El pasado mes de junio Netflix hizo honor al mes del orgullo LGBT trayendo a su catálogo Tales of the City, una miniserie que bien podría llamarse un remake de lo que algunos vieron en septiembre de 1993.
Se trata de una historia que sigue la vida de varios personajes que ilustran la diversidad y la identidad de género en las reconocidas calles de San Francisco.
Sigue los cambios y los momentos cruciales de quienes están descubriendo no solo su identidad, sino su vida. Aquí hay algo significativo y es que difícilmente hemos podido ver historias LGBT que enmarquen otros escenarios de la vida de los personajes más allá de la orientación sexual. Y si bien la serie transita por ese espacio con recurrencia, se oxigena de muchos otros elementos.
La música es, sin duda, un punto fuerte en Tales of the City, pues es magnética y precisa; endulza los momentos y logra emocionar.
Ellen Page (Shawna) y Laura Linney (Mary Ann) son maravillosas; transmiten una química atípica bastante interesante y nos regalan momentos emotivos justo a tiempo. Mary Ann es la mujer que nos saca carcajadas a lo largo de la serie; es auténtica, divertida y natural. Sus apariciones son comedia de la buena y sin pretensiones.
Por otro lado, Zosia Mamet (quien interpreta a Claire Duncan), es el borde del abismo. Es un personaje flojo, al que además dan una carga enorme dentro de la historia, y por supuesto no la soporta. En lugar de ser irreverente y fría, es insulsa, insípida; difícilmente logra conectar.
A diferencia, por ejemplo, de Daniela Vega (actriz protagónica de Una mujer fantástica), quien a pesar de tener pocos minutos en pantalla, consigue un personaje redondo que nos molesta y nos incomoda, pero que también nos seduce y persuade por su gran excentricidad.
Y ahora, lo que sí considero un desperdicio y casi una necedad fue la ambición equívoca de Ani y Raven, los instagrammers que pretenden darle un tono cómico al curso de la trama, pero que poco aportan y sí arruinan gran parte de los momentos en los que son protagonistas.
Dicho esto, puedo decir que es una serie de momentos, no es constante, pero sí logra situaciones impecables.
Por un lado, la gran lástima de Tales of the City es la resolución del conflicto. Tristemente el desenlace se percibe forzado, los hilos que al final quedan en las historias de los personajes se conectan de forma arbitraria, casi sin sentido.
Por fortuna, los últimos minutos que nos regala son emotivos y cargados de una sensibilidad armónica, natural. Y sería imposible mencionar su gran logro: transmitir esa calidez de hogar. Conseguir eso, en efecto, es un trabajo difícil; llegar al punto en el que el espectador se siente en realidad parte de la historia, un vecino más de Barbary Lane, empático hacia los personajes, identificado con las historias de vida, conmovido por sus decisiones. Ahí es donde realmente reposa la magia de este relato.
7 claquetazos de 10.
Comentarios