Soy de esos a los que no les gusta escuchar notas de voz por WhatsApp. Mejor dicho, por ningún lado. Todo empezó por aquello de andar entre reuniones. Uno en medio de una junta puede desviar un ojo y leer ‘en un carrerón’ lo que le tienen que decir, pero ni modos de poner el celular en la oreja y escuchar el bendito audio.
No me malinterpreten. No digo que las notas de voz sean malas. Por el contrario, ayudan mucho en ocasiones, como cuando alguien necesita algo urgente y tú vas caminando, o manejando, así que aprovechas el semáforo para dar la respuesta rápido. Lo que dices en 10 segundos te puede tomar 40 escribirlo, y eso si eres ágil con el teclado, porque a los torpes nos toca corregir 4 de cada 5 palabras. Bendito sea el autocorrector, es una puntería.
Pero es que una nota de voz de más de 1 minuto ya es una exageración. Si tienes tanto qué decirme, ¡llámame! Y de paso charlamos un rato, nos contamos qué más de la vida y echamos rulo. Es que de verdad hay notas de voz tan largas que clasifican para Spotify.
Si pueden, lean las respuestas de este tweet.
Confirmen que a ustedes tampoco les gusta que les manden nota de voz.
Y de paso me cuentan: ¿Por qué no les gusta?
A mí, porque estoy en reuniones y no puedo escuchar, o porque estoy en medio de mi canción favorita.— Marmota Gamboa (@OmarGamboa) September 10, 2019
Otra razón por la que no escucho notas de voz es porque soy melómano, me gusta escuchar música todo el tiempo (como a la mayoría de personas, supongo). Y parar Bohemian Rhapsody en pleno coro para escuchar a alguien decir pendejadas, es pecado. Si Stairway to Heaven dura 8 minutos, con notas de voz termina siendo de 15. Cuando se acaba la tarde uno analiza y se da cuenta de que no alcanzó a escuchar dos canciones en todo el día. El hijo de una prima dice «No voy a parar mi bella canción para escuchar tu fea voz». Al principio me parecía agresivo pero, aceptémoslo, en el fondo muchos pensamos lo mismo.
Hay notas de voz tan largas que deberían subirlas a Spotify.
Los que me leen de hace rato saben que ando obsesionado con la eficiencia y la manera de distribuir el tiempo. Y dado que las notas de voz son una interrupción al ritmo de trabajo, decidí escucharlas dos veces al día: A medio día y al final de la tarde. Lo puse como estado en WhatsApp, aunque nadie lee esa vaina y por eso no me ha servido de mucho. Y creo que voy a dejar la frase “estoy en reunión, no te puedo escuchar” escrita en el bloc de notas, así la puedo copiar y pegar cada que alguien me envía una nota.
Si las notas de voz son así de largas, ¿por qué no se llaman?
Ahora, a los clientes uno trata de escucharles las notas porque son clientes. Pero, ¿a los proveedores? Tengo uno cuya primera nota de voz siempre dura 2 segundos y es para saludarme y para preguntarme cómo estoy. O sea, muy decente y todo, ¡PERO ESCRIBA! Deje la puerca pereza. O el que me escribe para decirme “ya quedó todo listo”. ¿En serio? ¿Saben cuánto me tomó escribir eso acá? 2 segundos. DOS.
Otra cosa es que a veces te concentras para trabajar. Les pasa mucho a los desarrolladores, que están inspirados echando código, pero no solo a ellos. Uno puede estar en medio de un correo, un comunicado de prensa, una presentación, una investigación. Y parar para escuchar una nota de voz preguntando si al fin va al asado del domingo, te corta la inspiración.
¿O qué me dicen de los que mandan notas de voz, uno les dice que no puede escuchar ¡Y LUEGO MANDAN OTRA NOTA DE VOZ! ? ¿Qué tienen en el cerebro? ¿Aserrín? No les estoy exagerando. Me ha pasado y varias veces. La imagen de abajo es de una conversación mía. ‘100% real no fake’.
Miren: uno escucha notas de voz pero no de todo el mundo. Uno escucha las de la mamá, la novia, alguna que otra tía y pare de contar. Hay notas de voz que vale la pena poner, sobretodo si son de la traga, o de esas amistades que uno lleva rato sin escuchar. Pero esas son el 1 por ciento.
Otra cosa de las notas de voz es que la conversación no es espontánea. Si uno se equivoca la borra. ¿Qué gracia tiene eso? Hace un tiempo me mandaron algo tan gracioso que me ataqué a reír. Cuando grabé la nota de respuesta aún me estaba riendo, pero algo pasó y se me dañó la nota, así que la volví a enviar, pero ya la risa no me salió igual. Termina uno libreteando el “jajaja”. Después del tercer intento ya la risa era tan falsa que preferí mandarle un sticker de carcajada, pero si luego le mando la nota de voz y estoy más serio que sacerdote en funeral, pues no encaja. Terminé mandándole todo por escrito como a las tres horas. Hasta ahí llegó el ritmo de la conversación.
Y apuesto que no soy el único al que le ha pasado. Es imposible, jejeje. Ah, perdón, esa no me salió tan bien: «¡Es imposible! JAJAJAJA».
En noticias de la menor importancia para la humanidad pero muy importantes para mí, vamos avanzando con los PremiosTW. Esta semana hacemos el anuncio del lugar y la fecha, y lanzamos el sitio web. También vamos a habilitar las votaciones para que escojan sus tuiteros favoritos. De igual forma se pueden enterar por las redes de @premiostwco en Instagram y Twitter. Ya empezamos la labor comercial y ya nos contactó la primera marca interesada en patrocinar. Obvio estoy muy contento por eso.
Como les había prometido, en mi blog personal estoy contando la historia del evento. Acá pueden leer la segunda entrega.
Un abrazo para todos, como siempre gracias por leer, comentar y sobretodo compartir. ¡Chau!
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Algunas entradas anteriores: «La verdad de vivir solo«, «El país de la doble moral«, «La DIAN nos tiene jodidos«.
Me pregunto porqué le darán espacio a una huevonada como esta. A quién le importa si a este man le gustan o no las notas de voz.
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Gracias por el comentario, Néstor. Recientes encuestas concluyen que 4 de cada 5 personas están interesadas. El universo fue: Mi mamá, dos tías, mi novia y un primo.
Un abrazo.
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