Debo confesar que a veces me siento aburrida de ser el blanco de burlas de quienes no comparten mi fe, pero sí se dicen defensores de las libertades. Soy cristiana hace más de 10 años y diferente a lo que muchos podrían pensar, porque se supone vivimos en un mundo que hace alarde de su libertad de culto, creer en Dios es cada vez más difícil.
Pienso en quienes han dado su vida en pos de vivir con plena libertad su fe, compartirla a otros o ayudando a sus comunidades en medio de vetos, conflictos y guerras y me pregunto por qué no volvimos a hablar de esos héroes anónimos. Porque aunque no sea un tema que ocupe las primeras planas de los medios a diario, la verdad es que siguen muriendo o siendo perseguidas personas por confesar sus creencias. Tan solo por dar un dato, citando a Emilio Cárdenas en su texto ‘Incesante persecución a los cristianos en el mundo‘, publicado en el diario La Nación:
En el 2016, las persecuciones más intensas contra los cristianos ocurrieron en: Corea del Norte, Somalía, Afganistán, Pakistán, Sudán, Siria, Irak e Irán. Lamentablemente hay, entre los 50 países del mundo en los que las persecuciones contra los cristianos fueron las más intensas el año pasado, dos países latinoamericanos: esto son México y Colombia, que ocupan los lugares 41° y 50°, respectivamente de ese sórdido listado.
He entendido el valor de respetar a quienes piensan diferente a mí esperando recibir lo mismo de vuelta, pero, para ser sincera, es cada vez más común soportar el ser descalificada por otros simplemente por decir que creo en Dios.
Sé que escribir sobre estos temas en un medio de comunicación es llamar a una «tormenta de arena virtual», pues más de uno, sin siquiera leer el texto, te va a ofender y sacará a relucir los lugares comunes que siempre adornan este tipo de conversaciones. Por eso, lejos de hacer de este post en mi blog un debate por quién tiene la razón, es una invitación a que nos escuchemos y nos hablemos con respeto de parte y parte.
Nos tratan de “godos”, “cerrados de la cabeza”, “ignorantes”, «estúpidos» entre otras expresiones que demuestran que en ocasiones se nos olvida que el termino tolerancia se debería aplicar no solo para esas comunidades a las que somos afines sino también a aquellas que no entendemos o que simplemente desconocemos.
No, no soy de los que creen porque sí, de los que van a una iglesia cristiana por convención social o heredad familiar, ni tampoco me extirparon el cerebro en mi camino a Dios. Al contrario, he logrado entender que Él no quiere que deje mi cerebro en la puerta sino que sea una mujer intelectualmente preparada en todos los roles de mi vida: como hija, hermana, amiga, vecina, ciudadana y en mi oficio como periodista. Seguir a Jesús me desafía a diario a amar a los otros, a tratar de ser coherente y a promulgar mi fe con argumentos fuertes (no perfecta, porque al fin y al cabo seguimos siendo humanos).
Trabajo para aprender a escuchar a los demás así como me gustaría ser escuchada: con atención y respeto. Creo que seguir a Dios no se trata de religión, sino de una relación diaria para conocerle y experimentarlo personalmente, alejada de tradiciones o protocolos replicados a control remoto.
No me gusta el licor (de hecho repudio su olor) o el cigarrillo, no me divierten las fiestas porque sencillamente no es mi ambiente y sí, creo en eso de esperar hasta el matrimonio. No lo hago por obligación, nadie me está presionando o me lo ha prohibido, lo hago por convicción.
¿Por qué es tan difícil de entender? ¿Qué le hace creer a las personas que por ser esa mi opción de vida soy menos feliz o no disfruto lo suficiente mi juventud? Y de paso, si alguna vez le causó curiosidad, le respondo: ¡Me siento feliz y plena viviendo así! Entre más pasan los años más convencida estoy de que ha sido mi mejor decisión. Por eso, apreciaría que en vez de insistir una y otra vez en que cambie mi elección, decida respetar mis creencias.
Sé que en ocasiones las iglesias han cometido errores como institución, que hay testimonios que desilusionan, pero: ¿Por qué culpar a Dios de las fallas de las personas? ¿Por qué medir a todos los que seguimos a Jesús por equivocaciones individuales? ¿Qué tal si nos da una segunda oportunidad y nos conocemos sin prevenciones o estigmas?
Aunque parece que el decir que se cree en Dios para algunos está pasado de moda o es impopular, vuelvo y lo escribo: sí, creo en Dios, leo la Biblia, voy a una Iglesia y no me da pena decirlo.
Por eso le pido que la próxima vez que esté frente a alguien que cree, en vez de tratarlo de ‘bobo’ o de sacar su lista de argumentos para intentar matarle la fe, ponga en práctica la tolerancia y por qué no, escuche lo que tiene para decir, conozca su historia de vida.
Una última pregunta: ¿podría respetar el que piensen diferente a usted sin burlarse o hacer chistes irrespetuosos sobre su fe?
___
**Para cualquier comentario, sugerencia de temas para la próxima entrada o si quieren charlar pueden escribirme a dravelomendez@gmail.com o en Twitter: @DianaRavelo.
Woow, muchas gracias por esta carta! No sabes cuánto me ayuda a saber que no soy la única persona que va luchando sola con el mismo tema en mi día a día. Enserio muchas gracias!! Me ha ayudado demaciado❤ saludos.
Califica:
Hola Diana, no sé si aún vez tu blog, quiero agradecer lo honesta que eres al escribir tu opinion sobre la religión, la fé o cristianismo basada en tu experiencia de vida. Sobre tu pregunta me declaro una persona respetuosa de las creencias que pueda tener cada individuo aún cuando se crea en uno mismo. Desde pequeña siempre e investigado sobre las culturas, las creencias, el ser espiritual, lo divino, también de la maldad, todo esto visto con los ojos de muchas personas que he conocido, ya que cada uno mide de distinta forma lo malo y lo bueno he tratado de no encerrar mi mente a una creencia cultura o lugar en específico. Aunque es obvio que es dificil no tener arraigada una idea ya que el lugar donde uno crece y quienes te rodean te van formando, para bien o para mal, perteneci y participe de la religión católica hasta cerca de los 23 años, hoy tengo 37 y ya no participo de la religión católica, creci en una familia conservadora, machista, cariñosa, con buenos padres trabajadores y nos enseñaron a mi y mis hermanos mucho los valores. En especial el respeto. La iglesia en la que participe, siempre fue muy carismatica y alegre, mi familia estaba muy involucrada, cuando logre tener algo de madurez como adolescente me fui dando cuenta que habian cosas que no me hacian feliz y que siempre me desagradaron pero no lograba darme cuenta del todo, pero en algun momento pude darme cuenta que cosas eran; el mischismo en mi casa, el respeto excesivo al hombre, no lograba entener porque la mujer no era tomada en cuenta en la biblia ni en las ceremonias que se realizaban en mi iglesia, conoci mujeres muy capacez y me desagradaba ver siempre ver un hombre dirigiendo una misa, hablando sobre como debiamos ser, y notar en el una actitud de superioridad que juzgaba a los demas, y darme cuenta que en la misma misa era muy despota con los acólitos que le acompañaban, con la gente que dedicaba su tiempo a preparar todo o servir a la iglesia, de como sentia una mirada de alguien que busca encontrar tu lado debil para hacerte sentir culpable por algo, y en ocasiones alguien que sentia que podia ser tan cercano, que era capaz de acercarse con un abrazo excesivo el cual no era mal visto por mis padres porque el era un personaje de respeto. Hoy aúnque no voy a la Iglesia permito que mi hija vaya porque ella quiere hacerlo, pero he conversado con ella sobre mi experiencia, para que pueda discernir en base a lo que a vivido cerca de mis padres, parientes, y mi vida, su propia opinion, ya que creo que cuando se es niño y joven es dificil madurar tu fé en Dios y es necesario una orientación, me hubiera gustado que no fuera una religión si no mas bien el conocer muchas formas pero es dificil tener la espiritualidad al alcance de la crianza de nuestros hijos, ya que siempre está ligada a religiones y la tecnología no siempre ayuda. No me sorprendería que ella quiera pertenecer a muchas religiones o a ninguna ya que yo la insto a que aprenda a conocerce y a buscar a dios en donde sea, partiendo desde su corazon y como dices tu alejada de protocolos y tradiciones que en algunas culturas son salvajes, y en muchas religiones la mujer es opacada, anulada.