros entendemos todo lo que no debemos ser, de los otros todo lo que sí. Ser profesor puede ser bueno o malo, rentable o no rentable, eso depende de lo buen o lo mal docente que uno sea.

En Twitter @Vuelodeverdad

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